Todo nos impulsa a permanecer dormidos: las ideas fijas, los conceptos inmutables, las costumbres más viejas con nosotros. No atendemos ni al sufrimiento moral que, como el físico, nos advierte que algo funciona mal en nuestro interior.
El sufrimiento es un choque con la realidad producido por una decepción, una desilusión, la falsedad de un amor o una amistad...
Y no ha de ser tal realidad la que cambie, sino nosotros.
Antonio Gala