Hola, Gaizka.
Pienso que asociamos oración a la repetición -muchas veces sin ganas y sin ser conscientes de lo que decimos- de unas frases que nos enseñaron y que esperamos produzcan efectos mágicos o milagrosos.
Cada vez estoy más convencido de que una oración es mirar al cielo, o hacia dentro, y preguntar ¿cómo estoy?, o es quedarse mirando algo y suspirar, o es decirle a Dios "hoy estoy de mal humor y quizás sea culpa tuya".
Cada vez estoy mas convencido de que rezar por rezar sirve de poco. Y otras veces pienso que Lo Superior tiene que estar harto de escuchar siempre lo mismo.
Como te digo, yo le cuento chistes -y le oigo reír-, le cuento mis preocupaciones, le hablo de mis proyectos, y le muestro mi cara más humana cuando estoy enfadado. Y con eso creo que he rezado.
¿Una mirada al cielo, sin palabras, es una oración?
Sí.
¿Quedarse sintiendo lo que pasa en el interior de uno es una oración?
Sí.
¿Decir "gracias" con el corazón es una oración?
Sin duda.
Creo que uno ha de inventarse las oraciones y personalizarlas, para que Lo Superior sea consciente de que es un corazón quien le habla y no un cerebro quien repite sin prestar atención a lo que repite.
Eso sí, si la oración sale del corazón, lo que menos importa es lo que se diga y lo más importante es la intención y la actitud.
O por lo menos, así es como lo siento yo.
Abrazos,