CONSEJOS PARA SER ASERTIVO
Por si no sabéis lo que es la asertividad os cuento: se trata de la capacidad de defender nuestra dignidad, derechos y opiniones sin llegar a ser ofensivo con los demás.
Muchas personas creen que ser asertivo es conseguir decir que no. Pero ser asertivo es mucho más, y por supuesto incluye decir que no. Este va a ser uno de nuestros consejos. Aprender a decir que no, cosa que seguro que ya habéis visto lo difícil que es para muchos.
La asertividad implica expresarse, pero dejando de lado la rabia, la frustración, la ira… Pero para poder hacerlo, y hacerlo correctamente, es necesario tener confianza suficiente en uno mismo, así como mucha consciencia de cómo decimos las cosas.
Déjame insistir en que decirlas no implica necesariamente hacerlo bien, ni no gritar implica no estar ofendiendo. Se puede ofender tanto con un silencio como con una palabra. Así que la misión de la persona asertiva debe ser defenderse o cuidar de sí mismo a la vez defendiendo y cuidando a los demás, sobre todo para no herirles.
Así pues la asertividad no trata solamente de aprender a decir que no o aprender a hablar de lo que sentimos se trata de hacerlo de la mejor forma posible sin dejar víctimas por el camino.
Como siempre decimos, debes darles tiempo a las otras personas a que se acostumbren a tu nueva forma de proceder. Si tú no cambias de un día para otro ellos no te pueden dejar de ver como lo han hecho hasta ahora de un día para otro. Se trata de ir demostrando el cambio día a día y de ir forjando una nueva imagen de ti en las otras personas.
Piensa que la asertividad queda a medio camino entre la agresividad y la pasividad. Trata de ajustarte siempre al punto medio, cuanto más te decantes para un lado o para otro menos asertivo estarás siendo. Alguien que actúa de forma pasiva en muchas ocasiones se puede ir “llenando” para acabar explotando más tarde y comportarse de forma agresiva. A todos se nos ocurren mil ejemplos, como el trabajador que calla sumiso ante su jefe pero llega a casa y le grita a su mujer. Bien, para evitar este tipo de situaciones lo mejor es comportarse de forma asertiva siempre para estar equilibrado y no explotar y luego callarnos mucho porque nos sentimos mal.
Dicho esto, que parece muy fácil pero en realidad es muy complicado, lo necesario para conseguirlo es conocerse lo mejor posible. Como decía antes, poner atención tanto al tono, como a las palabras y por supuesto a los gestos que pones. Puedes decir algo muy inofensivo pero tu mirada puede estar diciendo otra cosa, o el tono de voz. Así que lo mejor es analizarnos, conocernos y saber qué podemos hacer y qué no, cómo responder en todas las situaciones y saber aceptar los consejos y los comentarios de quien nos ve desde fuera.
No obstante tú eres el que tiene la última opinión sobre ti mismo. Es importante conocerse y aceptarse. Y no dejar que nadie tome decisiones por nosotros. Depender mucho de otra persona implica no ser libre para decidir. Está bien aceptar consejos pero la última palabra la tienes tú y nadie más que tú.
Debes aprender a valorarte, a tener la autoestima bien alta, a creer que necesitas lo mejor y a buscar la forma de conseguirlo. Ser asertivo implica buscar tu bien pero sin hacer para ello mal a nadie. El fin no justifica los medios. ¿Entendido?
Dicho esto conviértete en responsable de lo que dices, de cómo lo dices, de lo que haces y de lo que quieres. En definitiva sé el responsable de tu vida y de tu futuro. No culpes a los demás por tu vida, siempre podemos tener otra manera distinta de hacer las cosas. Decir, o pensar, que alguien es el responsable de que tú no hicieras algo no es una excusa. La rebeldía existe para algo y seguro que la has usado en alguna ocasión. Por tanto no digas que fue culpa de otros que cumplieras un sueño si pudiendo rebelarte lo habrías podido conseguir. Esto vale para personas que tienen una pareja exigente o unos padres muy estrictos, para aquellos que se sintieron incapaces de hacer algo y creyeron que no podrían conseguirlo sin haberlo intentado… En muchas ocasiones la culpa no es de nadie más que uno mismo. Así que asume tus errores y deja de liberarte culpando a otros y generando más rabia e ira contra los demás.
Asume tus errores y perdónate, eso es importante. Date una nueva oportunidad cada vez que haga falta. ¿Si tú no te das nuevas oportunidades quién lo va a hacer? Todos tenemos derecho a equivocarnos, darnos cuenta es el primer paso para poder hacerlo bien cuando lo vuelvas a intentar. Y casi siempre se puede volver a intentar. Aunque sea empezando de nuevo. Si fracasaste en tu pareja, y ya no puedes intentarlo con ella siempre puedes intentarlo de nuevo con otra persona. Date tantas oportunidades como haga falta.
Por supuesto, igual que tienes derecho a equivocarte tienes derecho a cambiar de opinión. No hace falta que tus objetivos siempre sean los mismos. Cuando te equivocas te equivocas y, como antes, puedes empezar de nuevo.
Por último, ofrece a los demás lo que tú pides para ti. Trátales con respeto y cariño. Hazles sentir que les aprecias y les necesitas y ellos te tratarán a ti de la misma manera. Si sientes que los demás no te tratan como te mereces trátales a ellos como te gustaría que te trataran, de este modo no tienen excusa para no tratarte bien. Si aún y así sientes que esas personas no te aprecian lo suficiente nadie te obliga a permanecer en contacto, nadie te prohíbe cambiar de amigos, de pareja, dejar de lado a tu familia.
Para tomar este tipo de decisiones debes estar muy seguro de ti mismo, confiar en tu opinión y saber que lo ves todo desde un punto de vista asertivo.
Autor desconocido