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 EL MIEDO (Krishnamurti)



Abril 10, 2011, 08:21:47 pm
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Desconectado Francisco de Sales

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EL MIEDO (Krishnamurti)
« en: Abril 10, 2011, 08:21:47 pm »
Krishnamurti: ¿Qué entendemos por miedo? ¿Miedo de qué? Hay diversos tipos de miedo, y no necesitamos analizar cada uno. Pero podemos ver que el miedo surge cuando nuestra comprensión de la vida de relación no es completa. Relaciones existen no sólo entre personas sino entre nosotros y la naturaleza, entre nosotros y los bienes, entre nosotros y las ideas; y mientras esas relaciones no sean plenamente comprendidas, tiene que haber miedo. La vida es convivencia. Ser es estar relacionado, y sin relaciones no hay vida. Nada puede existir en el aislamiento; y mientras la mente busque aislamiento tiene que haber miedo. El miedo, pues, no es una abstracción; sólo existe con relación a algo.

 

La pregunta es: “¿Cómo librarse del miedo?” En primer término, cualquier cosa que sea vencida tiene que ser subyugada una y otra vez. No es posible vencer, sobreponerse a un problema; el problema puede ser comprendido, no vencido. Esos son dos procesos completamente diferentes; y el proceso de vencer conduce a mayor confusión, a mayor miedo. Resistir, dominar, batallar con un problema, o erigir contra él una defensa, es sólo crear mayor conflicto. Si en lugar de ello podemos comprender el miedo, penetrarlo plenamente paso a paso, explorar todo su contenido, el miedo jamás volverá en forma alguna.

 

Como ya lo dije, el miedo no es una abstracción; sólo existe en relación a algo. ¿Y qué entendemos por miedo? Al final de cuentas, tenemos miedo de no ser, de no llegar a ser algo. ¿No es así? Ahora bien, cuando existe el miedo de no ser, de no progresar, o el miedo a lo desconocido, a la muerte, ¿puede ese miedo ser vencido por una determinación, por una conclusión, por alguna opción? Es evidente que no. La mera supresión, sublimación o substitución crea mayor resistencia, ¿verdad? El miedo no puede, pues, ser vencido mediante forma alguna de disciplina, de resistencia. Este hecho tiene que ser claramente percibido, sentido y experimentado; el miedo no puede ser vencido por ninguna forma de defensa o de resistencia. Tampoco puede uno librarse del miedo buscando una respuesta, o por medio de una simple explicación intelectual o verbal.

 

Ahora bien: ¿de qué tenemos miedo? ¿Tenemos miedo de un hecho o de una idea acerca del hecho? ¿Tenemos miedo de la cosa, tal como es, o tenemos miedo de lo que creemos que es? Tomemos la muerte como ejemplo. ¿Tenemos miedo del hecho de la muerte o de la idea de la muerte? El hecho es una cosa, y la idea acerca del hecho es otra. ¿Tengo miedo de la palabra “muerte” o del hecho en sí? Como tengo miedo del vocablo, de la idea, nunca encaro, nunca comprendo el hecho, no estoy jamás en relación directa con el hecho. Es tan sólo cuando estoy en completa comunión con el hecho, que el miedo no existe. Mas si no estoy en comunión con el hecho, entonces tengo miedo; y no hay comunión alguna con el hecho mientras yo tenga una idea, una opinión, una teoría, acerca del hecho. Tengo que ver con toda claridad. Si tengo miedo de la palabra, de la idea o del hecho. Si estoy cara a cara con el hecho, nada hay que comprender al respecto: el hecho está ahí, y puedo habérmelas con él. Mas si me da miedo la palabra, tengo que entenderla, penetrar todo el proceso de lo que implica la palabra, el término.

 

Por ejemplo: uno tiene miedo de la soledad, miedo del dolor y de la angustia de estar solo. Ese miedo, por cierto, existe porque uno nunca ha considerado realmente la soledad, nunca ha estado en completa comunión con ella. En cuanto uno se abre completamente al hecho de la soledad, puede comprender lo que ella es; pero uno tiene una idea, una opinión acerca de ella, basada en un conocimiento previo; y es esa idea, esa opinión, ese conocimiento previo acerca del hecho, que crea el miedo. El miedo, pues, es evidentemente el resultado de poner nombre, de aplicar un término, de proyectar un símbolo que representa el hecho; es decir, el miedo no es independiente de la palabra, del término.

