No hace falta más
para que una vida sea intensa.
Basta con cruzarse con una mirada brillante,
reír con ganas,
abrazar y ser abrazado.
No hacen falta ni bandas sonoras
ni fuegos artificiales.
Sólo una voz pronunciando tu nombre,
un amanecer,
un río.
Ni tesoros ni eternidad.
Sólo estar y sentir.
Sólo darse cuenta.
Porque en cada momento
se vive toda una vida.