DOLOR EMOCIONAL
¿Qué hacer cuando atravesamos una etapa de dolor emocional?
Pues simple y sencillamente vivirlo hasta que se extinga. Intentar ocultarlo o no darle importancia es provocar más angustia y dolor.
A veces, cuando estamos pasando una etapa dolorosa, una pérdida de un amigo, esposo, la muerte de un familiar, una liquidación, un despido, una jubilación, pérdida de un amigo, etc., inconscientemente tratamos de seguir adelante cómo si nada pasara, pero, con esta actitud conseguimos el efecto contrario. Nuestro dolor crece y cobra mayor importancia a medida que tratamos de ocultarlo a nuestros ojos y a los demás. Pero escapar al sufrimiento es imposible. Solo si nos permitimos vivir la experiencia del dolor hasta agotarlo, conseguiremos finalmente que desaparezca.
Lo primero es asumir que el sufrimiento está presente. Tomar conciencia de él es la única forma para eliminarlo después. De lo contrario el dolor permanece y se enquista de tal modo que llegas a acostumbrarte a vivir con él, e impide que alcances tu felicidad y te resta libertad para ser tu mismo.
Intentar seguir tu vida dejando de lado el dolor es el resultado de un miedo inconsciente a reconocerlo, ya que si así lo hicieras tendrías que tomar una decisión al respecto y enfrentarte a algo que te asusta aún más. De hecho te llegas a acostumbrar tanto al dolor que llegas a sentirte cómodo con él. Y aunque a nadie le guste sufrir, te has acostumbrado tanto a él que puede darte miedo desprenderte de él.
Si te preguntas en más de una ocasión ¿Por qué a mí?, ¿porqué no consigo lo que yo quiero?, Lo que sucede en realidad es que la vida nos presenta vivencias en las que no hay respuesta. No siempre sabemos por qué suceden las cosas. Pero si insistes en saberlas tal vez estas te lleguen cuando ha pasado el tiempo y tus emociones se hayan enfriado.
Ocultar el dolor a los demás es incómodo e inútil, casi siempre por mucho que trates de ocultarlo, los que te quieren terminan percibiendo que algo te sucede, y cuando esto suceda tal vez sea muy tarde para que ellos puedan ayudarte. También el ocultar el dolor agota nuestras fuerzas y nuestra energía. No es sano aparentar normalidad cuando la realidad evidencia que ese aplomo aparente no es lógico. Guardar el dolor te desgasta a ti y le alimenta a él. Compartirlo lo diluye.
La soledad también es una gran fuente de alivio al dolor, pues te ayuda a retraerte un tiempo del mundo y de la vida, algo necesario para descansar, recuperar fuerzas y ganas para continuar adelante. Darte tiempo para comprender mejor tu sufrimiento y reflexionar cómo hallar soluciones. Te ayuda también para reencontrarte y ocuparte de ti mismo. Estar en silencio y darte tiempo para estar contigo mismo, con tus pensamientos, y cuidarte y mimarte en soledad, es un paso hacia la recuperación. Es una medicina que pide tu corazón, pero recuerda que esta soledad debe equilibrarse con un tiempo compartido para no caer en la desesperación que en ocasiones provoca la soledad cuando se está sufriendo.
Asumir lo inevitable, en ocasiones en las que el dolor lo causa un hecho irremediable, como la pérdida de un ser querido, una enfermedad o algo cuya solución no depende de ti. Entonces debes permitirte vivir tu dolor como parte importante en tu recuperación. El sufrimiento es humano y la forma de lograr que se extinga es ir quemando etapas poco a poco, cerrando ciclos uno tras otro hasta que finalice el proceso. Necesitarás paciencia, serenidad. El paso del tiempo, compartir tu dolor con los que amas, experimentar la naturaleza, hacer actividades que te satisfagan, serán tus mejores aliados en este trance. La ayuda de un profesional es inestimable. Buscar su apoyo es un signo de inteligencia y autoconocimiento.
Sacar provecho de la crisis. Las crisis son oportunidades. Aprovecha estos momentos para pensar y preguntarte si debes cambiar algo en tu vida, contempla la posibilidad de aprender del dolor. Pregúntate que debes hacer para que esto no se vuelva a repetir, o cómo puedes utilizar esta experiencia en tu vida.
Utiliza todo lo que te sea útil: escribir te ayuda a descargar el dolor, la música, el baile, son buenas herramientas. En general las artes y las actividades que tengan que ver con el deporte y la naturaleza ayudan.
Dra. Irma Covarrubias