 

Tengo una reacción, supongamos, ante la soledad: digo que me da miedo no ser nada. ¿Tengo miedo del hecho en sí, o ese miedo se despierta porque tengo un conocimiento previo del hecho? Ese conocimiento es la palabra, el símbolo, la imagen. ¿Cómo puede haber miedo de un hecho? Cuando estoy frente a frente a un hecho, en directa comunión con él, puedo mirarlo, observarlo; no hay, por lo tanto, miedo del hecho. Lo que causa miedo es mi aprensión acerca del hecho, de lo que el hecho pudiera ser o hacer.

 

Es, pues, mi opinión, mi idea, mi conocimiento respecto del hecho, lo que origina el miedo. Mientras demos más importancia a la palabra que al hecho, mientras al hecho se le dé un nombre y con ello se lo identifique o condene, mientras el pensamiento juzgue el hecho como observador, tiene que haber miedo. El pensamiento es producto del pasado y sólo puede existir gracias a las palabras, nombres, a los símbolos, a las imágenes, y mientras el pensamiento considere o traduzca el hecho, tiene que existir el miedo.

 

Es, pues, la mente la que crea el miedo, siendo la mente el proceso de pensar. El pensar es “verbalización”. No podéis pensar sin palabras, sin símbolos, sin imágenes. Esas imágenes, que son los prejuicios, el conocimiento previo, las aprensiones de la mente, se proyectan sobre el hecho, y de ahí surge el miedo. Sólo se está libre del miedo cuando la mente es capaz de considerar el hecho sin interpretarlo, sin ponerle un nombre, un rótulo. Esto es sumamente difícil, porque los sentimientos, las reacciones, las ansiedades que tenemos, son prontamente identificados por la mente y reciben un nombre. El sentimiento de los celos es identificado por esa palabra. Ahora bien: ¿es posible no identificar un sentimiento, captar ese sentimiento sin ponerle nombre? Es el poner nombre al sentimiento lo que le da continuidad, lo que le infunde vigor. No bien dais un nombre a eso que llamáis miedo, lo fortalecéis; mas si podéis captar ese sentimiento sin denominarlo, veréis que él se debilita. Por consiguiente, si uno quiere estar completamente libre del miedo, es esencial que entienda todo el proceso de denominar, de proyectar símbolos, de dar nombres a los hechos. Es decir, el estar libre del miedo sólo es posible habiendo conocimiento propio. El conocimiento propio es el comienzo de la sabiduría, y ésta es el fin del miedo.<span> </span>El miedo, Krishnamurti.Krishnamurti: ¿Qué entendemos por miedo? ¿Miedo de qué? Hay diversos tipos de miedo, y no necesitamos analizar cada uno. Pero podemos ver que el miedo surge cuando nuestra comprensión de la vida de relación no es completa. Relaciones existen no sólo entre personas sino entre nosotros y la naturaleza, entre nosotros y los bienes, entre nosotros y las ideas; y mientras esas relaciones no sean plenamente comprendidas, tiene que haber miedo. La vida es convivencia. Ser es estar relacionado, y sin relaciones no hay vida. Nada puede existir en el aislamiento; y mientras la mente busque aislamiento tiene que haber miedo. El miedo, pues, no es una abstracción; sólo existe con relación a algo.La pregunta es: “¿Cómo librarse del miedo?” En primer término, cualquier cosa que sea vencida tiene que ser subyugada una y otra vez. No es posible vencer, sobreponerse a un problema; el problema puede ser comprendido, no vencido. Esos son dos procesos completamente diferentes; y el proceso de vencer conduce a mayor confusión, a mayor miedo. Resistir, dominar, batallar con un problema, o erigir contra él una defensa, es sólo crear mayor conflicto. Si en lugar de ello podemos comprender el miedo, penetrarlo plenamente paso a paso, explorar todo su contenido, el miedo jamás volverá en forma alguna.Como ya lo dije, el miedo no es una abstracción; sólo existe en relación a algo. ¿Y qué entendemos por miedo? Al final de cuentas, tenemos miedo de no ser, de no llegar a ser algo. ¿No es así? Ahora bien, cuando existe el miedo de no ser, de no progresar, o el miedo a lo desconocido, a la muerte, ¿puede ese miedo ser vencido por una determinación, por una conclusión, por alguna opción? Es evidente que no. La mera supresión, sublimación o substitución crea mayor resistencia, ¿verdad? El miedo no puede, pues, ser vencido mediante forma alguna de disciplina, de resistencia. Este hecho tiene que ser claramente percibido, sentido y experimentado; el