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 EL CAMINO DEL ENCUENTRO - Bucay - 1ª parte



Agosto 13, 2014, 05:25:33 am
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EL CAMINO DEL ENCUENTRO - Bucay - 1ª parte
« en: Agosto 13, 2014, 05:25:33 am »
EL CAMINO DEL ENCUENTRO
(Jorge Bucay)


Esta recopilación está dedicada a todos aquellos que creen firmemente en el amor como un encuentro con el otro desde la libertad de ser uno mismo.

Respetando la integridad de mi compañero, sin apego ni ataduras, elijo crecer a su lado y recorrer este camino juntos. De todos y de todas las situaciones de la vida, se aprende algo. Espero que les sirva para seguir apostando a establecer una relación más sana con la persona que aman.

Encontrarse con otro es como leer un libro; cada encuentro con otro me nutre, me ayuda, me enseña. No es la maldad, la inadecuación ni la incompetencia del prójimo lo que hace que una relación fracase.

El fracaso, si es que lo queremos llamar así, es la expresión que usamos para decir que el vínculo ha dejado de ser nutritivo para alguno de los dos (no somos para todos todo el tiempo ni todos son para nosotros todo el tiempo). Cada uno de los encuentros en mi vida ha sido como cada libro que leí: una lección de vida que me condujo a ser este que soy.

Montaigne propone: Desatemos los lazos que nos atan a los otros y los que los atan a ellos a nosotros para que cada uno pueda vivir a su modo y conseguir entonces que su satisfacción dependa de sí mismo.

Lo que Hobbes decía es que nosotros somos esencialmente solitarios, y que la dependencia con los otros surge desde nuestro propio concepto de preservación.

Los hombres nos juntamos con los otros porque de alguna manera nos conviene, y si no nos conviniera nos mantendríamos más independientes y aprenderíamos, como dice Pascal, a ser felices solos, a bastarnos con nuestra propia vida.

Nietzsche dice: Dejemos que el individuo solo encuentre su lugar y entonces la competencia no surgirá, porque cada uno dejará de estar mirando lo que el otro hace y dejará de querer lo que el otro tiene.

Rousseau es el primero que dice: La naturaleza humana consiste en sentirse incompleto en soledad; soy incompleto si no tengo al otro, no tiene sentido mi vida si no tengo al otro, no puede significar mi vida si estoy solo. A esta idea Hegel le agregó que lo que el individuo necesita, no como una cosa aprendida, sino como condición de su humanidad, es mucho más: es la admiración de otro.

En la vida, hay situaciones en las que te sentís mal hasta que tocas fondo y entonces decidís hacer un esfuerzo, un movimiento, buscando la salida. A veces no nos animamos a pensar que es lo mismo que nos pasó en la panza de nuestra madre: que una vez fue maravilloso y que ahora ya más grande, es asfixiante, y nos quedamos ahí porque una vez fue maravilloso. Aprender que el parto es un hecho liberador nos enseña a revisar si las situaciones actuales que vivimos no han dejado de ser maravillosas, y por haber sido antes placenteras las seguimos considerando así aunque hoy sean desastrosas.

Personalmente yo creo que Rousseau tenía razón: si no existe otro en nuestra vida, aparece la sensación de incompleto.

El mundo externo es una percepción, una abstracción. Yo tengo un registro interno del afuera. Por eso tengo que tratar de entender que el mundo del otro no es mío, que no hay un mundo que podamos compartir. Podemos hacer un espacio común y transitar por él.

Por ejemplo, yo te veo y, para mí vos sos como yo te veo. Ahora ¿cómo sos vos? Qué se yo, cómo podría saberlo. Lo único que yo sé de vos es como yo te veo. Del mismo modo, lo que vos sabés de mí es lo que vos ves, no lo que yo soy. Es decir, no hay un mundo externo sobre el cual se pueda referenciar. La mirada de las cosas tiene una cuota de relatividad tan grande que las cosas se interpretan dependiendo de cómo se vean.

Te quiero significa, pues, me importa de vos; y te amo significa: me importa muchísimo. Cuando empezamos a pensar en esto, nos damos cuenta de que en realidad no queremos a todos por igual y que es injusto andar equiparando la energía propia de nuestro interés ocupándonos de todos indiscriminadamente. Cuando me doy cuenta sin culpa de que quiero más a unos que a otros, empiezo a destinar mi interés a las cosas y a las personas que más me importan para poder verdaderamente ocuparme mejor de aquellos a quienes más quiero. No es inhumano que yo sea capaz de canalizar el poco tiempo que tenga para ponerlo prioritariamente al servicio de aquellos vínculos que construí con las personas que más quiero.

“Cada uno de nosotros tiene una sola forma de querer, la propia.”

Querer y mostrarte que te quiero pueden ser dos cosas distintas para mí y para vos. Y en estas, como en todas las cosas, podemos estar en absoluto desacuerdo sin que necesariamente alguno de los dos esté equivocado.

Cuando alguien te quiere, lo que hace es ocupar una parte de su vida, de su tiempo y de su atención en vos. A veces, la gente me quiere convencer de que más allá de la idea de ser feliz, las relaciones importantes son aquellas donde uno es capaz de sacrificarse por el otro, y la verdad es que yo no creo que el amor sea un espacio de sacrificio. Yo no creo que sacrificarse por el otro garantice ningún amor, y mucho menos creo que ésta sea la pauta que reafirma mi amor por el otro.

