No sé si me tiré a la pileta, a pesar del denso tocho que solté....
He estado meditando sobre el tema, no sólo sobre la pregunta de Francisco, "Y tu?, ¿Sabes vivir?", sino sobre lo expuesto y descrito hasta ahora, y bueno, creo que a la pregunta no se puede responder tan fácilmente, ya que habría que estar de acuerdo en la definición que supone "saber vivir".
No sé si sé vivir, pero si creo estar en condiciones de saber cómo vivo.
Cuando decía que la vida la veo como un eterno presente, y que mi vida es hoy, se entiende que en ese hoy no puedo hacer todo lo que pueda tener previsto, sería imposible. Pero sí que puedo hacer hoy la parte que le toca al hoy sobre ese plan previsto, aunque no lo acabe en el día, por imposible. Es decir, vivir hoy no significa ausencia de proyectos.
¿Sentido a la vida?. Bueno, si se toma como escoger un guión adecuado y que toda ella se ajuste a aquel, desde luego que no. Mirando atrás, sí que se percibe una especie de hilo conductor en el camino recorrido. También percibo errores que, ocasionalmente y sin quererlo, me vienen a la mente. No me siento arrepentido de ellos, pues en su momento obedecían a unas variables que hoy no se dan, así que no veo acertado interpretar mi pasado con la plantilla del presente, no sería justo. Si que, en cambio, y sobre hechos que percibo que pude dañar a otros, experimento un sentimiento de pena por ello, como de pesar. Y aunque ese pasado no tenga arreglo, parece como si en mi interior yo mismo me hubiera comprendido y a la vez perdonado, al haber tomado conciencia de que ciertas cosas me duelen como salieron.
¿Sentido de la vida?. Bueno, No debería pasar junto a un jaral y no haber tomado conciencia de su bella flor blanca y de su embriagador aroma, por estar mi mente distraída sobre cómo debo de vivir la vida, no?. Hay cosas sobre las que sí focalizo la atención, activo mi inquietud y el proceso se pone en marcha, y mientras tanto intento oler a jara si es que paso cerca de ella. Ayer, sin ir más lejos, y a conciencia, fui a dar unas monedas a un mendigo, no porque creyera que mi mísero donativo le iba a salvar de morir de hambre, no por poner una X en el apartado de caritativo o por que mi ego recibiera el mensaje de que es generoso. Simplemente buscaba conectar con él en el momento de darle la moneda, y afortunadamente así fue: nos miramos a los ojos, ambos esbozando una sonrisa y sentí que no había barreras entre ambos. Seguí mi camino, pero sentí que me podía haber puesto a hablar con él, como si nos conociéramos desde hace tiempo.
El proceso que puse en marcha era intentar entender algo más el mecanismo de la ayuda. Y bueno, 24 horas después me han venido claves en las que no había caído y que percibo como verdaderas. Así que supercontento.
¿A qué viene ésto?. El sentido de la vida, para mí, es el de cada instante, en el que persigo, aunque cada vez me sale más fácil y fluido, ser yo, sentirme yo, experimentar que me manifiesto y actúo como yo soy, lógicamente según mis valores. Me dejo llevar bastante -ya voy confiando más en ella- por una especie de intuición no racional que, según las situaciones, algún mecanismo desconocido para mí me presenta lo que he de hacer como si fuera un impulso. Y normalmente, casi siempre, era bueno. Incluso me surge para corregir errores cometidos y veo que si le hago caso, el resultado es el que realmente quiero.
Pero también intento entender verdades, situaciones, adquirir sabiduría, conocer la naturaleza del ser humano en su más recóndito rincón. De ahí lo que he comentado de la experiencia de ayer.
Al acabar un curso escolar, sí que hay el resultado de todo un proceso previo. Si todo ha ido bien, el conocimiento ha aumentado. Pero respecto al sentido de la vida, o cómo vivirla, sé que puedo estar equivocado pero tengo mis dudas de que sea de naturaleza parecida.
En el momento que alcanzas la paz contigo mismo y con lo que te rodea, el pasado carece de importancia. Y no sé si el futuro. Puede ser un instante o mucho tiempo. Si ese instante de paz, de armonía, de sentirte a gusto, y si queréis, de amor se produce, a mi al menos me hace sentir que el resto no tiene tanta o ninguna importancia.
Los sufrimientos, las penas, las tetrapejias, las enfermedades crónicas, las alteraciones cromosómicas,..... también están ahí. Y las que a mí me han tocado, ahora, a vista de pájaro, no querría por nada que nadie me las hubiera intentado evitar. Eran mis raíces tomando nutrientes, enriqueciendo el árbol, aunque sea finito y frágil, y a la vez dándome la fortaleza adquirida para sustentarme hoy.
Y lo mismo respecto a mis fases menos "constructivas". Todo es útil, sólo que lo descubres pasado el tiempo. Así pues, me permito creer que todo lo que me ha pasado ha tenido que pasarme para ver las cosas como hoy las veo. Y no me gustaría que nadie hubiera querido intervenir en ello, creyendo que yo estaba perdido o equivocado. Además, si mi camino está previsto, si mi Maestro Interior necesita de un proceso para manifestarse, querer intervenir desde fuera en mi propio proceso sería como querer ver las cosas con más claridad que el Supremo, para quien no se mueve ni una sola hoja sin su consentimiento.
Veo bastantes personas a mi alrededor que, aparentemente, andan confundidos. Pero es sólo una apariencia mía, me digo. No he de verlos de modo puntual, me falta la perspectiva que sólo ellos tendrán: la de toda su vida.
Gente que vive de cara a la galería, con casas grandes y coches lujosos, llegarán al día en que se cuestionen qué han de hacer con su vida, y posiblemente experimenten el vacío del camino tomado. El otro día, una conocida que vive de ese modo, me comentó esto mismo, próxima a cumplir 40 años. Le sonreí y le animé, diciéndole que me alegraba mucho de que se sintiera así: iba llegando el momento de que viviera según ella, y que el punto en que se encontraba podría verlo como un inmejorable regalo de cumpleaños.
Bueno, yo también me "mojé", eh?, jejeje....
Un besote para Laura
y para Francisco, pues que estoy convencido que todo nos enriquece, a pesar de que desde fuera parezca que vamos hacia atrás. La ley del péndulo se da en la naturaleza, así que supongo que también en nosotros. Un abrazo muy fuerte para ti.