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 SI TÚ GANAS, YO GANO - 1ª parte



Diciembre 29, 2013, 05:48:35 am
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Desconectado Francisco de Sales

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SI TÚ GANAS, YO GANO - 1ª parte
« en: Diciembre 29, 2013, 05:48:35 am »
SI TÚ GANAS, YO GANO.


Que la crisis y las estrecheces económicas no te lleven a ahogar tu generosidad y a desarrollar tu tacañería. Si abres tus manos para dar, las tendrás abiertas para recibir.

A veces, las crisis sacan a flote lo mejor de las personas. Es así cuando, por ejemplo, observamos en las guerras ciertos gestos de humanidad y solidaridad y una vez más comprendemos cómo el apoyo y los cuidados comunitarios son los que han salvado a la humanidad, en muchos casos, para paliar los devastadores efectos de las importantes conquistas “heroicas” que aparecen en los libros de historia. Y recordamos una vez más que no son los grandes acontecimientos históricos como las invasiones, sucesiones al trono o revoluciones, ni siquiera algunos importantes descubrimientos científicos, los que han permitido la supervivencia de la especie humana, sino la solidaridad y los cuidados cotidianos (generalmente a cargo de las mujeres, las grandes invisibles de la historia).

A veces, las crisis sacan a flote lo mejor de las personas. Pero en las crisis económicas no siempre ocurre así. En este caso, a veces, surgen las tendencias más enfermizas y miserables de la condición humana: los miedos, la tacañería, el egocentrismo, el pelear codo con codo para llevarte la mejor tajada del pastel antes de que éste se acabe, rascar de donde se pueda un poco de beneficio como si en ello nos fuera la vida.

Craso error, porque la codicia y la tacañería no suelen atraer la abundancia sino todo lo contrario: la escasez y las pérdidas de todo tipo, las cuales incluyen la salud, las amistades y, en última instancia, incluso los colaboradores, clientes o proveedores que nos permiten sobrevivir en el mundo laboral.

En este informe vamos a analizar cómo la amabilidad, la generosidad y la solidaridad son las mejores inversiones para salir adelante en cualquier momento y, en especial, en tiempos de crisis.
 

LO BUENO DE SER BUENO.

Prioriza la humanidad y la generosidad sobre los intereses egocéntricos porque la bondad es la única inversión que nunca quiebra.
 

Nuestra cultura nos ha ayudado a propagar el mito del darwinismo social (la supervivencia del más fuerte) y basándonos en la feroz filosofía de “si tú ganas, yo pierdo”, a menudo parece que la consigna en la vida sea: yo contra todos los demás.

Sin embargo, esta filosofía no sólo no te conduce a ganar en ninguna de las facetas de la vida (especialmente a medio y largo plazo, aunque también de inmediato) sino que, por el contrario, conlleva numerosas pérdidas de todo tipo.

Linda Kaplan Thaler y Robin Koval (directora general y creativa y presidenta respectivamente de una de las empresas publicitarias más influyentes en Estados Unidos) nos lo demuestran una y otra vez en su libro “Lo bueno de ser bueno” (Alienta Editorial), haciendo suyas las palabras del escritor norteamericano Harry David Thoreau según el cual “la bondad es la única inversión que nunca quiebra”.

“En menos de una década transformamos nuestra pequeña empresa recién nacida en una de las agencias con un crecimiento más rápido, de facturación millonaria y ámbito internacional, un éxito que no se consiguió con palos y lanzas sino con flores y bombones. Nuestro crecimiento no ha sido el resultado del miedo o la intimidación sino de las sonrisas y los cumplidos”, según explican.

La paradoja, según Linda, es que a menudo parece que la amabilidad tiene un problema de imagen, como si por detrás de ella no hubiera algo serio o alguien de fiar. Sin embargo, en realidad, la bondad, la cordialidad y la simpatía son las actitudes más poderosas, eficaces y hasta revolucionarias en muchos casos, porque un comportamiento amable y generoso significa avanzar con la clarividente confianza de saber que tener en cuenta las necesidades de las demás personas es la mejor manera de conseguir lo que deseas, que, en cualquier caso, incluye también su satisfacción y felicidad.


LOS BENEFICIOS PERSONALES DE LA BONDAD.

Normalmente son los pequeños detalles (las sonrisas, los gestos, los cumplidos, los favores desinteresados), ya sea por tu parte o por parte de los demás, los que hacen que tu vida cotidiana sea mucho más agradable, pero además, cuando los haces tuyos, son estos gestos los que pueden cambiar el guión de tu vida y revertir muy positivamente en tus proyectos personales, de una manera u otra, antes o después. Y esto es así porque cuando se aplican los principios de la simpatía y la cordialidad siempre suele aparecer una segunda, tercera e incluso cuarta oportunidad. Actuar con consideración hacia los demás no sólo te permite mejorar tus relaciones sino que, sin ninguna duda, incidirá en que por la noche puedas dormir mejor. Las personas cordiales y amables no sólo consiguen antes lo que desean sino que, por añadidura, son más sanas y felices. Y si no te lo acabas de creer, echa un vistazo a lo que nos dicen las estadísticas al respecto.
 

