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 EQUIVÓCATE... ES TU DERECHO.



Marzo 07, 2011, 07:23:45 pm
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Desconectado lucía riaño

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EQUIVÓCATE... ES TU DERECHO.
« en: Marzo 07, 2011, 07:23:45 pm »



¿Tienes miedo a cometer errores?, ¿Piensas que está mal equivocarse?, ¿Te cuesta mucho tomar una decisión? Saber que los errores forman parte del aprendizaje y que es necesario cometerlos, te libera de la frustración y del miedo que sientes ante la idea de equivocarte. Es importante que comprendas que tienes derecho a equivocarte alguna vez, sin que ello implique frustración.



Algunas de las más conocidas obras de arte y de los mejores y más importantes descubrimientos científicos, han sido el fruto de un error. De la misma forma que un niño se cae muchas veces cuando aprende a caminar, los adultos nos equivocamos en la vida, para aprender las lecciones que necesitamos. Cometer errores, es una parte imprescindible del hecho de madurar, porque sin ellos, ¿cómo sabríamos manejarnos ante la duda y la indecisión? Equivocarse es positivo en muchas ocasiones, puesto que gracias a los errores, la vida nos responde a muchas de nuestras preguntas y nos aclara los dilemas que nos preocupan. Después de habernos equivocado, la incertidumbre que antes sentíamos desaparece, provocando que desaparezca también nuestra inseguridad.



Equivocarte es tu derecho

En el libro Ratones, dragones y seres humanos auténticos, (Ed. Albor-Cohs), un manual de entrenamiento para el comportamiento asertivo, sus autores, Ángela Magaz Lago y Eladio Manuel García Pérez, aseguran que los seres humanos, por el mero hecho de serlo, tenemos derecho a hacer las cosas de manera imperfecta y a equivocarnos alguna vez. Cuando comprendemos y aceptamos que el hecho de cometer nuestros propios errores, es un derecho de todos los que pretendemos dirigir nuestra propia vida, se afloja la tensión que sentimos ante la idea de equivocarnos y sentimos alivio al poder comportarnos como lo que somos, seres imperfectos que se equivocan a veces. Como dice Woody Allen, “si no te equivocas de vez en cuando, quiere decir que no estás aprovechando todas tus oportunidades.”



¿Te asusta reconocer tus errores?

Algunas personas piensan que no se equivocan nunca, o lo que es peor, cuando lo hacen y alguien es capaz de hacérselo ver, se niegan a reconocerlo. Piensan que sus argumentos y su actitud, perderían toda credibilidad si reconocieran que han cometido un error. A veces es porque tienen sentimiento de culpa e incluso sienten ridículo por haberse equivocado. Esto demuestra una gran inseguridad. Las personas que actúan así, se sienten inferiores si reconocen que ellos también cometen fallos, incluso aunque se trate de errores sin importancia, y no lo hacen porque crean que son perfectos, sino todo lo contrario, es su sentimiento de inferioridad, lo que les lleva a tener una idea exagerada del perfeccionismo. El perfeccionismo puede ser muy nocivo, cuando no se ocupa sólo de intentar hacer las cosas lo más perfectas posibles, sino que se sirve de la intolerancia hasta tal punto que, llega un momento en que no somos capaces de decidir cuando están bien hechas y cuando no. Esto nos lleva a enredarnos en una tela de araña, la cual tejemos con nuestras propias dudas y temores, y de la que es muy difícil salir.

Es importante reconocerlo

La única condición para ejercer el derecho que todos tenemos a cometer errores, es el deber de responsabilizarnos de ellos. Las personas admiramos la valentía y la sinceridad en los demás, por ello, cuando alguien reconoce que ha cometido un error o se disculpa por haberse equivocado, es un signo de que esa persona es lo suficientemente madura, valiente y segura, para reconocer que es sencillamente humana, lo que también es digno de admiración por parte de los demás. La persona que reconoce su error, demuestra humildad y sencillez al hacerlo, y sobre todo demuestra que está dispuesta a enmendarlo, a responsabilizarse de las consecuencias que pueda haber causado porque es capaz de aprender de sus propios errores. Según decía Ortega y Gasset, “El reconocimiento de un error, entraña una nueva verdad.”



¿Cómo te tomas los errores ajenos?

