La comunicación de los sentimientos es un asunto delicado, ya que nos jugamos mucho cada vez que lo hacemos. De que lo hagamos bien, depende que consigamos la confianza de otra persona, la credibilidad, ganar o perder un trabajo o una amistad… hasta la calidad de nuestra relación amorosa.
Hacerlo bien nos permite que la comunicación sea más auténtica, y sea precisa, lo que ayuda a enriquecer las relaciones, a reducir el estrés y la conflictividad, y a promover una autoestima saludable.
John Gray, autor del libro Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus, dice. “Como seres humanos, somos expertos en ocultar la verdad acerca de nuestros sentimientos. Poco a poco, perderás el contacto con lo que realmente sientes y, aunque quieras, no conseguirás decir la verdad sobre tus sentimientos concretos. Cuanta más verdad tengas en tu vida, más amor sentirás. Unas relaciones sinceras, con una comunicación directa y efectiva representan un creciente caudal de amor y de propia autoestima”.
Simplificando mucho, se podría decir que a los hombres se les han educado para mostrar rabia y coraje y no llorar nunca. En cambio, a las mujeres se les ha enseñado que las lágrimas ayudan a desahogar la ira reprimida.
SI TIENES QUE DECLARAR TU AMOR:
Se sabe que cuando una persona es importante para nosotros, o sentimos mucho amor hacia ella, tememos continuamente el rechazo de nuestro amor, por eso es muy conveniente expresarles nuestros sentimientos con convicción y sin complejos: le estamos hablando de nuestro mejor sentimiento. Hay que acostumbrarse a decir todo lo que gusta de la otra persona, contarle cómo estamos a su lado, y los proyectos que hay con ella o hacia ella; hay que manifestarle el entusiasmo y placer que nos produce, y escuchar atender sus reacciones y escuchar sus respuestas.
SI TIENES QUE MOSTRAR TU PREOCUPACIÓN:
Ante alguien que te importa y que está adoptando una postura que puede ser un riesgo, hazle saber tu opinión ante esa postura suya; deja claro que, de todos modos, contará con tu ayuda y respeto, pero anímale a que recapacite o busque otra opinión y más apoyo en gente de confianza.
SI TIENES QUE HACERTE COMPRENDER:
Si el otro no sigue tu pauta de comunicación, o habla contigo pero “en otro idioma”, pídele que te escuche. Para ello utiliza un tono firme y claro, pero no agresivo. Aclara que no quieres herir, pero tampoco quieres ser ignorado. Más o menos, que entiendes sus razones y puntos de vista, pero deseas que él también comprenda las tuyas.
SI TIENES QUE DECIR QUE TE SIENTES EXCLUIDO:
Si tu pareja no cuenta contigo cuando sale con sus amigos, o tu amiga sólo hace planes contigo cuando no tiene otra cosa que hacer, advierte que esa conducta te hace daño, que te sientes fuera de su vida, que te sientes mal, y que te gustaría que, sinceramente, contara contigo más.
SI RECIBES OFENSAS VERBALES: o te sientes atacado y no sabes si la otra persona se está dando cuenta de ello, adviértele que está siendo agresiva, y si quiere hablar de lo que le está pasando para ver si se puede resolver el problema. Si percibe que te preocupas por ella, dejará de atacarte como si fueras su enemigo. Ayúdale como puedas a enseñarle a comunicarse mejor.
SI TIENES QUE COMUNICAR UNA MALA NOTICIA: primero ponte en el lugar del otro pero manteniendo la distancia necesaria para poder ayudarle. Sé claro, honesto, no te andes por las ramas, no transmitas falsas esperanzas si es que no las hay reales, y prepárate a presenciar y acoger su dolor o tristeza, pero no te dejes arrastrar por ello, porque en esos momentos es más útil tu entereza y objetividad, por si es necesario que se apoyen en ti.
CINCO REGLAS PARA EVITAR MALENTENDIDOS
Habla en primera persona.- Acostúmbrate a usar frases que empiecen por “me gusta…”, “me siento…”, “quiero…”
No te reprimas.- No dejes pasar las situaciones confusas sin clarificarlas. Si algo te ha molestado, intenta aclararlo inmediatamente. Es mejor expresar, correctamente, el malestar que quedarte con él dándole vueltas.
Anima al otro.- Incluye frases reforzantes. Si algo te ha gustado, házselo saber. Si le aprecias, díselo.
Siempre, sinceridad.- Si te has enfadado, haz saber el motivo para que la otra persona trate de evitarlo la próxima vez. Di lo que sientes y lo que esperas.
Incluye los ingredientes básicos.- Tus necesidades, deseos, cómo repercuten en ti las distintas situaciones. Evita reproches, el deseo de herir y la auto-compasión. Esto último, enmascara tus sentimientos reales y hace que la otra persona te entienda mal.