ENTIENDE EL ORIGEN DE TU INSATISFACCIÓN
¿Por qué vivir en esta eterna insatisfacción cuando lo tengo todo? ¿Por qué siempre quiero más? No sé lo que me pasa. No entiendo qué me impide disfrutar de mi vida o qué me hace ver la vida sin brillo, esperando siempre algo más o mejor que lo que tengo ahora
Si fuéramos sinceros, reconoceríamos que en realidad esto es algo que nos pasa a todos en mayor o menor medida, aunque no lo confesemos abiertamente. Escondemos que no somos capaces de dejar de desear cosas, de pensar que mañana será mejor que hoy, cuando tenga más dinero, otra casa, otra relación, otro cuerpo. Disimulamos la incapacidad de disfrutar de lo que tenemos, de vivir en el presente, de sentir felicidad plena
No quiero que sepan que mi mente critica a los demás y a mí mismo, que no deja de compararse con otros todo el tiempo, que en ocasiones se siente superior y otras muy inferior a los demás, que no se gusta a sí misma.
Todo esto lo oigo en mi interior, como una voz, pero ¿quién lo dice? ¿Soy yo mismo el que habla? ¿Entonces soy dos dentro de mí?
DOS MENTES
Llegar a entender esto no es fácil, pero es la única salida que tenemos, para abandonar nuestra antigua forma de pensamiento y acceder a la salud mental y emocional que es inherente a nuestra vida
Si, podría decirse que tenemos dos partes. Hay una constante separación dentro de nosotros, en la cual radica la esencia del ego.
Hay una dimensión de quien yo creo que soy y otra dimensión de quién soy en realidad. Esta última es la mente no condicionada, donde reside la esencia de cada ser humano, el espíritu, lo que no tiene forma. Es el lugar, donde en realidad soy conciencia sin pensamiento, donde podemos acceder a un “yo” que nazca desde esa conciencia básica y que nos permite experimentar mucha paz y calma.
Dice Eckhart Tolle “…cada ser humano, lleva dentro esa dimensión intacta. No hay nada que puedas hacer a alguien o que alguien te pueda hacer a ti, que pueda destruir eso. No importa cuánto caos haya habido en tu vida, esa dimensión sigue intacta”
La otra mente, la condicionada, la que creo que soy, en la que los pensamientos son, el eje principal, está relacionada con el tiempo y por tanto condicionada por el pasado y el futuro. Es la parte de nosotros que sufre por el pasado y se preocupa por el futuro. Son nuestros procesos mentales, “la voz en mi cabeza” que lo pasa mal, tiene problemas y se enferma de tanto pensar.
Es nuestra mente que siempre esta comentando, interpretando y etiquetando mentalmente cualquier cosa. Es la que nos impide vivir en el presente… y nos hace creer que mañana todo será mejor que hoy.
Sería algo así como, no relacionarnos directamente y de forma inmediata con el mundo, sino a través del filtro de este diálogo mental con nosotros mismos. Cuando por ejemplo estamos en una fiesta y nos presentan a una persona, de forma automática mi mente empieza a juzgar lo que ve, como bueno o malo, como afín o distinto a mí. Su aspecto físico, como va vestido, lo que dice…
Le estoy etiquetando, pero al hacerlo ya no me puedo comunicar realmente con esa persona, sino con las etiquetas que mi mente le ha puesto.
Esto nos ocurre con todo lo que nos rodea, personas, cosas, lugares, situaciones…y esto le quita fuerza a la sensación de estar vivo y sentido a la vida, porque percibimos lo que nos rodea con menos inocencia, alegría, amor, creatividad y plenitud
Como dice Eckhart Tolle: “Cuanta más prisa te des en asignar etiquetas verbales o mentales a las cosas, las personas o las situaciones más superficial y carente de vida será la realidad y mas desligado estarás de ella y del milagro de la vida que continuamente se despliega dentro de ti”. Es como si viéramos y sintiéramos lo que nos rodea más opaco, con menos intensidad, sin poder sorprendernos por nada, pues en realidad para nuestra mente, “ya lo conocemos todo, ya todo está etiquetado”.
NACIMIENTO DEL EGO
El ego es la identificación con las cosas. La palabra identificación deriva del latín ídem que significa lo mismo, y facera que significa hacer. Así que cuando me identifico con algo, lo hago “lo mismo”. ¿Lo mismo que qué? Lo mismo que yo
Cuando un niño dice “mi juguete”, “mío”, se empieza a identificar con un objeto externo, es decir el niño piensa que el juguete forma parte de él, digamos que lo convierte en su identidad. Aquí nace el ego y cuando crecemos nuestra identidad falsa o ego se refuerza, a través de mi nacionalidad, mi raza, mi religión, mi profesión, mi físico, mi rol de padre, madre, esposo. Todo esto, se convierte en la imagen que yo creo de mi mismo. Todo ello es ego, un sentido falso de mi mismo. Falso, porque está basado en conceptos mentales, en mi identificación con las cosas.
