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 ¿QUÉ NOS PODEMOS ENCONTRAR DEBAJO DE LA RABIA? - 1ª parte



Agosto 24, 2014, 09:44:13 am
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Desconectado Irene Zambrano

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¿QUÉ NOS PODEMOS ENCONTRAR DEBAJO DE LA RABIA? - 1ª parte
« en: Agosto 24, 2014, 09:44:13 am »
¿QUÉ NOS PODEMOS ENCONTRAR DEBAJO DE LA RABIA?

Este trabajo es una reflexión evolutiva sobre la emoción de rabia, qué se esconde tras ella, cómo lo vamos incorporando y qué estrategias formamos para manejarla.


1.   Introducción
2.   ¿Qué es la rabia?
3.   Rabia según el Análisis Transaccional
4.   Rabia según la Gestalt: Mecanismos de defensa y el ciclo de la experiencia
5.   Lo que esconde la rabia en cada estructura de personalidad
6.   Conclusiones
7.   Bibliografía

1. Introducción
Este trabajo es una reflexión evolutiva sobre la emoción de rabia, que se esconde tras ella, como lo vamos incorporando y que estrategias formamos para manejarla. Vemos como está en nosotros desde el nacimiento y como a lo largo de nuestro desarrollo, debido a la interacción con el ambiente vamos aprendiendo diferentes formas de sentirla y expresarla una vez formada nuestra estructura de personalidad. Acompañando esta reflexión con mi experiencia personal y profesional según he ido descubriendo que hay detrás de la emoción de rabia en personalidades adultas ya formadas.

2. ¿Qué es la rabia?
La rabia es un sentimiento que protege la identidad y la dignidad de una persona, ya que es un sentimiento natural y básico que se experimenta cuando alguien se percibe tratado de una maneja injusta. Siendo utilizado de forma eficiente contribuye al fortalecimiento de una adecuada autoestima, ya que al expresar lo que se siente, piensa y necesita se establecen límites de contacto y se autoafirma (L. Bilodeau, 1998).
La rabia es un estado emocional que moviliza y carga de energía a la persona para responder a una situación dada que en un principio se percibe como amenazante. La rabia puede ser expresada desde el enfado, la agresión,  el enojo, la ira, la frustración. Al igual que otras emociones viene acompañada de cambios fisiológicos y biológicos, tales como el aumento del ritmo cardíaco y la presión arterial, así como un aumento en los niveles de adrenalina y noradrenalina.

La rabia es una emoción inherente al ser humano, y que aunque culturalmente se han empeñado en catalogarla como “emoción mala o negativa”, está incluida dentro de las cuales consideramos emociones básicas: Tristeza, Amor, Poder, Rabia, Alegría y Miedo Lógico. La rabia seria producto de un miedo existencial junto al miedo lógico y la tristeza.

2.1 La rabia como respuesta innata
El ser humano de manera innata experimenta rabia, esta emoción ha servido y contribuido en la supervivencia de la especie. Gracias a la rabia la persona, en situaciones que interpreta como una amenaza y que pueden ser potencialmente peligrosas, responde de manera adecuada para salvaguardar su vida, su bienestar, alcanzar metas y de esa manera sobrevivir y defenderse.

Cuando la situación es percibida como amenazante surge la rabia como algo instantáneo. Esta respuesta inconsciente y en ocasiones irrefrenable se origina en la Amígdala. El estimulo es interpretado y reconocido como amenazante y la amígdala prepara al organismo para la huida o la lucha sobre esa amenaza.

Ante un hecho donde hay estímulos que la amígdala reconoce, puede activarse un recuerdo emocional primitivo disparándose la respuesta del organismo. La amígdala funciona como un almacén de memoria emocional capaz de determinar la respuesta de rabia en la edad adulta, aunque esta sea en ocasiones desproporcionada al estímulo recibido del ambiente, puesto que la respuesta se da a partir de la conexión entre estímulo actual y recuerdo primitivo.

2.2 Desarrollo de la rabia según el estilo de apego
Cuando nacemos nuestro estar en el mundo está compuesto de aquello que sentimos tanto corporalmente como emocionalmente. Nos expresamos en el mundo desde lo que sentimos en cada momento ya que el niño no concibe más allá del instante presente. Estas emociones producen respuestas como llorar, chillar, reír… La rabia es una de las emociones que experimenta el niño desde su nacimiento, lo expresa mediante el llanto cuando no consigue satisfacer su necesidad del aquí y ahora, ya que no tienen conciencia de tiempo, para ellos un minuto es eterno.

La rabia es una emoción básica que surge del sentimiento de frustración que el niño experimenta cuando encuentran una discrepancia entre lo que creen, esperan o desean que pase y lo que sucede en realidad.

