Derrota victoriosa
Es curioso.
En esta edad más que mediana,
a punto de despedirme, por fin,
del apego a la juventud,
pero antes de llegar a la aceptación
del tópico principio del fin,
mi administrador del tiempo,
que antes especulaba con cada segundo
y se lo cedía al mejor postor,
a la diversión o al acto más beneficioso,
ahora los cede,
gratuitamente,
a la contemplación distraída,
al descanso innecesario,
o al aparente desperdicio
de fundirme con la música.
Se lo agradezco.
Harto de buscar provecho,
y de sumar y acumular,
me quedo con la indolencia,
tan tranquila, tan lenta,
de ver pasar la vida
con silencioso cariño.