miedo no puede ser vencido por ninguna forma de defensa o de resistencia. Tampoco puede uno librarse del miedo buscando una respuesta, o por medio de una simple explicación intelectual o verbal.Ahora bien: ¿de qué tenemos miedo? ¿Tenemos miedo de un hecho o de una idea acerca del hecho? ¿Tenemos miedo de la cosa, tal como es, o tenemos miedo de lo que creemos que es? Tomemos la muerte como ejemplo. ¿Tenemos miedo del hecho de la muerte o de la idea de la muerte? El hecho es una cosa, y la idea acerca del hecho es otra. ¿Tengo miedo de la palabra “muerte” o del hecho en sí? Como tengo miedo del vocablo, de la idea, nunca encaro, nunca comprendo el hecho, no estoy jamás en relación directa con el hecho. Es tan sólo cuando estoy en completa comunión con el hecho, que el miedo no existe. Mas si no estoy en comunión con el hecho, entonces tengo miedo; y no hay comunión alguna con el hecho mientras yo tenga una idea, una opinión, una teoría, acerca del hecho. Tengo que ver con toda claridad. Si tengo miedo de la palabra, de la idea o del hecho. Si estoy cara a cara con el hecho, nada hay que comprender al respecto: el hecho está ahí, y puedo habérmelas con él. Mas si me da miedo la palabra, tengo que entenderla, penetrar todo el proceso de lo que implica la palabra, el término.Por ejemplo: uno tiene miedo de la soledad, miedo del dolor y de la angustia de estar solo. Ese miedo, por cierto, existe porque uno nunca ha considerado realmente la soledad, nunca ha estado en completa comunión con ella. En cuanto uno se abre completamente al hecho de la soledad, puede comprender lo que ella es; pero uno tiene una idea, una opinión acerca de ella, basada en un conocimiento previo; y es esa idea, esa opinión, ese conocimiento previo acerca del hecho, que crea el miedo. El miedo, pues, es evidentemente el resultado de poner nombre, de aplicar un término, de proyectar un símbolo que representa el hecho; es decir, el miedo no es independiente de la palabra, del término.Tengo una reacción, supongamos, ante la soledad: digo que me da miedo no ser nada. ¿Tengo miedo del hecho en sí, o ese miedo se despierta porque tengo un conocimiento previo del hecho? Ese conocimiento es la palabra, el símbolo, la imagen. ¿Cómo puede haber miedo de un hecho? Cuando estoy frente a frente a un hecho, en directa comunión con él, puedo mirarlo, observarlo; no hay, por lo tanto, miedo del hecho. Lo que causa miedo es mi aprensión acerca del hecho, de lo que el hecho pudiera ser o hacer.Es, pues, mi opinión, mi idea, mi conocimiento respecto del hecho, lo que origina el miedo. Mientras demos más importancia a la palabra que al hecho, mientras al hecho se le dé un nombre y con ello se lo identifique o condene, mientras el pensamiento juzgue el hecho como observador, tiene que haber miedo. El pensamiento es producto del pasado y sólo puede existir gracias a las palabras, nombres, a los símbolos, a las imágenes, y mientras el pensamiento considere o traduzca el hecho, tiene que existir el miedo.Es, pues, la mente la que crea el miedo, siendo la mente el proceso de pensar. El pensar es “verbalización”. No podéis pensar sin palabras, sin símbolos, sin imágenes. Esas imágenes, que son los prejuicios, el conocimiento previo, las aprensiones de la mente, se proyectan sobre el hecho, y de ahí surge el miedo. Sólo se está libre del miedo cuando la mente es capaz de considerar el hecho sin interpretarlo, sin ponerle un nombre, un rótulo. Esto es sumamente difícil, porque los sentimientos, las reacciones, las ansiedades que tenemos, son prontamente identificados por la mente y reciben un nombre. El sentimiento de los celos es identificado por esa palabra. Ahora bien: ¿es posible no identificar un sentimiento, captar ese sentimiento sin ponerle nombre? Es el poner nombre al sentimiento lo que le da continuidad, lo que le infunde vigor. No bien dais un nombre a eso que llamáis miedo, lo fortalecéis; mas si podéis captar ese sentimiento sin denominarlo, veréis que él se debilita. Por consiguiente, si uno quiere estar completamente libre del miedo, es esencial que entienda todo el proceso de denominar, de proyectar símbolos, de dar nombres a los hechos. Es decir, el estar libre del miedo sólo es posible habiendo conocimiento propio. El conocimiento propio es el comienzo de la sabiduría, y ésta es el fin del miedo.