Es desde este primer momento cuando el niño se va regulando, y es en función del tipo de parentamiento que la madre ofrece al niño, de cuidados y de apego que establezca con él, que la experiencia de la emoción de rabia se irá instaurando y grabando en el niño. En base a esta experiencia el niño aprende; por ejemplo: Si tras su expresión de rabia viene la protección de la madre, se puede sentir seguro; mientras que puede ser que al expresarla el niño no reciba respuesta por parte de la madre por lo que el niño ya va incorporando en su experiencia que esta expresión es peligrosa y negativa; o puede ser que la madre reaccione de manera negativa hacia esta expresión y que el niño aprenda a inhibirla produciéndose dificultad en el desarrollo y control emocional.

Por tanto, la rabia expresada en el niño puede ser un intento de pedir ayuda cuando sus necesidades no están cubiertas o cuando experimenta miedo al sentir en peligro su supervivencia. Como el niño aun no sabe cómo manejar sus emociones, necesitan de un cuidador que se adapte a ellos y que les enseñen a manejarlas.

3. La rabia en el Análisis Transaccional
La expresión de la rabia de forma sana o patológica, como expreso en el punto anterior, va a depender de la experiencia, la vivencia y el aprendizaje que el niño haga desde que nace con el entorno. En esta prueba de vida en la que el niño va autodefiniéndose e incorporando límites, permisos, mandatos va a experimentar sentimientos y manifestaciones primarias de rabia a modo de rabietas, lloros, gritos, pataletas.

La connotación negativa, que comúnmente se le da a la emoción de rabia, tiene su origen en la rabia mal expresada y manejada. Desde la infancia la rabia es considerada en nuestra cultura como “mala” por ello puede que algunos padres censuren, castiguen o limiten su expresión, sin proceder a un sano acompañamiento emocional.

El niño al igual que el adulto es un ser emocional y a medida que crece va desarrollando su estar en el mundo, su autoconcepto, y su Yo ok o Yo no OK. Como Berne dice “Todos nacemos príncipes y princesas”. A partir de la interacción con el entorno el niño incorporará mensajes con los que aprenderá cómo comportarse, lo que está bien y lo que está mal de él y de su conducta.

Como vemos, la capacidad de sentir rabia y de responder a dicha emoción se encuentra en nosotros desde el primer minuto de vida. Hemos nacido con el potencial de sentir y expresar rabia. Un niño puede experimentar rabia y expresarla al ver limitada su capacidad de acción, su necesidad o como forma de mostrar su “no entendimiento” de lo que sucede alrededor. Esta expresión cuando es reprimida y castigada por la madre, al no considerarlo adecuado o simplemente no saber manejarlo, produce que el niño incorpore mensajes o mandatos sobre cómo debe expresar y sentir su rabia. Con este mensaje que la madre le da de “no sientas y no expreses tu rabia”, el niño puede sentir una prohibición con lo que no aprenderá a manejar sanamente su rabia y puede activar la negación de la emoción, produciendo confusión emocional. El niño por miedo a dejar de tener el amor de mamá si expresa su enfado, lo reprimirá, dando paso a otras emociones o sentimientos parásitos como la tristeza, culpa, vergüenza, que sean más aceptadas en su entorno familiar.

A medida que el niño va creciendo con el mandato “No es bueno que expreses tu rabia” aparece el miedo a sentir rabia, de expresarla y de que otras personas la manifiesten contra él. Muchos de nosotros estamos limitados emocionalmente y solo podemos permitirnos aflorar sentimientos aceptados o “bien vistos” en nuestro entorno familiar. Con ello se confunden la emoción verdadera, enmascarándola o reteniéndola en el cuerpo.

Así se incorporan introyectos que la persona traga como por ejemplo “No es bueno manifestar la rabia”, “Si te enfadas eres malo”, “Si muestras tu enfado te dejaré de querer”.

Por tanto, la rabia puede ser una respuesta humana universal en la que la persona es consciente de estar o sentirse en un estado displacentero. Es con mucha frecuencia una respuesta a la frustración de mandatos recibidos y al miedo de ser.

4. La rabia en la Gestalt: Mecanismos de defensa y ciclo de la experiencia
La verdadera motivación humana es encontrar el equilibrio. Para ello el organismo realiza diversas acciones para completar su Gestalt, es decir, completar su experiencia o satisfacer su necesidad. El ser humano nace con una necesidad de contacto con el mundo exterior a través del cual se satisface o completa. Todo organismo se relaciona con el ambiente para facilitar el contacto o para romperlo en función de si facilita o interrumpe la satisfacción de su necesidad. Toda emoción está hecha para este tipo de contacto. En este contexto, la rabia es entendida como una función del organismo que facilita la satisfacción de sus necesidades, y el restablecimiento del estado de equilibrio del organismo en relación con el ambiente. L. Bilodeau (1998) acorde con esto menciona que “La rabia define los límites de la conducta aceptable en situaciones sociales y protege los valores sociales. Otras de sus funciones son: supervivencia, protección psicológica y establecimiento de límites de contacto”.

