Cada persona ha de tener su propia escala de valores, pero estos son unos ámbitos en los que conviene estar al día, y conseguir que sean satisfactorios. Por eso, cada uno los colocará en el orden que considere apropiado.
Es muy conveniente verse a menudo en estos aspectos, y apreciar el grado de satisfacción que se tiene en cada uno de ellos, por ver si requieren una revisión o atención especial.
Es bueno marcarse unos objetivos en los que se necesiten, y revisarlos a menudo, observándolos y haciéndose preguntas de este estilo:
¿Cómo voy a conseguir esos objetivos?
¿Qué pasos voy a dar?
¿Qué necesito para lograrlo?
Te indico algunos ejemplos para que tú los modifiques o amplíes:
EL AMOR EN PAREJA: tener un compañía fiel, comprensiva, divertida, que merezca mi confianza y me apoye…
LOS AMIGOS: cuidarlos, promover nuevas amistades, olvidar a los que sólo me aportan inconvenientes…
EL TRABAJO: que sea estable, que me dé satisfacciones y una economía suficiente…
EL OCIO: fomentar las cosas que me agradan, dedicarme tiempo para mí…
LA SALUD: darle prioridad, porque yo me voy a encontrar tal y como se encuentre mi cuerpo; yo voy a vivir lo que viva mi cuerpo…
LAS RELACIONES CON LA SOCIEDAD: ser más participativo…
LA ESPIRITUALIDAD: dedicarle la atención que merece, valorar y apreciar su importancia, no aplazarla; revisar el sentimiento de vacío existencial…
LA FAMILIA: relacionarme bien con mis padres, hermanos e hijos, tener aficiones conjuntas…
Con las respuestas, hay que diseñar un plan, lo más completo posible, y hacer todo lo necesario para que se cumpla.
Y es imprescindible dedicarle mucho tiempo y mucha atención, toda lo que se necesite, porque de ello depende nuestra calidad emocional de vida.