“El amor es un sentimiento que avala la capacidad para disfrutar juntos de las cosas y no una medida de cuánto estoy dispuesto a sufrir por vos, o cuánto soy capaz de renunciar a mí.”

No existen diferentes tipos de amor, el amor es siempre amor, lo que cambia es el vínculo, y esto es mucho más que una diferencia semántica. Lo que cambia en todo caso es la manera en la que expreso mi amor en el vínculo que yo establezco con el otro, pero no el amor.

Para mí existe mi manera de amar y tu manera de amar.

Si yo sé querer a los demás en libertad y constructivamente, quiero constructiva y libremente a todo el mundo. Si he aprendido a mal querer, cuanto más quiera más daño haré. Y si he aprendido a querer bien, mejor lo haré cuanto más quiera.

DESENGAÑO

NADIE ES MÁS VULNERABLE A CREERSE ALGO FALSO QUE AQUEL QUE DESEA QUE LA MENTIRA SEA CIERTA. ¿Cómo no voy a entender que miles de personas vivan sus vidas en pareja o en compañía creyendo que son queridas por aquel que no las quiere o por el que no las quiso nunca? Quiero, ambiciono y deseo tanto que me quieras, tengo tanta necesidad de que vos me quieras, que quizás pueda ver en cualquiera de tus actitudes una expresión de tu amor.

La segunda causa de confusión es el comparar lo que soy capaz de hacer por el amado con lo que él o ella hace por mí. El otro no me quiere como yo lo quiero y mucho menos como yo quisiera que me quiera, el otro me quiere a su manera.

A medida que recorro el camino del encuentro, aprendo a aceptar que quizás no me quieras. Y lo acepto tanto desde permitirme el dolor de no ser querido como desde la humildad. El afecto es una de las pocas cosas cotidianas que no depende sólo de lo que hagamos nosotros ni exclusivamente de nuestra decisión, sino de que, de hecho, suceda.

LA CREENCIA DEL AMOR ETERNO

Quizás el más dañoso y difundido de los mitos acerca del amor es el que promueve la falsa idea de que “el verdadero amor” es eterno.

Los que lo repiten y sostienen pretenden convencernos de que si alguien te ama, te amará para toda la vida, y que si amas a alguien, esto jamás cambiará.

A veces, lamentable y dolorosamente, el sentimiento se aletarga, se consume, se apaga y se termina. Y cuando eso sucede, no hay nada que se pueda hacer para impedirlo. Estoy diciendo que se deja de querer.

Mi consultorio, en problemas afectivos, se divide en tres grandes grupos de personas: aquellas que quieren ser queridas más de lo que son queridas, aquellas que quieren dejar de querer a aquel que no las quiere más porque les es muy doloroso, y aquellas que les gustaría querer más a quien ya no quieren, porque todo sería más fácil.

Lamentablemente, todos se enteran de la misma mala noticia: No sólo no podemos hacer nada para que nos quieran, sino que tampoco podemos hacer nada para dejar de querer.

INTIMIDAD, EL GRAN DESAFIO

Las relaciones íntimas tienen como punto de mira la idea de no quedarse en la superficie, y es esta búsqueda de profundidad la que les da la estabilidad para permanecer y trascender en el tiempo. UNA RELACIÓN ÍNTIMA ES UNA RELACIÓN AFECTIVA QUE SALE DE LO COMÚN PORQUE EMPIEZA EN EL ACUERDO TÁCITO DE LA CANCELACIÓN DEL MIEDO A EXPONERNOS Y EN EL COMPROMISO DE SER QUIENES SOMOS.

Sólo sintiendo honestamente el deseo de que me conozcas puedo animarme a mostrarme tal como soy, sin miedo a ser rechazado por tu descubrimiento de mí.

Cuando percibo tu aceptación total, entonces y sólo entonces, puedo mostrarte mi yo más amoroso, mi yo más creativo, mi yo más vulnerable. En la vida cotidiana no ando mostrándole a todo el mundo quién soy, porque la sinceridad es una actitud tan importante que hay que reservarla sólo para algunos vínculos.

Intimidad implica entrega y supone un entorno suficientemente seguro como para abrirnos. Sólo en la intimidad puedo darte todo aquello que tengo para darte.

“Una de las características fundamentales de estos vínculos es el respeto a la individualidad del otro”

Puedo intimar si soy capaz de darme cuenta de que somos diferentes y si tomo no sólo la decisión de aceptar eso distinto que veo, sino además la determinación de hacer todo lo posible, para que puedas seguir siendo así, diferente, como sos. LAS SEMEJANZAS LLEVAN A QUE NOS PODAMOS JUNTAR, LAS DIFERENCIAS PERMITEN QUE NOS SIRVA ESTAR JUNTOS.

Por supuesto, también puede pasar que, en este proceso, cuando finalmente esté cerca y consiga ver con claridad a la persona que tengo al lado, descubra que no me gusta lo que veo. Puede suceder y sucede. En la distancia, el otro me parece fantástico, pero a poco de caminar juntos me voy dando cuenta de que en realidad no me gusta nada lo que empiezo a descubrir.


 

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