Las funciones psíquicas según Jung
En todos los individuos existen congénitamente, entre otras, cuatro importantes funciones: pensar, intuir, sentir y percibir. A través de estas funciones la psique se desarrolla, capta y elabora la realidad. Cada una de estas funciones actúa típicamente. En el pensar se intenta comprender el mundo por vía intelectual, reflexiva y siguiendo las leyes de la lógica. El sentir es una función evaluativa de la realidad (emito un juicio de valor de que algo es agradable-desagradable, aceptable-rechazable, útil-inútil, bello-feo, etc., sin analizar o razonar el por qué. Mediante el intuir se capta una dimensión extrasensorial de la realidad; se capta un problema, se vislumbra una consecuencia, sin fundamento intelectual ni perceptivo-sensorial. Viene a ser esta función algo así como un sexto sentido o percepción extrasensorial que surge por vía inconsciente, como una especie de adaptación instintiva; penetra más allá de donde llegan los sentidos y la razón. El percibir es una función psicológica que capta los estímulos del mundo físico y los provenientes del propio cuerpo (sensaciones kinestésicas, etc.).
Pensar y sentir, según Jung, funciones racionales, porque implican un acto de juicio. Al pensar, el juicio versa sobre la conexión entre dos o más ideas o principios, llegando a la conclusión de verdadero-falso. Al sentir, el juicio es el valor. Percibir e intuir son, según Jung, dos funciones “irracionales”. Jung aclara que irracional no significa contrario a la razón, sino arracional, es decir, sin intervención de la razón. Mediante estas últimas funciones se observa o se intuye la realidad, lo contingente tal y como fenoménicamente se ofrece.
Jung aclara, en pocas palabras, el significado de cada una de estas funciones: “La percepción sensorial nos dice que algo existe; el pensamiento nos dice lo que es; el sentimiento nos dice si es agradable o no lo es; y la intuición nos dice de dónde viene y adónde va”.
Extraído de "Breve historia de la psicología" (Luis García Vega)