Según tomamos los errores de los demás, tomamos los nuestros. Podemos ser muy críticos a veces con los errores ajenos, demostrando con ello la inferioridad que mencionábamos antes, y que aún nos falta mucho por madurar como personas. Esto suele hacernos sentir que todo el mundo está en contra de nosotros y de nuestros deseos. Cuando llega un momento en el que sólo vemos las cosas malas o equivocadas que hacen los otros, es posible que en realidad estemos reflejando en ellos, los pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos. Es importante saber que un error nunca se comete a propósito, por eso, es necesario tomarse los errores ajenos como lo que son, equivocaciones que se han hecho sin pretender hacer ningún mal. Si aceptamos además, que cualquiera puede equivocarse, incluido uno mismo, no sólo nos liberaremos de gran parte del temor y la inseguridad que sentimos, sino que también nos convertiremos en seres independientes, capaces de caminar por nosotros mismos, sin necesidad de temer hacerlo mal a cada paso.



Aprende de tus errores

Cicerón decía que “Todos los hombres pueden caer en un error, pero sólo los necios perseveran en él.” Aprender de tus errores significa, no cometer el mismo error varias veces. Para ello, es necesario esforzarnos en ser conscientes del error y de por qué lo hemos cometido. ¿Qué nos ha llevado a equivocarnos? ¿Cuál es la razón por la que hemos actuado así? Estas son sólo algunas de las preguntas que nos sirven de ejemplo para comprender que cuando cometemos un error, siempre hay una razón para ello. Es posible que en un primer momento no seamos capaces de verla, pero te aseguro que está ahí. Lo que ocurre es que, mientras estamos inmersos en las circunstancias que nos llevan a la equivocación, nuestra capacidad para mirar con perspectiva las cosas, está mermada por las emociones, los deseos, los miedos, las dudas, etc. Por eso, no somos capaces de contemplar otras posibilidades ni otras maneras de actuar. Es probable que hayamos reaccionado, en lugar de actuar, que es lo que deberíamos haber hecho. En cualquier caso, equivocarnos siempre nos da la posibilidad de aprender la lección que necesitamos.





¿Te asustan las consecuencias?

Las consecuencias que provoca una equivocación, son las que son, y hemos de aprender a verlas como simples hechos. Puede que no nos gusten demasiado, podían haber sido distintas, pero así han ocurrido y el hecho de aceptarlas también nos enseña. A veces, el miedo que sentimos ante la idea de cometer errores, viene impuesto por las personas que nos rodean, por la creencia general de que equivocarse es algo negativo. Esto, no siempre es una verdad. Aunque al principio no seamos capaces de saber si nuestro error acabará provocando algo mucho mejor de lo que esperábamos obtener, es posible que a veces sea así, y entonces ya no estaría tan mal visto, aunque sigue siendo un error al fin y al cabo. El temor a equivocarnos provoca miedo a tomar decisiones y cuando no nos sentimos capaces de tomar una decisión por nosotros mismos, nos provocamos una falta de acción o estancamiento, que sin duda terminará en frustración. Lo mejor es no pensar en las consecuencias ni en cómo hemos de realizar algo, sino en qué hemos de realizar y dejarnos guiar por nuestra intuición. Aquello que te hace feliz, allí donde te encuentres a gusto, nunca será un error. Lo único importante es vivir la alegría de hacer las cosas lo mejor posible.



¿Pides consejo o aconsejas?

Aconsejar puede ser peligroso, puesto que generalmente al hacerlo nos basamos en la propia experiencia, sin caer en la cuenta de que nosotros somos distintos al que recibe el consejo, y nuestras circunstancias también son diferentes. Decir…Yo haría…es muy arriesgado, pues conlleva lo que nosotros haríamos, pero no somos nosotros quienes estamos ante el dilema, por eso muchas veces nuestros consejos caen en saco roto y no resultan útiles. Pedir consejo también puede ser peligroso. La experiencia ajena nos ha de servir como guía, pero nunca debemos tomar una decisión, según el consejo que recibamos. A veces el hecho de seguir a la sociedad, se hace para evitar la responsabilidad de tomar las riendas de nuestra vida. Además, solemos creer que sin responsabilidad, no hay culpa. Y es más cómodo permanecer en una zona en la que no nos arriesgamos a sentir frustración después. Sin embargo, cuando salimos de esa zona de confort, que implica no actuar para no cometer errores, aumentamos nuestra satisfacción al sabernos capaces de actuar por nosotros mismos y elevamos nuestra autoestima. Se parece a cuando acabas de hacer algo que te asustaba, pero que querías hacer al mismo tiempo, la sensación de liberación que te provoca el conseguirlo, es maravillosa.

