Con impecable sabiduría Gandhi afirmó: “Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir siempre.” Los abuelos, –que son la síntesis de la riqueza y sabiduría de nuestros pueblos– nos invitan a jamás dejar de aprender, porque cuando dejamos de aprender, algo de nosotros principia a morir.
Aprender, es darle a tu vida un propósito claro, es llenarla de realizaciones; es entender que si cruzas por ésta carnalidad solamente una vez, es trascendental que no tengas espacio-tiempo para el odio o el miedo.
Aprender, es intentar volar, es arriésgate, es trabajar con amor y alegría; es salir a la fiesta de la vida como lo que eres: un ganador; aprender, es “atar tus sueños a una estrella y tener metas claras”
Aprender, es desprogramar tu mente de privaciones y reprográmate para la felicidad y la grandeza; es encontrar la tarea de tu vida; es disfrutar el universo con tu magia personal, haciendo especial cada instante; aprender, es trabajar para que tu paso por esta vida tenga un buen continente y un mejor contenido y sea profundamente trascendente.
Aprender, es salir al encuentro del nuevo amanecer pleno de entusiasmo, alegría, con una sonrisa y la suficiente fe para luchar por un mundo mejor; aprender, es aceptar el ciclo de la vida, para dejar de construir problemas imaginarios para no triunfar; es saber que a pesar del dolor y los problemas… la vida continúa.
Aprender, es reconocer que llegar al invierno de la vida, es la maravillosa etapa de dar con generosidad; es acrecentar la gratitud de sembrar amor a cada paso; aprender, es viajar ligero de equipaje, soltando viejos agravios y resentimientos.
Aprender, es bendecir la vida con actitudes de amor, sin saberlo llegarán a ti tus almas gemelas; es dejar de preguntarte ¿Podré? porque al dudar atraerás personas que te producirán heridas; aprender, es aprovechar al máximo el milagro del nuevo día.
Aprender, es saber que nada es para siempre, que “No hay nada nuevo bajo el sol”; es disfrutar cada instante; es reencontrarte con el ser humano con sus grandezas y miserias.
Aprender, es reconocer tus fortalezas y debilidades; es sentirte muy bien contigo mismo; es reconciliarte con el pasado, aprendiendo de tus errores… también de tus aciertos.
Aprender, es sembrar con amor incondicional, porque sabes que “Lo que siembras cosechas, eso funciona en el campo y en todos los aspectos de tu vida”; aprender, es no sentir miedo o dudas por el mañana, sino vivir santa y serenamente el día más espectacular de tu existencia: el HOY; aprender, es disfrutar con pasión lo que eres y lo que tienes.
Aprender, es celebrar la magia de la vida, enamorando y conquistando al ser más espectacular del universo: ¡TÚ!; aprender, es recibir con alegría lo que a ti llega, gozar tus bienes y dones, haciendo las cosas bien, a la primera y haciendo el bien a todo el mundo… ¡todo el tiempo!
Aprender, es crear el mundo espectacular con el que sueñas, sabiendo que “Tu mundo de adentro, proyecta tu vida de afuera”; aprender, es saber que la vida es una fiesta para bailar, cantar, declamar… y disfrutar.
Aprender, es no permitir que el miedo tome el control de tu alma; es saber que la vida es el arte de buscar, porque bíblico es “el que busca encuentra” y buscar tus sueños “despierta al poder de tu Divinidad Interior”
Aprender, es no criticar, ni envidiar nada, ni a nadie, que “son un homenaje a la mediocridad”; aprender, es alégrate con el amor, la felicidad y el éxito ajeno; es ser como el sol “que por donde pasa da luz, vida y calor”