CÓMO TOMAR BUENAS DECISIONES
Por Ana Muñoz
Tomar buenas decisiones no siempre es fácil. Para hacerlo lo mejor posible, una de las cosas que podemos hacer consiste en observar cómo lo hacen aquellos que toman las mejores decisiones. Según las investigaciones realizadas al respecto, esto es lo que debes hacer para parecerte a ellos:
1. No pongas una fecha límite.
Las fechas límite hacen que aumente el nivel de estrés y activan la parte del cerebro que sirve para solucionar problemas, pero no es la parte que usamos para encontrar ideas originales. Cuanto más estresante sea una fecha límite, menos abierta estará una persona a otros modos de afrontar el problema. Por tanto, tendrás menos probabilidades de encontrar buenas soluciones o ver las cosas de otra manera que te sirva para trazar un mejor plan de acción.
Por ejemplo, si has diseñado un proyecto y te das cuenta de que tiene errores, al tener una fecha límite te centrarás en arreglar los errores a toda prisa. En cambio, si no tienes fecha límite, tal vez se te ocurra revisar todo el proyecto y hacerlo de una manera diferente, aprendiendo de esos errores para hacerlo mejor, en vez de tratar de eliminarlos.
2. Deja vagar tu mente.
Cuando no haya más remedio que poner una fecha límite, puedes recurrir también a ejercicios en los que dejas que tu mente vaya por libre. Cuando dejas vagar tu mente sin dirigirla de ningún modo, se activará la parte creativa del cerebro.
Es decir, en vez de tratar de encontrar una solución, siéntate en un lugar tranquilo e imagina que entras en tu propia mente, observando todo lo que te vas encontrando en tu camino, sea lo que sea.
3. No pienses más sino diferente.
Cuando te encuentras con un problema que no logras resolver, lo más probable es que trates de pensar más y darle más y más vueltas. No obstante, tendrás más éxito si lo que haces es tratar de pensar de un modo diferente. Practicar meditación es un modo de hacerlo. Otros modos consisten es dejar que tu inconsciente haga el trabajo y aprovechar el sueño (consultarlo con la almohada funciona).
4. Cuidado con la incertidumbre.
Los sentimientos de incertidumbre, como pensar que podrían despedirte o que tu empresa puede quebrar, activan los centros del cerebro relacionados con la ansiedad y el asco. Esto hace que tomes decisiones de un modo diferente, dejándote llevar por el pesimismo y el mal presagio. Las decisiones tomadas en base a la ansiedad y el miedo pueden ser muy malas decisiones. Por ejemplo, si tu empresa está pasando una mala racha debido a una crisis económica, es posible que no pienses en crear nuevas líneas de productos, pero eso puede ser precisamente lo que la empresa necesite para salir adelante.
Dado que la incertidumbre está a menudo presente, es importante aprender a aceptarla, no tenerle miedo y no responder ante ella de manera exagerada. Ten en cuenta que ninguna decisión es definitiva. Sin las circunstancias cambian, puedes cambiar tus decisiones. A menudo, el simple hecho de ser consciente de que estás sintiendo incertidumbre y saber que esto puede hacer que tomes decisiones basadas en el pesimismo y el miedo, puede ayudarte a dejar de hacerlo y adoptar un enfoque más positivo.
5. Confía en tus emociones.
Los buenos pensadores se rigen más por sus emociones que por la razón. Por ejemplo, en una investigación entregaron a un grupo de ejecutivos una serie de escenarios de gestión y les pidieron que hicieran análisis y recomendaciones mientras escaneaban sus cerebros mediante resonancia magnética. Los científicos esperaban una gran activación en la corteza prefrontal (implicada en la panificación y razonamiento lógico). No obstante, aunque había activación aquí, había otras áreas donde la activación era mayor: las implicadas en el pensamiento social y emocional. Además, los mejores pensadores estratégicos fueron los que tuvieron una mayor activación en estas áreas.
Es decir, los mejores saben cómo usar sus emociones para evaluar sus decisiones. Por ejemplo, si al pensar en una estrategia para mejorar tu trabajo sientes algún tipo de miedo o inseguridad, es importante que le hagas caso porque puede darte una información valiosa que te lleve a cambiar de estrategia o modificarla.
6. Ten en cuenta a los demás.
Las decisiones que tomas pueden afectar también a otras personas. Por tanto, tener una buena capacidad para ver los problemas a través de los ojos de los demás es tan importante como ser capaz de analizar los datos. Hacer esto puede servirte, por ejemplo, para implicar a ciertas personas en el proceso y evitar así que se sientan dejados de lado. Esto hará que los tengas de tu parte y colaboren de un modo más activo.
Por tanto, para tomar buenas decisiones es importante pensar en las personas y sus posibles reacciones y cómo les puede afectar la decisión o el modo de tomarla.