VIVIR CADA INSTANTE
Una cosa es organizarnos y otra, estar haciendo planes todo el tiempo, compulsivamente. Cada vez estamos más enganchados al futuro y nos perdemos lo único que tenemos: el momento presente.
Nos pasamos los días aplazando situaciones, cosas que tenemos que hacer o que decir. Y, paralelamente, vamos haciendo planes “para mañana”, o “para la semana que viene” o “para cuando termine esto”; “para cuando me jubile”, “para cuando encuentre pareja”… Según la psicóloga Constanza González, cuanta más frustración sentimos en el presente, más nos refugiamos en el futuro, un futuro que nunca acaba de llegar. Para Constanza González, desde nuestra sensación de inmortalidad, nos instalamos en los planes compulsivamente, como si ese futuro fuera el único aliciente para continuar en el presente. “Pero curiosamente, día tras día, solamente tenemos eso, presente. Un presente que se nos escapa por estar persiguiendo lo que aún no está aquí.” Nos apegamos a la ilusión de controlar el futuro pensando, equivocadamente, que así tendremos una vida segura. Y esa es, como afirma el filósofo Alan Watts, la principal fuente de inseguridad, “la vida es una sucesión de incertidumbres, y la inseguridad, es inherente a todas ellas. Aceptarlo nos permitirá vivir seguros”.
La socióloga Cristina Sánchez Miret, profesora de la Universidad de Girona, nos dice que socialmente tenemos miedo al futuro. “Nuestros padres y abuelos intuían cómo sería su vida, tenían una percepción clara de lo que les pasaría. En cambio, actualmente hay más incertidumbre que nunca. En las pólizas de las compañías aseguradoras buscamos seguridad ante el miedo a lo que nos puede suceder.” Pero, este miedo, según Eckhart Tolle, autor de El poder del ahora, es solo una proyección mental, un miedo psicológico alejado de un peligro real e inmediato: “Siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya esté ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro”. Entonces… ¿podemos eliminar este miedo psicológico? El escritor y filósofo José Antonio Marina afirma que el miedo al futuro, como la mayoría de los miedos, no solo es aprendido sino que se puede desaprender. La psicóloga Constanza González nos da las pistas. Podemos fijarnos en el cuerpo. La mente se va hacia el futuro, pero el cuerpo y las sensaciones están en el presente.
Si nos damos cuenta de que la adicción al futuro nos resta calidad de vida, podemos llevar a cabo un ejercicio diario de conciencia plena. Se trata de decirnos: “Solo por hoy intentaré vivir en el presente, habitaré mi cuerpo en esta situación, en esta conversación, en esta comida…”. Con esa atención plena repetida en actos cotidianos (aunque cada día nos decimos “solo por hoy”), va cambiando nuestra percepción de la realidad. Y nuestro Software mental dejará de proyectarse hacia el futuro compulsivamente.
“LA VIDA ES AQUELLO QUE TE SUCEDE MIENTRAS ESTÁS OCUPADO HACIENDO PLANES”. (John Lennon)
UN SENCILLO EJERCICIO
Cada vez que observes que tu mente se preocupa por el futuro o empieza a hacer planes de forma casi obsesiva, conecta con el momento presente: siente tu respiración, el contacto de la silla en la que estás sentado, el olor y los sonidos que te acompañan… Regresaremos a los sentidos una y otra vez, al comer, el oler, al tocar… En palabras de la doctora González, “traeremos nuestra mente a casa con suavidad cada vez que se vaya”.
(Gaspar Hernández)