ESTOY PENSANDO SERIAMENTE
Estoy pensando seriamente
en concertar una cita con la muerte
-no por trabajo suyo, simplemente a título informativo-
para ver si me hace una oferta sustanciosa
y adelantamos la fecha
si ambos salimos ganando.
Me iría bien el año que viene,
luego de que recorra Buenos Aires
-de arriba a abajo-,
la Martinica
-sin prisa en los zapatos-,
Katmandú
-en silencio de voz y alma-,
asista a las abluciones en el Benarés
-con mi más sentido respeto-,
y las calles por las que corrieron mis diez años.
A fin de cuentas.
aprendí a renunciar hace tiempo,
y la vida me gusta
pero no me pertenece.
He aprendido -¡qué maravilla!-
a desapegarme de todo
y la felicidad no me es imprescindible.
Sé estar solo
como nací –aunque estuviera mi madre-,
y como moriré –aunque me rodeen mis seres queridos-;
sé disfrutar de mi compañía,
de otras ausencias,
de lo que no tengo ni tendré,
de los baches las rosas los escalofríos
la luna el viento y mis lágrimas.
He sabido pararme muchas veces
justo en el mismo lío central de una maraña,
y al principio de un amanecer,
en varios fragmentos de una ópera,
o durante un beso,
para decir y sentir
“estoy aquí” o “estoy vivo”,
según tuviera el día mi pensamiento.
He conocido suficientes personas buenas,
he tenido vibrantes emociones,
los escalofríos agradables me han sobrecogido,
innumerables abrazos me han acogido,
algunas miradas me encandilaron,
muchísimos días han sido grandiosos
y en bastantes amaneceres me he encontrado con Dios.
Está muy bien esto de vivir.
Mentiría si dijera lo contrario.
Pero se acabará, aunque eso me importe.
Dejaré de estar vivo, aunque me oponga.
Seré alimento del olvido, que se olvidará de mí.
Posdata.-
Siento causar dolor, pena, o lágrimas,
a quienes me quieren,
y estropearles el día con la incineración
de mis pocos restos,
ya que he donado cuanto sea aprovechable
de este cuerpo que nunca fue mío.
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