Abril 10, 2011, 08:40:11 pm
Respuesta #1

Desconectado Tuareg

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Re: EL MIEDO (Krishnamurti)
« Respuesta #1 en: Abril 10, 2011, 08:40:11 pm »
Es increíble la capacidad de análisis que tiene Khrisnamurthi sobre una materia tan poco objetiva como en este caso, pero sobre la espiritualidad en general, que la disecciona en minúsculos componentes hasta llegar a su auténtica realidad   :o

¡Qué decir, Francisco!!, estoy muy familiarizado con lo que aquí dice, ya que es uno de los autores que leo con cierta asiduidad. Es muy bueno para aprender a conocer y separar, o al menos entender, la existencia de la influencia de la mente y su diferencia respecto a la experiencia. Y en una web como ésta, es algo de lo que no estamos libres, al menos como posibilidad.

Por otra parte, y con un lenguaje más pobre y sencillo, se me ocurre expresar que tanto el miedo, como otros inconvenientes, lo seguirán siendo o lo seguiremos soportando como tales, mientras queramos evitarlos, desviarlos de nuestro camino.

A veces se dice "sé feliz", pero ésto no siempre es posible 100%. Hay muchos factores, internos y externos, que intentan impedirlo. Así pues, hay que tender a ser un simple observador de la verdad y darnos cuenta de que no todo tiene que ser "bueno, bonito y barato". Y, respecto al miedo, como a los inconvenientes, simplemente AMARLOS. Empiezan a dejar de tener fuerza, si es que no desaparecen.

Creo que, más o menos, es un poco lo que comenta el autor. Si los amas o decides amarlos, empiezan a dejar de existir barreras entre tú y el problema. Das cabida a su existencia, asumes que existe y las barreras (en este caso el miedo), empiezan a diluirse.

Uuuf.... perdona el "tocho", y gracias por citarle y compartirlo ;)


Abril 15, 2011, 02:38:12 am
Respuesta #2

mluhrig

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Re: EL MIEDO (Krishnamurti)
« Respuesta #2 en: Abril 15, 2011, 02:38:12 am »
"El conocimiento propio es el comienzo de la sabiduría, y ésta es el fin del miedo."

Me ha aportado mucho este post, gracias Francisco y gracias Tuareg por tu comentario. Así como hay que amigarse con las propias heridas, hay que amigarse con el miedo.

Abril 20, 2011, 06:46:38 pm
Respuesta #3

Desconectado Irene Zambrano

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Re: EL MIEDO (Krishnamurti)
« Respuesta #3 en: Abril 20, 2011, 06:46:38 pm »
Hola,

Aún no soy capaz de entender cómo el miedo, que es algo ajeno a mí, me paraliza de tal modo y condiciona mi vida tanto.

Una de mis luchas es despojarle al miedo de su dictadura, y ponerle límites, y averiguar cuándo me está afectando sin que yo me dé cuenta.

Creo que deberíamos prestarle mucha atención a este asunto y saber cómo nos va minando poco a poco.

Abril 20, 2011, 08:03:29 pm
Respuesta #4

Desconectado flor del desierto

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Re: EL MIEDO (Krishnamurti)
« Respuesta #4 en: Abril 20, 2011, 08:03:29 pm »
y quien no ha sentido miedo tantas veces en nuestra vida y como dice Irene

ese miedo que nos paraliza. Pero casi siempre hemos intentado resistirlo,

dominarlo,batallar contra él o tratar de defendernos y me viene a la mente

respecto al  tema de luchar e ir en contra, un comentario de la Madre Teresa de

Calcuta cuando la invitaban a ir a las marchas en contra de la guerra y ella

respondía que por favor la invitaran cuando hicieran marchas por la paz, porque

ir en contra de algo, era darle más fuerza a eso que no queriamos, y

lograbámos precisamente el efecto contrario.

