Hacedor de milagros
Siempre tuve miedo
a enfrentarme a mis deseos.
Antes prefería creer en su imposibilidad,
convencerles de que tenían que quedarse en sueños,
alentar el mito de inaccesibles,
y caer en la rendición de no alcanzarlos.
Antes añorarlos que cumplirlos.
Ahora,
cada vez más,
me veo Dios o mago,
creo en mí,
y creo mi mundo
con la fuerza inquebrantable de mi voluntad.
Cada vez más,
soy hacedor de milagros,
de momento pequeños,
individuales,
míos,
para mí,
en mí,
conmigo.