Tu miedo provoca el error

Cuando aprendemos a hablar en un idioma distinto del nuestro, no podemos hablar pensando en cómo lo hacemos, pues es seguro que así nos equivocaremos. Sin embargo, si hablamos pensando sólo en lo que queremos decir, es muy probable que consigamos que la gente nos entienda. Si un bailarín no se ocupara solamente en sentir la música y dejarse llevar por ella, sino que insistiera en pensar en los pasos de baile en el público que le está mirando, es muy probable que se equivocara. A la hora de hacer cualquier cosa, lo importante es tener presente en la mente, la visión de lo que vamos a hacer, y permitir que sea el subconsciente quien se ocupe de pensar en cómo lo haremos. Incluso cuando estamos aprendiendo algo nuevo, es nuestra parte subconsciente la que aprende a manejarse. Si somos conscientes de que ambas partes funcionarán juntas y al unísono, tendremos la tranquilidad necesaria para actuar. Después, sólo hemos de observar con calma y alegría los resultados.



¿Temes arrepentirte?

Algunas personas, cuando llegan al final de sus vidas y echan la vista atrás, dicen que no se arrepienten de los errores cometidos y que si volvieran a nacer, los volverían a cometer uno tras otro. Aunque siempre es mejor aprender la lección que encierran los errores, para no volver a caer en ellos, podemos aprender de estas personas, que el hecho de arrepentirse es un acto inútil que sólo sirve para causar más dolor. Si nos sentimos arrepentidos por un error que hemos cometido en el pasado, es porque nos cuesta darnos entender que, equivocarse siempre es un acto involuntario. Por mucho que lo deseemos en el presente, es imposible que en el pasado hubiésemos actuado de forma distinta a como lo hicimos, puesto que las circunstancias de entonces no son las de ahora, tampoco nosotros somos ya los mismos, seguramente hemos aprendido mucho desde entonces. Si fallamos en aquel momento, fue precisamente porque aún no teníamos la experiencia necesaria, ni habíamos aprendido la lección que encerraba aquella equivocación. Comprender esto viene a decirnos de nuevo, que gracias al error, ha sido posible nuestro aprendizaje. Cometer errores, forma parte del proceso de nuestro desarrollo y del hecho de vivir la vida, e intentar evitarlos es como intentar mantenerse en la cuerda floja eternamente. Llegará un momento en que nos caeremos, pero sin duda, aprenderemos lo que tenemos que hacer para volver a levantarnos.



. Reflexiones para no tener miedo a equivocarte.
1. ¿De qué tienes miedo? Osho, el maestro espiritual, dice “Si existe la posibilidad de desviarte, desvíate, porque no hay forma de crecer si tienes miedo a cometer errores.” Es importante que seas consciente de porqué a veces estás evitando actuar. Puede que sea por miedo a equivocarte, en ese caso, siempre es mejor actuar y errar, que no hacer nada.
2. No temas las consecuencias ni permitas que estas te frustren, puesto que son sólo distintas posibilidades de entre las muchas que pueden ocurrir. Además, si han ocurrido de la forma que lo han hecho, lo más probable es que haya una razón para ello. Sólo tienes que abrir un poco tu mente para encontrarla.
3. Actúa pensando en lo que estás haciendo y no en cómo lo estás haciendo, pues es la mejor manera de no equivocarte. La conciencia debe ocuparse del qué, el subconsciente debe ocuparse del cómo. “El hombre que hace cosas, comete errores, pero no comete el mas grande de todos los errores: el error de no hacer nada.” Benjamin Franklin.
4. Reconocerlo es necesario y te libera. Tagore lo dijo una vez, “Si cierras la puerta a tus errores, dejarás afuera la verdad.” Reconoce que te has equivocado cuando creas que lo hayas hecho y responsabilízate de tu error, pues hacerlo significa madurez y seguridad en ti mismo. Además te hace sentir que eres capaz de arriesgarte y ese sentimiento, te libera y te enriquece como persona.

5. Sé consciente de que un error siempre se comete sin querer, si no fuera así, no sería un error, sino una acción realizada conscientemente, y eso es algo muy distinto. Por ello, es importante que te tomes los errores de los demás y los tuyos propios como lo que son, equivocaciones involuntarias. “El hombre inteligente aprende de sus errores, el sabio aprende de los errores de los demás.” (Arturo Adasme Vasques)



Mar Cantero Sánchez
Escritora y Coach
(www.martacanterosanchez.com)


 

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