Gracias querido Francisco por darnos un tema para reflexionar este día

Abril 20, 2011, 08:08:47 pm
Respuesta #5

Desconectado Francisco de Sales

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Re: EL MIEDO (Krishnamurti)
« Respuesta #5 en: Abril 20, 2011, 08:08:47 pm »
Hola, flor del desierto.

Bienvenida. Nos alegra tener a gente valiente que escribe lo que piensa o siente, como tú.

Llevo varios días leyendo lo que publicas y me parecen bien las cosas que dices. Da la sensación de que piensas bien antes de escribir.

Yo también estoy a favor de prestarle mucha atención al miedo y a sus consecuencias.
Para quien no lo haya leído, aquí tiene mi opinión sobre este asunto:

http://www.scribd.com/full/36893607?access_key=key-f464i4qbme5w472coct


Abrazos para todos.

Abril 20, 2011, 10:26:41 pm
Respuesta #6

Desconectado garbiñe

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Re: EL MIEDO (Krishnamurti)
« Respuesta #6 en: Abril 20, 2011, 10:26:41 pm »


Si nos ponemos a pensar detenidamente, a quién no le ha pasado más de una vez lo que menciona tan magristal y detalladamente Krishnamurti.

A mi cabeza, la asaltan los recuerdos de los nervios sufridos en mi época de conductora novel,  la idea que tenía de lo que podía ser una rotanda a la hora punta en Bilbao, los nervios, el sudor en las palmas de las manos, etc. Sin embargo, cuando me adentré en la rotonda y estaba en el hecho en sí, los nervios fueron perdiendo su fuerza.
Otro ejemplo en mi vida y en la de casi todos pienso es, cuando comenzamos a desarrollar un nuevo puesto de trabajo, la idea que nos podemos hacer del primer y dudoso día, las actividades que desarrollaremos, los compañeros, etc. Al llevar a cabo el día, todo nerviosimo, duda o miedo, tiende a desaparecer.

Con ésto quería referirme a lo que Krishnamurti dice:
"Es cuando estás en completa comunión con el hecho, el miedo no existe"

Pienso que cualquiera q sea el sentimiento debemos adentrarnos en él y no provocar resistencia, pues conseguiremos el efecto contrario.
 



 

Abril 20, 2011, 10:53:56 pm
Respuesta #7

Desconectado Tuareg

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Re: EL MIEDO (Krishnamurti)
« Respuesta #7 en: Abril 20, 2011, 10:53:56 pm »
A mí me ha pasado lo que comentas con el trabajo, Garbiñe, y varias veces además.

Efectivamente, el temor está dentro de ti, en tu mente. Y luego descubres que la realidad no se correspondía con el temor, incluso que hasta era deseable experimentarla.

Es importante, una vez admitida la existencia del temor en nuestra mente, el intentar conocer qué es lo que intenta proteger. Si te dejas llevar por el temor, no te expones a un peligro percibido, y por tanto no corres peligro (valga la redundancia). Y bien, ¿cuál es el peligro que no corremos si nos dejamos llevar y le hacemos caso al temor?.

Es muy probable que sea el fracaso, el temor al fracaso, a la equivocación.

Bueno, equivocarse es de humanos, no?, podríamos decirle tranquilamente a otro que nos cuente su preocupación por haber errado.

Pero en ese consejo, como cuando nos dejamos llevar por la supuesta "protección" del temor, nosotros no estamos bajos los efectos del fallo.

Y bien, ¿por qué no queremos fallar o equivocarnos, o no ser capaces de...?.

¿Podría ser la autoestima, o la imagen social que nos hemos fabricado en nuestro entorno, la que queremos preservar sin deterioro?.

Normalmente, al afrontar la mayoría de los temores, salvando el caso claro del tigre hambriento que expone Francisco en el enlace que cita, o salimos airosos sin fracaso, o bien podremos cometer errores pero que no van a tener transcendencia para el curso de la Humanidad, ni siquiera para el de nuestro desarrollo vital. Y a cambio, tenemos una ocasión de aprender mediante el ensayo-error, además de poder conocernos más a nosotros mismos: despliegue de recursos, confianza en nosotros mismos, análisis de resultados, etc.....

Creo que hay que pasar a la acción, incluso quererlo y desearlo. No tenemos muicho que perder y sí que ganar: a nosotros mismos.


 

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