Amigos, el perdón...
Ante todo, bienvenida Luz del desierto, qué bueno que estés acá.
Muchas veces nos es difícil perdonar, no? Qué difícil que es! Pero he descubierto que a quien más nos cuesta perdonar es a nosotros mismos. Ya hemos hablado del reflejo. Creo que nos es difícil perdonarnos a nosotros mismos. Por eso nos cuesta perdonar al otro. Porque hay quien hace... y quien deja hacer. Es cierto que uno confía y a veces es desilusionado, pero eso es porque hemos tenido expectativas. Sin expectativas, sin esperar nada, sólo haciendo por el mero hecho del hacer en sí mismo, sólo por el gusto o la satisfacción de dar, no tendríamos que perdonar al otro y no tendríamos nada que perdonarnos.
Creo que bajo diferentes títulos estamos tratando más o menos los mismos temas, sólo que vistos desde diferentes puntos de vista. Y ahora se me ocurre que todos los temas están relacionados. Estamos barajando todo el tiempo cualidades, todas ellas relacionadas, que tienen que ver con ser mejores personas, seres más conscientes, más sanos y también más felices interiormente, con menos “deudas”, digamos... Hablo de deudas con nosotros mismos.
Trabajar el perdón es algo en lo que tenemos que ocuparnos. Conscientemente. No sé Tuareg si es tan automático comprender = perdonar. Para mí, comprender es comprender, es un primer paso, adquirir conciencia. Tranquiliza, explica, parte en pedacitos, fracciona y clasifica, analiza (otra vez yo con el “pensar”!), ayuda. Pero el perdón tiene más que ver con el “sentir”, es otro paso para mí. Creo que comprender nos acerca al perdón, pero no lo veo como “automático”. Sin duda es necesario como primer paso. El perdón sale del corazón, de adentro, y a veces demora un tiempo largo, siempre necesario. No sé si tiene que ver con la humildad, aunque tal vez ésta sea una posición que también ayude.
Escribí esto más o menos de un tirón y puedo resultar contradictoria con lo que opino sobre el dar. Somos humanos amigos....