Cuando sentimos rabia, expresamos algo propio que está en relación con lo que pasa dentro y fuera de nosotros. Sentimos rabia cuando un deseo o una necesidad se han despertado y su satisfacción ha sido frustrada o limitada. Esa energía se moviliza hacia la consecución de su necesidad. Sentir rabia es como sentir que uno quiere deshacerse de aquellos obstáculos que puedan ir en contra de la propia necesidad. Por esto cuando la rabia no es manifestada y se retiene en el organismo produce la insatisfacción de la necesidad y el no cierre de la Gestalt.

Cuando no conseguimos la satisfacción de nuestra necesidad, la manera que tenemos de alejarnos del dolor que nos produce es mediante los mecanismos de defensa. Ante la expresión de rabia encontramos distintos mecanismos que nos ayudan a evitarla, enmascararla, reprimirla como son:

•   Desensibilización: Interrumpimos y prohibimos las sensaciones de rabia.
•   Proyección: Cuando sentimos rabia y no nos permitimos expresarla por mensajes de inadecuación, la depositamos en el otro. Quitamos así nuestra responsabilidad sobre lo que sentimos. La rabia que depositamos en el otro puede ser mediante la culpabilización sobre lo que nos pasa, la crítica o el rechazo.
•   Negación: Cuando tenemos un significado negativo acerca de la expresión de rabia podemos sustituir esta emoción por otras socialmente aceptadas, como ocurre con la tristeza. Así negamos la rabia, perdemos conciencia de la emoción y nos desconectamos emocionalmente.
•   Introyección: Cuando incorporamos actitudes, ideas y creencias respecto a la rabia que vienen de fuera. Se produce una perturbación en el contacto ya que sin la función de rabia la persona no estructura adecuadamente las experiencias. Cuando inhibimos la rabia vivimos nuestras experiencias sin digerirlas, sin motivación para cambiarlas.
•   Retroflexión: En lugar de sacar hacia fuera nuestra energía nos convertimos en el objeto de nuestra rabia en forma de “dolores de cabeza, garganta, estomago”. Se produce una contención de la rabia en nuestro interior, retenida en el organismo produciendo en algunos casos somatizaciones.
•   Confluencia: Cuando la función de rabia esta instaurada de forma sana en nosotros, el ciclo de contacto-retirada será percibido como una pérdida temporal del contacto, recuperándose los limites sin dificultad. Cuando no es así podemos experimentar grandes dificultades para establecer  límites y diferenciarnos en nuestras relaciones.
•   
En sesión con una paciente trabajando el ciclo de la experiencia nos dimos cuenta de que: “En ella había una necesidad insatisfecha de reconocimiento que le producía frustración y por consiguiente, mucha rabia. Tras esto imperaba su necesidad de ser satisfecha, al no lograrlo sentía y expresaba su rabia. Ante esta emoción sentía profundo sentimientos de culpa, por lo que la rabia quedaba encubierta por la culpa y la necesidad continuaba no satisfecha”. Tras darme cuenta de esto, entiendo que lo que hay detrás de la rabia, en este caso, es una necesidad no satisfecha. Es por eso que cuando nos hacemos responsables de nuestra rabia, de fondo escuchamos a una herida desatendida y una necesidad manifiesta.

5. Lo que esconde la rabia en cada estructura de personalidad
El niño ya adulto ha incorporado y anclado su experiencia con la emoción de rabia. Se pone en marcha un patrón de actitudes, conductas, emociones, pensamientos más o menos estables en función de los cuales el ser adulto responderá en contacto con el entorno. En función de este patrón especifico propio, cada estructura de personalidad maneja, expresa o reprime la rabia manteniendo así su equilibrio, protegiéndose y evitando consecuencias negativas. Por tanto, veremos cómo cada estructura utiliza la rabia y que oculta con ella.

