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 DEL VIEJO AL BUEN AMOR - 2ª parte



Febrero 03, 2014, 06:11:37 am
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DEL VIEJO AL BUEN AMOR - 2ª parte
« en: Febrero 03, 2014, 06:11:37 am »

EL BUEN AMOR
 
La imagen interior de muchas personas no es tanto la de ser pareja como la de tener pareja. Y esto marca una diferencia de tono nada desdeñable en nuestra atmósfera interior y en nuestro movimiento hacia ella. Deberíamos preguntarnos si nos educamos y crecemos con la idea de ser pareja y cultivar en nosotros los valores de ser un verdadero compañero/a, o más bien pensamos en términos de llenar un vacío y de conseguir compañía con la perspectiva falaz, como ya vimos, de encontrar la felicidad o, al menos, de ser menos infelices.
 
La pareja es sagrada porque fertiliza, crea e impulsa la vida. La felicidad que puede aportar al yo personal procede del alineamiento de la relación de pareja con los movimientos de la vida. Por tanto, cuanto más pienso en la idea de que la pareja, o cualquier otro modo de relación, debería proveernos de felicidad, más extraña e ilógica la encuentro. ¿Por qué la pareja habría de darnos algo? La lógica de ser nutridos por otros acentúa la centralidad del yo, de la individualidad; da por descontado que lo más importante, el centro del universo, somos nosotros mismos, y que la pareja, los demás, la naturaleza, deben servir al propósito de que nuestra persona esté bien. ¿No es igualmente válido pensar que somos nosotros los que debemos darle algo a la pareja, a la sociedad o al mundo, y no al revés?
 
De lo que se trata, en cualquier caso, es de llegar al buen amor. Éste se reconoce porque nos sentimos reales, abiertos, respetuosos y somos más y más felices. Bert Hellinger señala tres componentes de la dicha en la pareja, en forma de “palabras simbólicas concentradas”. Serían tres expresiones “mágicas” que abren las puertas de la felicidad en la pareja: “sí”, “gracias” y “por favor”.
 
El buen amor, como hemos visto en los capítulos dedicados a las Constelaciones Familiares, está basado en el orden, en el equilibrio, en la mirada dirigida a la vida, en la apertura del corazón. Es una relación entre adultos bien sostenidos en sí mismos y en su historia familiar, que han podido poner bálsamo en sus heridas y curarlas. El mal amor es justo lo contrario: las complicaciones y los juegos psicológicos. Es ciego porque en lugar de ver lo que hay e integrarlo, se empecina en lo que le gustaría que hubiese y lucha.
 
En el buen amor, uno más uno suman más que dos. En el mal amor, uno más uno suman menos que dos. Algunas parejas logran establecer entre ellas pautas de intercambio y de convivencia que les nutren, las enriquecen y les multiplican. Otras se anclan en pautas que les empobrecen y tensan. La clave que hace la diferencia consiste, como decíamos, en que las parejas que se nutren saben expresarse de muchas maneras el reconocimiento hacia lo que el otro da y hace, de manera que invitan a aumentar el ciclo del dar y el recibir.
 
El buen amor siempre milita en el respeto y la igualdad de rango, lo que quiere decir “soy como tú, ni mejor ni peor”. El buen amor es con los ojos abiertos: es aquel capaz de mirar y ver la realidad, respetarla y aceptarla. En este sentido, el buen amor hacia los padres es aquel que los acepta y quiere con sus imperfecciones, con sus culpas y sus penas. Y lo mismo sirve para la pareja.
 
¿Cómo reconocer el buen amor?  En él somos exactamente como somos y dejamos que el otro sea exactamente como es.


El dodecálogo:
Las reglas de oro para el buen amor, hoy, según Joan Garriga.
Aquí tenemos una docena de mitos, o creencias irracionales, que podemos cambiar por otros pensamientos y actitudes más sanas y eficaces.


1. SIN TI NO PODRÍA VIVIR / SIN TI TAMBIÉN ME IRÍA BIEN
Somos dos adultos que nos sostenemos sobre nuestros propios pies, no dos niños buscando a sus padres. Sin ti también me iría bien, pero me alegra el corazón que sea contigo y que estemos juntos.
 
2. TE QUIERO POR TI MISMO / TE QUIERO POR TI MISMO… BUENO, A PESAR DE TI MISMO.
Es un regalo enorme amar las sombras del otro, su ego, sus dificultades, y ser compasivos con ello, porque eso significa que somos capaces de reconocer al otro miembro de la relación en su realidad más sombreada. La pareja es un campo de crecimiento en el que se van limando las asperezas del ego gracias a que el amor compartido es capaz de soportarlas.
 
3. HAZME FELIZ / SIENTO EL DESEO ESPONTÁNEO DE QUE SEAS FELIZ
La pareja no está pensada para darnos la felicidad, aunque si sabemos conjugar todas sus dimensiones experimentamos algo que se acerca a la dicha. Sentimos que pertenecemos a algo, que hemos creado una intimidad, un vínculo, y que construimos caminos de vida.
 
4. QUIERO UNA PAREJA / MEJOR ME PREPARO PARA SER PAREJA
El exceso de «yo» y de individualidad por encima del sentido del «nosotros» convierte la pareja en un campo increíble de libertad y al mismo tiempo nos expone a más y más soledad e incertidumbre. Las dos cosas al mismo tiempo. Si quieres tener pareja, trabaja en tu interior para encontrar tu propio tono y manera para ser compañero o compañera, y lo demás se te dará por añadidura.
 
