¿QUÉ TE TIENE ATORADO?
Hay muchas razones por las que podemos meternos en un problema y muchas otras por las que no conseguimos salir de él.
A lo mejor en una etapa en la vida comenzamos a comer en exceso porque nos gustaba ver a nuestros padres contentos cuando lo hacíamos o nos sentíamos más tranquilos llevándonos algo a la boca…
Sin embargo, al paso de los años, las razones por las que seguimos comiendo en exceso y teniendo así problemas de sobrepeso pueden ser otras. Tal vez ahora lo hacemos porque nos sentimos aburridos o escapamos de ese modo el enfrentar otras cosas. Obtenemos en la comida satisfacciones que no obtenemos en otros lados, como nuestra vida afectiva, nuestro trabajo, etc.
A veces, imaginar cómo sería nuestra vida sin el problema que estamos teniendo tal vez nos dé más temor que con este último. Tal vez lleguemos a pensar que si bajamos de peso y nos hacemos más atractivos correremos el riesgo de gustarle a otras personas, de tener una pareja y las consecuencias negativas que esto pudiera tener: poder salir lastimados, perder el control de nuestras vidas al enamorarnos, depender de otra persona y no siempre tenerla, etc.
Al final de cuentas, por doloroso que pueda parecer, algunas veces pudiera resultar que permanecer con nuestro problema, seguir comiendo en exceso y estar con sobrepeso o cualquier otro problema, es menos doloroso que enfrentar el riesgo de vivir nuestra vida sin él.
En el fondo, tal vez creamos que nuestro problema nos protege de algo, alguna consecuencia negativa y entonces por eso no lo solucionamos. Pero, ¿De qué pudiera estarnos protegiendo el problema?, ¿Qué pensamos que pudiera pasarnos si nos liberáramos de él?, ¿De qué tenemos miedo? Todas estas preguntas buscan sus respuestas en la anticipación de consecuencias dolorosas. Más dolorosas que el mismo problema.
Sin embargo, cuando cambiamos el foco de atención al otro aspecto de nuestro futuro sin el problema, cuando anticipamos las cosas buenas que llegarán a nosotros cuando nos hayamos liberado de lo que nos estorbaba y obstaculizaba la vida, cuando fantaseamos cómo será nuestro futuro y nos hacemos preguntas mirando el lado positivo de lo que empezaremos a vivir, podemos hacernos otro tipo de preguntas.
Preguntas que resalten los beneficios que liberarnos del problema nos traerá. Preguntas que nos animen a resolverlo. Que nos hagan urgente enfrentarlo. Cuestionamientos como: ¿Qué parte de nuestra vida mejorará más?, ¿Cómo será el impacto positivo en nuestra seguridad y autoestima?, ¿Cómo serán mejores nuestras relaciones con los demás?, ¿Qué otras cosas buenas pueden pasar a partir de que resolvamos este problema?
Nos quedamos atorados para tomar una decisión que nos mueva por el temor que nuestro enfoque hacia lo negativo nos invita a sentir.
Cambia tu perspectiva.
Mira el lado bueno que todas las cosas, hasta las más difíciles, pueden tener.
Y, con esta nueva óptica, ve metiendo los cambios que necesitas para alcanzar lo mejor de ti.
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