5.1 Estructura Histérica
La rabia en la histérica es empleada como forma de defensa. Enmascara una carga de ansiedad muy fuerte en el interior y que sirve para protegerse del exterior y proteger su necesidad.
La estructura histérica, en el manejo de su rabia, puede inhibir y paralizar la verdadera expresión emocional. De ahí que la consecuencia de tal represión sea un sentimiento de indefensión, de carencia de defensa y miedo a la falta de auténtico afecto y cariño.
La histérica que oculta su rabia, lo puede hacer mediante la búsqueda de una emoción opuesta donde se siente más cómoda y segura, como puede ser la tristeza, una emoción más adecuada y aceptada en su entorno. De esta misma manera, pudo ir desde la infancia introyectando formas de comportamiento complaciente para mantener así el amor de sus padres. Por tanto, tras su comportamiento complaciente, sumiso hay una rabia reprimida ante la imposibilidad de “ser” por miedo a la pérdida del amor y cuidado. En este ideal de conducta introyectado, percibirá la rabia como un estado inaceptable que genera miedo. Esta emoción si es negada y retenida en el cuerpo conducirá a la conversión somática de la rabia.

Puede ser también que la histérica no reprima su rabia si no que se maneje con ella de forma excesiva, dejando de lado la cordialidad, la amabilidad o la sumisión, defendiéndose así frente el miedo de la posible pérdida de amor. Tras la expresión de la rabia hay un intento de reducir mediante su manifestación, sentimientos ansiosos de vulnerabilidad, desprotección, inseguridad personal e indefensión.

En mi experiencia con esta estructura he podido observar como en la histérica hay una gran frustración por la necesidad de contacto y relación. Expresa frustración cuando no se le tiene en cuenta o son el centro, escondiendo tras de sí una necesidad muy primaria de amor, atención y reconocimiento.

Cuando se sienten reconocidas y queridas su ansiedad disminuye y con ello su miedo. Cuando no, la ansiedad es tan grande que se puede originar una percepción de falta de aceptación por parte del otro “No ser válida”, “No ser digna”, “No merecer amor”. Puede responder con mucha rabia ya que para la histérica puede suponer que se ponga en peligro la aceptación incondicional de su ser. Le resulta difícil aceptar la realidad y aquello que es contrario a su necesidad por lo que se frustra y aparece la rabia.

Tras la rabia de la histérica he observado también intentos manipulativos mostrando conductas infantiles y un rol de víctima. En este componente manipulativo la histérica puede querer conseguir sus objetivos mediante su carácter seductor, amable y sociable. Cuando su necesidad no es satisfecha y sus intereses frustrados surge una rabia intensa y desproporcionada, persiguiendo y sintiéndose psicológicamente victima mediante manifestaciones de reivindicación, queja, reproches o culpabilizaciones.

5.2 Estructura Obsesiva-compulsiva
Es característico del obsesivo ser controlado en la expresión de la rabia, por lo general, se nos presenta en terapia como una persona civilizada, seria, contenida y de buen comportamiento.

La rabia del obsesivo puede considerarse la raíz original de esta estructura. Una de las formas de manifestación más común de la rabia es mediante una conexión fuerte con el sentido de justicia y responsabilidad.

La falta de capacidad de expresión sana de la rabia lleva a esta estructura a expresarla de diferentes maneras encubiertas, por lo que reflexiona la rabia. Estas formas encubiertas pueden ser la crítica hacia el otro y hacia sí mismo normalmente en un intento de mejorar él y al otro para sí mismo (las necesidades propias se convierten en “deberías” para los otros), otra forma de expresar rabia a modo de reproches y acusaciones. En su autocritica hay mucha frustración y rabia por no ser perfecto, lo que puede esconder un fuerte miedo al rechazo. De esta manera su rabia es más bien racional que emocional, se permite expresarla de esta manera porque es menos amenazante y mantiene su equilibrio. Toda su vida se desarrolla conforme a un programa preconcebido e inviolable. Todo cambio en su programa de vida se experimenta como displacentero, produciendo mucha ansiedad y rabia.

Para el obsesivo la expresión de rabia puede implicar un castigo o retirada de amor y reconocimiento, por lo que la encubre con diferentes estrategias morales y rígidas. En su necesidad de seguir las reglas, las normas y las costumbres hay una defensa potente de ellas, donde su incumplimiento les genera confusión, frustración y les echa por tierra sus valores y estilo de vida tan seguro y ordenado. Por tanto la manifestación de rabia en este caso esconde un profundo miedo a dejar de existir al perder el control y su estructura.

Adentrándonos en la infancia del obsesivo, puede que haya en él una gran frustración por “ser perfecto para mama”. Detrás de su frustración hay una experiencia de rechazo muy primaria, lo que desencadenó una preocupación excesiva por ser bueno, perfecto. Con todo esto, pienso que su actitud crítica, perfeccionista, disciplinaria de si mismo esconde una rabia llevada hacia dentro, como modo de satisfacer su necesidad imperiosa de obtener afecto y amor a través del merito.

 

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