TODO CAMBIA CUANDO MENOS TE LO ESPERAS
Todo cambia cuando menos te lo esperas, todo es diferente cuando estás intentando superarte cada día, todo es algo que va surgiendo, que a veces te queda muy alto, pero que siempre puedes vencerlo; siempre hay una alegría, una manera, una forma, para saber que en ese cambio está tu filosofía de mirar la vida, que es como se aprende a salir a flote de cada circunstancia a pesar de que a veces el cansancio llegue hasta la médula.
Pero todo es lo que es y en nuestras manos está que sea más llevadero o menos, porque con una actitud serena se puede avanzar, pero con nervios y recordando o teniendo miedo siempre habrá cosas que nos paren o nos hagan retroceder.
Todo cambia y todo puede recompensar cuando valoras lo que es importante y dejas atrás aquello que solo sirve para aumentar angustias, para no querer reconocer las cosas, y te lleva por el camino de la gran desolación, de los que nunca ven nada claro porque no se lo permiten, porque no hay nada más oscuro que cuando uno deja de saber mirar o deja de respirar por temores, por no darse cuenta de todo lo que tiene dentro de sí.
El tiempo te va recordando que en los momentos más duros has sabido responder, que te habrás equivocado las suficientes veces, pero también te muestra que te has sabido levantar cuando no creías poder hacerlo, pues siempre se resurge y existe un antes y un después, que son los momentos de la vida en los que realmente te tienes que enfrentar y lo haces para superarte y ser más tú que nunca.
Todo cambia cuando sin olvidarte de tu pasado no permites que este te lleve a la melancolía de lo que fue o debía de haber sido, cuando sabes que es mejor sonreír que estar en plan de que todos te hagan caso, porque la tierra gira alrededor del sol, pero no de cada persona que estamos en este mundo, porque somos todos seres humanos con defectos, con las dificultades que nosotros mismos nos creamos por no saber valorar o dar importancia a todo lo que se le debería dar, pero también es cierto que vamos poco a poco, que a veces nos perdemos y hacemos murallas o nos hacemos pasar por marionetas en manos de otros; a veces es tanta la impotencia que nos olvidamos que no todo es tan negro y que si buscamos soluciones las podemos encontrar, sin violencia, sin pisar a nadie, subiendo las escaleras despacito pero seguros de que siempre merecerá la pena intentarlo, porque es necesario hacer posible ese cambio que todos estamos pidiendo a gritos.
Todo cambia cuando nos damos cuenta que las cosas nunca pueden ser como nos gustan, que nunca habrá colores iguales, pero quizás con un poco de empeño se puedan juntar y establecer un arco iris, en el que todos podamos estar y ser cada día algo mejores; cambia cuando a pesar de la lucha que es vivir no defraudamos tirando por tierra muchos esfuerzos de aquellos que se aprendieron desde muy pequeños a que todo recorrido tiene curvas, tiene piedras, pero que es mejor enfrentarse que taparlas, que no vivían solos, sino que si se avanza es gracias a que todos formamos este mundo y con nuestras actuaciones vamos haciendo de todo esto un rumbo, que puede tener un timón diferente, pero en el fondo es una gran cadena que está unida y que merece la pena ser restaurada cada día con esa sonrisa que hace mover montañas cuando solo hay para lágrimas.
Todo cambia cuando no dejas de ser tú, cuando sabes ser sincera sin hacer daño, cuando tienes paciencia y vas despacito, cuando no pretendes ser o tener más de lo que debes, porque el otro de al lado tenga o deje de tener, cuando realmente sabes qué es lo importante, sabes cuáles son los valores por los que estar, y sabes que de ti depende cómo se vayan formando todo lo que te rodea. Porque todo esto lo enseña o muestra la vida, cuando dejas o sueltas las manos de los que te trajeron y tienes que ser tú la que des la cara ante tus circunstancias y esto es la gran realidad que tienes y te hace ser como eres.
Todo cambia, todo llega, todo es, pero lo más grande y bello es que tú estás para contarlo, para asimilarlo, y para que cada día sea dar un paso más a mejorar y eso no te lo puede impedir nadie más que tú misma si no te das la oportunidad.
Esther Sánchez Orantos