LAS BUENAS PERSONAS TIENEN MÁS SUERTE EN EL AMOR.

¿Te has creído eso de que las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes? Desengáñate: más que un mito urbano es un timo. Las investigaciones de la Universidad de Toronto sobre el tema demuestran que las personas pacientes, generosas y consideradas con las demás presentan una tasa de divorcios que es la mitad de la de la población general.

LAS BUENAS PERSONAS GANAN MÁS DINERO.

Según un estudio de Daniel Goleman, existe una correlación entre el ánimo de los empleados y los resultados económicos: por cada 2% de mejora en el ambiente de trabajo (es decir, mediante la alegría y la amabilidad generales del personal) se consigue un 1% de aumento de los ingresos.

LAS BUENAS PERSONAS GOZAN DE MEJOR SALUD.

Un estudio de la Universidad de Michigan mostró que las personas mayores que ayudaban a las demás, ya fuera a través del trabajo voluntario o simplemente por la amistad o buena vecindad, presentaban un 60% menos de muertes prematuras que sus iguales poco dispuestas a ayudar.

LAS BUENAS PERSONAS TIENEN MENOS PROBLEMAS CON LA JUSTICIA.

Otra investigación demostró que los médicos que no habían sido nunca demandados hablaban con sus pacientes una media de tres minutos más que sus homólogos que habían sido demandados dos o más veces. También utilizaban un tono de voz más suave y el sentido del humor, durante sus entrevistas con los pacientes. Como manifestaba una abogada, “nadie denuncia a un médico con quien se siente a gusto; aunque cometan algún error menor nunca será por desconsideración”.
Por otra parte, las personas consideradas con las demás no sólo tienen menos problemas de tráfico sino que, cuando se ven envueltas en una situación leve de multa, pueden evitarla con más facilidad haciendo uso de su amabilidad.

LA BONDAD TE AHORRARÁ TIEMPO Y DINERO EN PSICOTERAPIAS.

El mayor beneficio de la bondad sincera es que te hace sentirte bien contigo mismo. El camino más seguro y rápido hacia el respeto por uno mismo consiste en comportarte de forma que implique respeto por los demás. Si actúas con integridad, compasión y cordialidad, es muy posible que te ahorres pasar largas horas en la consulta de un psicoterapeuta explicándole tus conflictos familiares, con tu jefe, amistades o pareja y escuchando que todos tus males se deben a algo que te dijo o no te dijo) tu madre cuando tenías cuatro años.
La mejor manera de hacerse mayor es aprender a considerar a las demás personas al menos tanto como a ti mismo.
 
 

2. DESARROLLA LOS MÚSCULOS DE LA AMABILIDAD.

Acostúmbrate a realizar acciones que no tengan una recompensa inmediata, por el mero hecho de ayudar, y descubre la calidad del bienestar que te produce.

No vale utilizar la amabilidad sólo en situaciones puntuales, cuando quieras conseguir un beneficio, porque muchas veces no te saldrá. Inadvertidamente saldrá a relucir tu auténtico carácter cuando menos te lo esperes, en los gestos más pequeños, o más grandes. Para que funcione tiene que formar parte auténtica de ti, y esto, como cualquier otro hábito, requiere práctica.


¿CÓMO PRACTICAR?

Aquí te proponemos un par de ejercicios:

1. Acostúmbrate a hacer cada día al menos cinco acciones amables que no tengan una recompensa inmediata para ti, simplemente por el mero hecho de alegrarle la vida a alguien.
¿Cómo? Da las gracias, aprecia el buen trabajo de una compañera, ayuda a tu vecina mayor a subir las bolsas de la compra, pregúntale por su familia al camarero que te pone el café cada mañana o interésate por su vida, etc.
Practica gestos de amabilidad y generosidad gratuitos y descubre lo bien que te hace sentir.


2. Sé el mejor actor de reparto. La mayoría de las personas no quieren ser desconsideradas a propósito; simplemente, estamos tan ocupadas siendo el protagonista de nuestra propia película que se nos olvida que las demás personas también son protagonistas de la suya.
Para variar, prueba a verte a ti mismo como te ve cada persona, como actor o actriz de reparto de su película. ¿Eres la hija cariñosa, considerada y autónoma o más bien la ausente, distraída o tiránica? ¿Eres el novio dulce y atento o el interesado y egoísta? ¿El compañero de trabajo colaborador y ligero o el conflictivo, experto en complicar las cosas y sacar a relucir los errores de los demás? Decide mejorar el funcionamiento de tu personaje en las vidas de los demás y prueba cinco maneras en que puedas conseguir que cada uno de tus personajes (como hija, madre o padre, amiga, compañero de trabajo, etc.) sea más generoso, simpático y cordial.

 

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