TENER Y SER
El ego tiende a equiparar tener con ser, pero su satisfacción al tener es poco profunda y dura poco. Oculta en su interior, sigue habiendo una arraigada sensación de insatisfacción, de no estar completo, de “no es bastante”, todavía “no tengo suficiente”, lo que para el ego significa “todavía no soy suficiente”.
Tolle dice que tener es una ficción creada por el ego para darse solidez y permanencia y hacerse notar, hacerse especial. Pero, no podemos encontrarnos a base de tener y aun así el ego cree que teniendo más lo solucionará.
Por eso, las estructuras del ego se basan en que nunca está contento con nada, necesita más, seguir buscando o realizarse en otro momento que no sea ahora, sino en el futuro.
La voz del ego nos dice: “cuando tenga tres kilos menos, cuando tenga esa casa, cuando tenga marido, cuando tenga…
El ego por tanto nos hace comprar demasiado, cambiar demasiado rápido de pareja, sentir un hambre insaciable y no ser felices con nada.
Como dice Eckhart: “Cuando eres incapaz de sentir la vida que eres, es más probable que intentes llenar tu vida con cosas “y esto lo saben muy bien las industrias publicistas. Saben que para que compremos cosas que en realidad no necesitamos, deberán convencernos de que esas cosas añadirán algo, al modo en que nos vemos a nosotros mismos, o nos ven los demás. Así que, en realidad no compramos un producto, sino un “realzador de la identidad”.
Dice Eckhart: “…no podemos honrar las cosas, si las usamos como un medio para realzar el yo, es decir si intentamos encontrarnos a nosotros mismos por medio de ellas”
Y esto es exactamente lo que hace el ego y su identificación con las cosas crea apego, obsesión y la sensación de querer siempre más.
PROCESOS MENTALES CONSCIENTES E INCONSCIENTES
La mayoría de las personas seguimos identificándonos con el incesante torrente mental del pensamiento compulsivo, casi todo repetitivo e inútil. No existe un “yo” aparte de nuestros pensamientos y de las emociones que los acompañan. En esto consiste ser “inconscientes”. Y mientras no reconozcamos estas formas de pensamiento en nuestro interior, mientras sigan siendo inconscientes, creeremos lo que dicen sobre nosotros y los demás. Y ninguna posesión, lugar, persona o condición nos dejará satisfechos jamás.
Por eso, estar conscientes implica observar lo que pensamos, para que nuestra identidad no se base en el contenido de mi mente sino en la conciencia que todos tenemos en el fondo
Debemos estar alertas y ser sinceros, para averiguar por ejemplo si mi sentido de la propia valía está ligado a las cosas que poseo. Podemos apreciar y valorar las cosas que tenemos pero cuando nos aferramos a ellas, sabremos que es el ego.
ESTAR CONSCIENTES
Siéntate en silencio asegurándote de que no va a sonar el teléfono o algo pueda interrumpir tu momento. Observa cómo pasan tus pensamientos, como si se movieran desde la izquierda a la derecha. No los juzgues, sólo obsérvalos y déjalos pasar sin más. Hazlo como mínimo durante diez minutos. Este ejercicio de meditación te conecta con el momento presente y te ejercita en la observación de tus pensamientos.
MENTE SIN JUICIO
Elige un momento para usar la mente sin juicio. Cuando estés hablando con alguien, hazte consciente de cómo tu mente emite un juicio sobre lo que dice la otra persona, sobre su aspecto físico. Intenta que esos pensamientos pasen y céntrate en tu respiración mientras sigues la comunicación. Con ello puedes conseguir que tu mente no le ponga etiquetas y juicios a todo lo que ve o escucha.
LA PAZ QUE SOBREPASA TODA COMPRENSION
Más allá del ego, la conciencia sin pensamientos, lo que llamábamos el ser, la esencia es la que nos hace sentir esa paz y serenidad completamente libre de miedos. Es la parte de nosotros que se nutre del momento presente y de aceptar lo que es. Hoy en día cada vez son más, los testimonios de personas que experimentaron esta nueva dimensión de conciencia como resultado de una trágica pérdida en algún momento de su vida. Cuando aceptamos por completo una pérdida económica, de posición social, de un ser querido, de nuestras capacidades físicas, de una creencia u opinión, trascendemos el ego y emerge nuestro Ser. Dice Eckhart: “Cuando las formas con las que te habías identificado, que te daban tu sensación del yo, se derrumban o nos son arrebatadas, puede producirse un colapso del ego”.
Cuando ya no tiene nada con lo que identificarse solo le queda conectar con el sentido del Ser, aunque también puede ocurrir que se refuerce la identidad del ego, que diría: “pobre de mí, lo que he sufrido con esta pérdida” y de esta manera haría del victimismo su nueva identidad. O que, quienes han experimentado un cierto despertar de la conciencia, refuercen su ego reconociéndose mejor que quienes no lo han experimentado. Y su ego diría: “Yo soy más espiritual que tu”. De hecho este nuevo ego será más rígido e impenetrable que el antiguo.
