El primero de los 14 entrenamientos
Este primer entrenamiento es la base de todos los demás. Sin tolerancia, sin escucha profunda y sincera, sin habla veraz y amorosa es muy difícil establecer la comunicación. La comunicación nunca debe faltar en una comunidad humana. Cuando no hay comunicación nos asalta el fantasma de la incomprensión y a veces esta incomprensión puede degenerar en sufrimiento y odio. Debes preguntarte: “¿Estoy seguro?” cada vez que vayamos a emitir un juicio.
La precipitación conduce con frecuencia al error de interpretación. La comprensión exige una escucha amorosa. Si en la vida espiritual queremos hacer un camino de largo recorrido, debemos usar las sandalias de la tolerancia, la comprensión y la mirada profunda. Ellas nos darán solidez y mucho espacio donde cabrán todas las personas. Nuestro camino debe ser inclusivo. La exclusión trae sufrimiento y no aporta más que odio e incomprensión.
PRIMER ENTRENAMIENTO – APERTURA
Consciente del sufrimiento causado por el fanatismo y la intolerancia, me comprometo a no idolatrar ni aferrarme a ninguna doctrina o ideología, ni aún las Budistas. Las enseñanzas Budistas son medios que nos guían para aprender la visión profunda y desarrollar nuestra comprensión y compasión. No son doctrinas por las cuales luchar, matar o morir.
Cuando leemos los sutras, discursos de Buda, frecuentemente encontramos la expresión, “el gran rugido del león.” Esto significa la verdad, en voz clara y alta, proclamada por el mismísimo Buda o uno de sus grandes discípulos. El Primer Entrenamiento de la Orden del Interser es exactamente en esa tradición. Es la voz compasiva de Buda llamándonos.
El Buda veía sus propias enseñanzas como una canoa para cruzar el río y no como una verdad absoluta para ser adorada o a la cual aferrarse. Dijo esto para prevenir que rígidos dogmatismos o fanatismos echasen sus raíces. La inflexibilidad ideológica es responsable por muchos de los conflictos y violencia que hay en el mundo. Muchos textos budistas, incluyendo los Sutras Kalama, Arittha (Conociendo la Mejor Manera de Atrapar Una Serpiente) y el Vajracchedika (El Diamante que Atraviesa la Ilusión), refieren sobre éste asunto.
De acuerdo a las enseñanzas Budistas, el propio conocimiento puede ser un obstáculo para la verdadera comprensión, y los puntos de vista transformarse en una barrera a nuestro insight o visión mas profunda. Aferrarnos a éstos puntos de vista nos puede impedir llegar a una más profunda comprensión de la realidad. El Budismo nos urge a trascender, inclusive, nuestros propios conocimientos, si verdaderamente deseamos avanzar en el Camino del Despertar. Nuestros pareceres (drishti) pueden ser “obstáculos a nuestro conocimiento.”
El Primer Entrenamiento de la Plena Consciencia en la Orden del Interser nos abre a la total apertura y absoluta tolerancia del Budismo. Apertura y tolerancia no son apenas medios para lidiar con las personas en nuestra vida cotidiana; son verdaderas puertas para la realización del Camino. De acuerdo al Budismo, si no continuamos expandiendo las fronteras de nuestro conocimiento, quedaremos aprisionados en nuestros puntos de vista y seremos incapaces de vivir y realizar el Camino.
En el Sutra de las Cien Parábolas, el Buda nos cuenta la historia de un joven mercader y su hijo. El mercader, quien era viudo, amaba profundamente a su hijo, pero lo perdió por su falta de sabiduría. Un día, mientras el hombre estaba fuera, su pequeño hijo fue raptado por una banda de malhechores, que arrasaron con el pequeño poblado antes de darse a la fuga y desaparecer. Cuando el joven mercader retornó a su casa, encontró los restos carbonizados de un niño cerca de donde estaba su casa, ahora destruida y, en su sufrimiento y confusión, tomó esos restos carbonizados como los de su propio hijo. Lloró inconsolablemente, organizó una ceremonia funeraria de cremación y luego llevó con él la bolsa con las cenizas, día y noche atada a su espalda, adonde fuera que vaya.
Un par de meses después, su pequeño hijo pudo escaparse de sus captores y encontrar su camino de vuelta a casa. Llegó en la medianoche, golpeó a la puerta de la casa que su padre había reconstruido, pero el padre, pensando que algún niño travieso quisiese ridiculizarlo, no quiso abrir la puerta. El niño golpeó y golpeó la puerta, pero el mercader tenía fijo en su pensamiento que su hijo estaba muerto. Tal es así que el niño, desanimado, se marchó. Este padre que tanto había amado a su hijo lo perdió así para siempre.
El Buda dijo que cuando estamos tan aferrados a nuestras opiniones, aún si la verdad viene a nuestra casa y golpea a nuestra puerta, nos recusaremos a dejarla entrar. Abrazar un punto de vista de manera inflexible y creer que es una verdad inamovible es ponerle fin al proceso vital de investigación y despertar. Las enseñanzas de Buda son un medio para ayudar a las personas. No son un fin al cual adorar o por el cual pelear.
Aferrarnos fanáticamente a una ideología o doctrina no solo nos impedirá aprender, sino que también puede acarrear sangrientos conflictos. Los peores enemigos del Budismo son el fanatismo y la estrechez de miras. Guerras ideológicas y religiosas durante siglos han marcado el paisaje de la historia humana. Guerras santas no tienen lugar en el Budismo, porque el hecho de matar destruye el valor del Budismo en sí mismo. La destrucción de vidas y de valores morales durante la guerra de Vietnam fueron fruto del fanatismo y la estrechez de miras.
La Orden del Interser nació durante este período de enorme sufrimiento, como una flor de loto emergiendo en un mar de fuego. Comprendido en éste contexto, el Primer Entrenamiento de la Plena Consciencia de la Orden del Interser es la voz compasiva de Buda en un océano de odio y violencia.
El Primer Entrenamiento de la Plena Consciencia incluye todos los otros, incluso el de no matar sino de proteger todo tipo de vida. De acuerdo al Budismo, las acciones surgen en tres ámbitos: cuerpo, habla y mente. Solemos creer que el matar se da en el reino del cuerpo, pero una mente fanática puede causar la muerte no de uno, sino de millones de seres humanos. Si seguimos la dirección que nos ofrece el Primer Entrenamiento de la Plena Consciencia, todas las armas se tornan inútiles.
Así como diferentes tipos de medicinas son necesarias para tratar diferentes enfermedades, el Budismo también precisa el proponer varias puertas del Dharma para las diferentes circunstancias que la vida nos presenta a las personas. Así como éstas puertas del Dharma pueden diferir unas de otras, son todas puertas del Dharma. De la misma forma, diferentes enfermedades son tratadas con medicinas específicas, pero todos los tratamientos utilizan algún tipo de medicina, aún si ésta es apenas agua, aire o un masaje.
Las enseñanzas y las prácticas que encontramos en el Budismo pueden diferir, pero todas tienen como objetivo liberar la mente. Buda nos dijo, “El agua de los cuatro océanos no tiene sino un solo sabor, el de la liberación.” Los estudiantes del Budismo precisan ver las diferentes enseñanzas bajo esa misma luz. Apertura y no identificación con los puntos de vista debieran ser principios rectores para todos los esfuerzos hacia la reconciliación y la paz. Son también las puertas de acceso al mundo de la realidad última y de la total libertad.
Thich Nhat Hanh