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 EL PROCESO DEL ENFADO



Agosto 01, 2014, 07:03:58 am
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Desconectado Francisco de Sales

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EL PROCESO DEL ENFADO
« en: Agosto 01, 2014, 07:03:58 am »
EL PROCESO DEL ENFADO


Enfadarse no es sólo normal sino que en algunas ocasiones es conveniente. Lo importante es no perder el control de la situación y saber cómo actuar, de tal forma que no nos extralimitemos ni hagamos o digamos cosas de las que tengamos que arrepentirnos.

1.   Origen del enfado
2. ¿Debemos evitar el enfado?
3. Cómo controlar el enfado
 
2.   
  1. Origen del enfado
 



El enfado una reacción normal ante situaciones desagradables cuya manifestación debemos mantener en unos límites.


El enfado surge como consecuencia de nuestro malestar al enfrentarnos a circunstancias que no nos gustan o que nos resultan desagradables; como una humillación, una contrariedad, la frustración o cualquier motivo, que por insignificante que parezca en un momento determinado, puede hacernos enojar.
Continuamente nos encontramos con circunstancias desagradables, desde perder el autobús o tener una discusión con nuestra pareja, hasta que nos den un suspenso en el colegio o una regañina en el trabajo, nuestra manera habitual de reaccionar ante estas adversidades es entristeciéndonos y enfadándonos. Son situaciones que aunque lo deseemos, no podemos evitar.
Hay momentos en los que las personas están más predispuestas a enfadarse porque se sienten más cansadas, malhumoradas, estresadas, o sencillamente porque se encuentran más sensibles. El motivo que en un momento determinado provoca el enfado, en otras circunstancias no lo provocaría.
Cuando estamos enfadamos nos sentimos excitados y hasta que no pasa cierto tiempo no desaparece la excitación que irá desapareciendo paulatinamente. Pero si durante ese periodo de tiempo surge otra contrariedad que nos desagrade, el enfado aumentará enormemente. Por ello, cuando estemos con una persona que se encuentra en ese estado, no es oportuno contrariarla.

 
  2. ¿DEBEMOS EVITAR EL ENFADO?
 

Al enfadarnos sólo logramos aumentar nuestro malestar, nos resulta más difícil controlar nuestras emociones y rara vez, nuestras decisiones son razonadas. Es importante controlarnos, pues cuando nos enojamos es muy difícil no excedernos, solemos extralimitarnos y decir o hacer cosas de las que luego nos arrepentimos. Por lo general, el enfado siempre es superior al motivo que lo originó.
Por el contrario, hay momentos en los que es aconsejable demostrar, sin extralimitarnos nuestra indignación para dejar claro nuestro desacuerdo, como es el caso de los padres cuando sus hijos pretenden desautorizarlos o faltar el respeto, o en determinadas circunstancias de la vida cotidiana en la que sólo con el enojo podremos frenar o solucionar una situación.
Otras veces, no intentamos reprimir esta emoción porque pensamos que enfadándonos descargamos la rabia que sentimos. Esto, rara vez, supone un alivio real, tan sólo un desahogo momentáneo.
El enfado no tiene porque ser violento o estruendoso, puede ser silencioso y castigador. Retirar la palabra durante un tiempo a nuestros hijos, amigos o cónyuge porque estamos enojados con ellos, es otra exteriorización del enfado. Es una forma de demostrar nuestro malestar y desacuerdo ante aquello que nos lo ha provocado.

 
  3. CÓMO CONTROLAR EL ENFADO
 

El enfado es una emoción muy difícil de controlar y puesto que no podemos evitar los motivos que nos hacen enfadar, debemos encontrar el modo de reaccionar ante ellos. Su falta de control puede ser contraproducente y puede tener consecuencias en muchas ocasiones. Veamos por tanto, algunas sugerencias para tratar de controlarlo:
- Lo primero que debemos hacer para controlar el enfado, es tranquilizarnos para poder pensar y analizar con claridad la situación. Pensar antes de actuar impedirá que realicemos actos de los que podríamos arrepentirnos.
- Tenemos que ser conscientes de nuestro sentimiento, saber qué estamos sintiendo, cómo nos está alterando y por qué, y no dejarnos llevar por la emoción del momento.
- Es conveniente tratar de dar un giro a la situación que nos ha hecho enfadar, buscando el lado cómico de la situación o restándole importancia.
- Debemos de tener en cuenta, que en ocasiones, las cosas no son tan sencillas como parecen, sino que puede haber motivos que desconocemos y ser la causa de un malentendido que ha hecho que nos enojemos. Reflexionar antes de actuar es fundamental para no enfadarnos innecesariamente.
- Si nos encontramos ante una situación que nos ha molestado y estamos continuamente dándole vueltas, probablemente nuestro enfado vaya en aumento. Lo mejor sería tratar de olvidarlo y no obsesionarnos, muchas veces somos nosotros los culpables de la rabia que sentimos por no haber sabido reaccionar ante una situación determinada.
- Controlar el enfado no es lo mismo que reprimirlo. Deseamos no estar enojados y controlamos nuestras acciones, pero no el sentimiento. Por tanto, no dejaremos de pensar en ello, impidiendo que se nos pase. Por el contrario, si logramos controlarlo realmente conseguiremos olvidarlo.

 

Dª. Trinidad Aparicio Pérez
Psicóloga. Especialista en infancia y adolescencia.



 

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