¿RESISTIRSE O RENDIRSE?
Cuando sufrimos alguna pérdida, algún cambio en nuestra vida o sucede algo que no esperábamos, podemos resistirnos o aceptarlo. Rendirse a lo que es, aceptar la nueva situación, independientemente de la magnitud de la pérdida o del cambio, significa estar abierto a la vida. Dice Eckhart: “Cuando te rindes interiormente, cuando cedes, se abre una nueva dimensión de conciencia en ti”.
En cambio resistirnos es una contracción interior, un endurecimiento de la concha del ego. Es estar cerrado, negativo y todo aquello que emprendamos desde ahí, creará una resistencia exterior y el universo no estará de nuestra parte. La vida no nos ayudará a conseguirlo.
¿COMO RECONOCER SI ES EGO?
Principalmente si después de conseguirlo no me siento satisfecho y quiero más. Reflexiona sobre estas preguntas en tu vida
• ¿Hay cosas que me inducen a una sensación de importancia o superioridad?
• ¿La falta de esas cosas me hacen sentir inferior a otros que tienen más que yo?
• ¿Menciono como de pasada las cosas que poseo o las enseño para aumentar mi sensación de valía a los ojos de otros y por mediación de ellos, a los míos propios?
• ¿Me siento resentido o irritado cuando alguien tiene más que yo o cuando pierdo una posesión preciada?
• ¿Soy menos yo, por no tenerlo?
• ¿Cómo puedo librarme del apego a las cosas?
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Dice Eckhart: “Ni lo intentes, es imposible. Desaparece solo, cuando ya no intentas encontrarte a ti mismo en ellas.
EL PRESENTE
El poder solo puede fluir en tu vida, cuando esta totalmente presente, siendo uno con lo que estás haciendo. Y esa es la razón por la que la mayoría de las personas no tienen este poder en su vida, porque siempre están esperando lo próximo que va a ocurrir, desatendiendo el momento presente. Como Jon Rabat-Zinn en su libro “Volviendo a nuestro sentidos”, dice: “la mayoría de la gente está físicamente en la ducha, mientras su cabeza ya está en la oficina y por eso siempre se pierden la experiencia de tomar esa ducha”.
Y es así como todo lo que hacemos se convierte en un medio para llegar a un fin. El fin siempre se encuentra en el próximo momento, en el futuro, el cual nunca llega porque todo lo que tenemos es siempre momento presente.
Por eso hay siempre una frustración que nace de querer estar ya en el siguiente momento, de ahí la ansiedad, el stress, las prisas. La sociedad moderna, en la que todo es rápido, invita también a pasar a lo siguiente sin percibir el presente, sin ser conscientes de lo que pensamos o sentimos. Sin dedicarle la suficiente atención a nuestras sensaciones, si tenemos más hambre de verdad, si queremos eso que nuestra mente nos pide…
Según reconocidos estudios se sabe que cerca de un 99% de nuestros pensamientos son inútiles y repetitivos y crearlos y mantenerlos consumen mucha energía. Liberando esa energía del pensamiento se convierte en presencia, es ese momento en el que todo está bien, ese momento de placer, en el que no sabes por qué pero te sientes muy bien, como feliz, todo más luminoso, ves el lado bueno de las cosas y las personas. Es un atisbo… de paz interior y de perfección…”puro gozo espontáneo”. La clave es que solo puede darse en el presente mientras funcionamos desde la conciencia superior.
PRACTICA EL PRESENTE
Solo existe el momento presente y una forma de conectar con él es escapando de nuestra mente y concentrándonos en el cuerpo interior y en la respiración.
• ¿Puedes sentir el cuerpo interior?
El cuerpo interior es la energía vital que nos recorre interiormente.
Cierra los ojos y averigua si hay vida dentro de tus manos. No le preguntes a tu mente porque te dirá ¡que no siente nada o que le des algo más interesante en que pensar! Así que lleva tu atención a las manos, siente un picor, o la sensación de energía y de vida dentro de ellas.
Lleva tu atención a los pies e intenta sentir también la energía o fluido en su interior.
Finalmente ve incorporando el resto del cuerpo, piernas, brazos, abdomen, pecho… hasta que seas consciente del cuerpo interior, como una sensación global de vida.
Con el tiempo practica este mismo ejercicio mientras que hablas con alguien, como forma de no identificarte con tus pensamientos.
• ¿Estoy respirando todavía?
Lleva tu atención a la respiración al momento de la inspiración y el recorrido que hace el aire hasta la espiración.
Incorpora este hábito al día a día como medio para estar presente.
Gema Ruiz
Es periodista, psicoterapeuta y consultora de evolución personal. Está especializada en procesos de cambio, crisis y enfermedad