¿TE CREAS TUS PROPIAS DESGRACIAS?
Hay un artículo del Dr. Bernabé Tierno que contiene una serie de ideas para revisar y poder comprobar si uno “pertenece a ese incontable número de personas que labran su propia desgracia con actitudes autodestructivas y paralizantes como las que siguen:”
- Tener una mala opinión de sí mismo y recrearse en la autocondena y en los pensamientos y expresiones derrotistas.
- Evitar el contacto con personas positivas, no cultivar las amistades, la sociabilidad y el disfrute de convivir y compartir.
- Estar tan aferrados a los recuerdos del pasado de manera tan nostálgica y triste, que apenas se vive el presente.
- Tener la sensación de que son los demás, las personas y las cosas, quienes dirigen la propia vida y uno no tiene el menor control de la propia existencia.
- No tener claro en qué medida se está haciendo daño a sí mismo ni cómo van destruyendo su existencia sentimientos tan letales como el odio, la culpa negativa, la venganza, la envidia, la depresión o el miedo.
- Tragarse todo el veneno, la maldad y las miserias de quienes pretenden malograr su vida y no reaccionar con energía defendiendo con uñas y dientes su propia parcela de dignidad.
- La incapacidad para decir no, ser asertivo y oponerse a lo que los otros imponen o sugieren por miedo a lo que piensen o digan.
- Instalarse en cualquier disgusto, contratiempo, revés, contrariedad o desgracia, y no saber pasar página y visualizar el deseado día de sol cada vez que el cielo de la vida cotidiana se llene de nubes.
- Vivir sin metas, sin objetivos nobles, sin algo que dé sentido a la propia vida.
- Haber perdido el sentido del gozo y disfrute de lo cotidiano; los amigos, la propia naturaleza, la salud, los hijos, la comida sabrosa, la lectura, etc.
Conviene revisar si en alguno de estos apartados uno se ve identificado, o es su forma habitual de ser y actuar, para rectificarlo, porque si se persiste en esas actitudes uno se creará su propia vida desgraciada.