No aprender de lo ajeno
Parece que la vida no se vive en vida ajena.
Que no nos escarmientan los consejos de los demás
ni aprendemos de escuchar y confiar.
Cada golpe y cada error nos es necesario, parece.
Hay que equivocarse en propias carnes para saber.
Parece ser.
Las voces de los sabios no se respetan.
Vemos sin aprender.
Yo solo me tengo que tropezar
y tengo que desesperarme
o despeñarme en barranco propio.
De nada me sirven experiencias ajenas.
Tan insensato soy.
Y sigo siéndolo.
Qué lamentable.