5. TE LO DOY TODO / MEJOR DAME LO QUE ME MANTIENE EN EL MISMO RANGO QUE TÚ
La pareja es una relación de igualdad en la que hay que procurar que haya un intercambio de equilibro y justicia para preservar la paridad de rango. Dar mucho puede generar en el otro un sentimiento de deuda y empequeñecerlo. Mejor dar lo que el otro puede devolver de alguna manera, puesto que con el intercambio fértil crece la felicidad.
 
6. DÁMELO TODO / DAME LO QUE TIENES Y ERES Y YO PUEDO COMPENSAR, PARA MANTENER EN MI DIGNIDAD
Cuando alguien en una relación lo pide todo del otro, debemos sospechar dos cosas: la primera, que esa persona es un niño y la segunda, que esa persona sin duda no va a tomar y apreciar lo que se le da, porque está anclada en un guión de insatisfacción que se nutre de demanda, la cual, aunque sea atendida, no satisface. Mejor el intercambio positivo y gratificante al negativo e hiriente.
 
7. OJALÁ SEA INTENSO Y EMOCIONAL / OJALÁ SEA FÁCIL
Algunas relaciones discurren con fluidez y facilidad, no chirrían. Son el resultado del encuentro de dos naturalezas que armonizan sin grandes desencajes. Otras veces, todo es difícil, a pesar del amor. Cuando una relación es intensa y emocional, a menudo llega a ser desvitalizante. De hecho las grandes turbulencias emocionales y los juegos psicológicos desgastantes y fatales tienen que ver con reminiscencias de heridas infantiles y viejos anhelos no colmados.
 
8. LUCHO POR EL PODER / COOPERAMOS
Demasiados siglos de lucha y sufrimiento entre hombres y mujeres nos convocan a una reconciliación. Es maravilloso cuando en la pareja ambos sienten adentro, de verdad, de corazón, que no hay mejor ni peor, y que caminan juntos. No uno por arriba y otro por abajo, no uno por delante y otro por detrás. Cooperan. Son compañeros y amigos y hermanos y amantes y socios. Uno y uno son más que dos. En lo más profundo las mujeres se suelen sentir mejores que los hombres —según mis estadísticas— pero las más inteligentes se encargan de que sus parejas no lo noten.
 
9. YO PIENSO, TÚ SIENTES Y ANTE LO DIFÍCIL SÁLVESE QUIEN PUEDA / REÍMOS Y LLORAMOS JUNTOS Y JUNTOS NOS ABRIMOS A LA ALEGRÍA Y EL DOLOR
Las parejas enfrentan en su proceso vital asuntos que en algún momento duelen: hijos que no vienen, abortos, muertes o enfermedades de seres queridos, vaivenes económicos y existenciales…. Son asuntos que ponen a prueba la capacidad de aguante de la pareja, y que o bien la fortalecen o bien la derrumban y ponen en ella resentimientos y millas de distancia.

10. QUE SEA PARA SIEMPRE / QUE DURE LO QUE DURE
Entrar en el amor de pareja significa también hacerse candidato al dolor de un posible final. Hoy en día se habla de monogamia secuencial, esto es, de que, estadísticamente, cabe esperar que tengamos entre tres y cuatro parejas a lo largo de nuestra vida, con el consiguiente estrés y tránsitos emocionales complejos que ello conlleva. Cuando no hay un contrato institucional de por medio, tenemos una oportunidad de crear a la pareja cada día, a nuestra manera, y de vivir lo que nos permite. Si llega el final, aprendemos el lenguaje del dolor, la ligereza y el desapego, para luego volver de nuevo al carril del amor y de la vida.
 
11. PRIMERO LOS PADRES O LOS HIJOS Y LUEGO TÚ / PRIMERO NOSOTROS, ANTES QUE NUESTRAS FAMILIAS DE ORIGEN Y QUE NUESTROS HIJOS EN COMÚN
Conviene saber que el amor se desarrolla mejor en universos de relación ordenados: que los padres sean padres y que los hijos sean hijos, que la pareja que se ha creado (que puede incluir a hijos de anteriores relaciones) tenga prioridad frente a parejas anteriores o frente a las familias de origen. Que el pasado sea honrado y labre un buen presente y un buen futuro. Algunas personas dan más importancia a los hijos en común que a los anteriores, lo cual acaba creando malestar en todos. Al mismo tiempo, una pareja posterior debe saber que tiene más posibilidades de ocupar un buen lugar si asume que los hijos de su pareja estaban antes y respeta su prioridad.
 
12. TE CONOZCO / CADA DÍA TE VEO Y TE RECONOZCO DE NUEVO
Algunas parejas no se relacionan con la persona que tienen al lado, sino con las imágenes interiores que se han ido formando de esa persona a lo largo del tiempo. Viven en el pasado y se olvidan de actualizarse cada día. Para evitarlo, ayuda, y mucho, abrir la percepción a cada instante nuevo y no dar a la otra persona por supuesta. El otro se ilumina cuando le reconocemos y le descubrimos como nuevo, y de este modo también nosotros nos volvemos nuevos y jóvenes.
 
 
 

El autor:
 
Joan Garriga (Bellpuig, 1957) es licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona. En 1986 creó el Institut Gestalt de Barcelona, donde desarrolla su actividad como terapeuta y formador en Constelaciones Familiares, coaching sistémico, terapia Gestalt y PNL. En 1999 invitó a Bert Hellinger a presentar su trabajo sistémico sobre Constelaciones Familiares en el Institut Gestalt de Barcelona, y con el tiempo se ha ido convirtiendo en uno de los principales exponentes de esta terapia en España y el mundo hispanohablante. Ha publicado numerosos artículos sobre psicoterapia en revistas especializadas y es autor de ¿Dónde están las monedas? (2006) y de Vivir en el alma (2008).
 
www.joangarriga.com
www.institutgestalt.com

 

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