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 ASERTIVIDAD: EL PUNTO MEDIO



Enero 31, 2015, 05:28:35 am
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ASERTIVIDAD: EL PUNTO MEDIO
« en: Enero 31, 2015, 05:28:35 am »
ASERTIVIDAD, EL PUNTO MEDIO

Podemos definir la asertividad como el punto medio entre ser agresivo o ser pasivo. Este punto medio es altamente recomendable en muchísimos aspectos de la vida.

La asertividad es la capacidad de afirmar y defender los propios derechos sin resultar pasivo ante manipulaciones ajenas ni resultar agresivo cuando nos oponemos a ellas.

Saber encontrar el punto medio es algo importante puesto que a menudo no podremos hacer o tener lo que queremos, y menos cuando lo decidimos a medias junto a otras personas. Por ello, encontrar un punto medio en el que nadie salga demasiado perjudicado o todos un poco beneficiados es una buena opción ante posiciones contrapuestas o encontradas.

Ser asertivo es algo que mucha gente lleva de forma natural, sin que se lo hayan enseñado explícitamente, aunque haya formado parte de su educación. Si recibimos una educación con buenos ejemplos de asertividad y nuestros padres nos han tratado así, es mucho más fácil que de mayores seamos personas asertivas. Si en casa tenemos varios modelos: uno agresivo y otro pasivo, lo más fácil es que adoptemos uno de ellos en nuestro desarrollo como personas adultas. Es por esto que es necesario un entrenamiento en asertividad para lograr encontrar el punto medio en nuestra propia personalidad.

Ser asertivo es algo, como ves, que se puede aprender; podemos pasar de ser personas pasivas a ser personas asertivas o de ser agresivas a asertivas. Como dice el título, la asertividad se encuentra en el punto medio. Todos nos encontramos con situaciones en las que alguien pretende que hagamos algo que no nos apetece o que no queremos hacer. Ante eso tenemos tres formas de responder.

Una es de forma pasiva, aceptando, sin más, sin oponer ningún tipo de resistencia. Después cada persona gestiona como puede la frustración que eso le supone, hay algunos que responden de forma pasiva ante determinadas situaciones o personas y de forma agresiva en otras, como para compensar.


La segunda forma, como veíamos antes es la agresiva. Este tipo de respuesta tiene múltiples variantes, por agresividad entendemos un enfado, no es necesario usar violencia física, ni siquiera gritar para considerar que una respuesta es agresiva. Así pues, cuando a una persona que no le apetece hacer algo se lo proponen, su respuesta agresiva pasará por enfadarse con la persona que lo ha propuesto, con la situación o con todo a la vez. Es posible que conteste mal, que grite y que acabe ofendiendo con sus palabras y sus hechos a la persona que hacía la proposición, da igual si pretendía manipular o no. Una respuesta agresiva puede ser perfectamente la que recibe alguien que pide ayuda para algo y tiene que escuchar algo parecido a: “¿pero qué os pensáis todos? ¿que yo estoy aquí para serviros? ¡Apáñatelas!

El punto medio, sin embargo, pasaría por ser capaz de decir que no nos apetece o que no nos viene bien, sin ningún tipo de agresividad y sin quedarnos con las ganas de decirle nada a esa persona. La asertividad implica este último punto, ya que muchas personas se comportan de forma asertiva a simple vista, son capaces de decir que no, pero se quedan con algo dentro que poco a poco les va llenando y que tarde o temprano les hace explotar, a menudo en situaciones que nada tienen que ver con las que han provocado esa situación de hartazgo.

La asertividad implica defender nuestros derechos sin preocuparnos de los demás. Dicho así parece egoísta. Pero ayuda a no perder tiempo pensando los motivos que llevan a otras personas a actuar como lo hacen. Lo más probable es que no los entiendas, además, puedes caer en el error de juzgar con algún tipo de filtro, cosa que haría que siempre vieras las cosas de la misma manera y nunca de forma objetiva.

Si tus derechos y necesidades están cubiertos, las razones por las que alguien pretendía que no fueran así ya no te afectan. Así que un buen punto medio es ser capaz de decir las cosas, de poner los puntos sobre las ies y en cuanto tengamos solucionado el tema por lo que a nosotros afecta, olvidarnos.

Muchas personas son capaces de decir que no, pero luego se enfadan como veíamos. También encontramos el camino opuesto. Aprendemos a decir que no pero no nos quitamos el sentido de culpabilidad de encima así que cuando decimos que no, luego nos sentimos fatal por haberlo hecho. Eso nos puede llevar a culpabilizarnos de lo que les ocurra a los demás y facilitará la manipulación emocional, por ejemplo. Pero además hace que en otra ocasión no seamos capaces de decir que no ya que después de hacerlo lo hemos pasado realmente mal.
Ser asertivo es mucho más que decir que no, esto es solo un ejemplo. Ser asertivo es ser capaz de dar una opinión sin ofender pero sin cortarse. Podemos, debemos, medir nuestras palabras, pero no en función de lo que sintamos sino de cómo podemos decir las cosas. Podemos decirlas de forma agresiva, ambigua, clara, correcta… lo ideal es ser capaz de exponer nuestra forma de pensar, sin imponérsela a nadie. Como decía antes, tratar de entender a los demás no siempre es posible ya que todos tenemos argumentos suficientes como para creer que nuestra posición es la correcta. De este modo todos creemos estar en posesión de la razón, y probablemente todos tengamos razón. Así pues, no tenemos que intentar entender a los demás sino simplemente hacer lo que sentimos que debemos hacer o decir con la capacidad para no ofender pero dejando las cosas claras. El punto medio, como decía consiste en que aunque todos tengamos razón a veces tenemos que ceder o perder algunas cosas para que el otro haga lo mismo y nos podamos encontrar. No siempre podremos salirnos con la nuestra así que la forma de vida asertiva nos ayudará a encontrar soluciones para muchos problemas.

Sobre todo si tenemos en cuenta que ser asertivo nos enseña a hablar y permite que comuniquemos nuestros sentimientos y necesidades sin ofender, sin molestar y sin callarnos nada. Así es mucho más fácil llegar a un acuerdo, cosa que no quiere decir necesariamente a un entendimiento. Pero a veces en el punto medio está la solución, un poco para cada uno, sin dar la razón a nadie.

Aprender a hacer esto es posible si eres una persona asertiva.

Autor desconocido

 

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