Y cuántas ansias y esfuerzos por controlar los acontecimientos....
Tengo que convivir diariamente con una persona que es exageradamente previsora y anticipadora de todo lo que puede pasar. Y realmente, según qué días, miro para arriba y digo: "Señor, aparta de mi este caliz, pero que no sea.....".
En el fondo persigue sentirse seguro, ya que si sabe lo que va a pasar, nada le va a pillar por sorpresa. Y compruebas, cuando las sorpresas inevitablemente aparecen, cómo su inseguridad le afecta al timbre de voz, incluso a la justificación de que es el exterior el responsable de ese sentimiento desagradable que experimenta, y que no se ha atrevido a llamarle "dominado por la inseguridad". Y aparece una agresividad brusca, súbita,......
Estoy aprendiendo a comprenderlo, clave fundamental para casi todo. En el fondo se siente atacado y realmente lo único que hace es defenderse de una agresión exterior.
Por contraste, yo soy de los que, cuando me pregunta por algo que hay que hacer en un plazo fijo, p.ej., mañana, le digo: uufffff, de aquí a mañana hay toda una vida, ya lo pensaré, no es inquietud para mí en el día de hoy. Y se calla, pero no entiende.
Perdón por este rollo, pero sí, estoy de acuerdo con lo escrito, Francisco. Además, es como un tobogán, cuanto más te dejas confiar, más velocidad coges para la siguiente ocasión. Cuanto más te sientes parte de la vida, más te gusta serlo y más libre te sientes de cosas que antes te ataban.