Buscandome

Bienvenido(a), Visitante. Por favor, ingresa o regístrate.

Ingresar con nombre de usuario, contraseña y duración de la sesión

 


Traductor Google

Mensajes recientes

Páginas: [1] 2 3 4 5 6 7 8 9 10
1
¿Y SI EN LUGAR DE DESEAR QUE LAS COSAS SEAN DIFERENTES, HACEMOS ALGO PARA QUE DE VERDAD LO SEAN?
2
COLABORACIONES: ARTÍCULOS INTERESANTES / LA AUTOCRÍTICA NEGATIVA: CLAVES PARA DESARMARLA.
« Último mensaje por Paz en Marzo 18, 2024, 05:38:08 am »
LA AUTOCRÍTICA NEGATIVA: CLAVES PARA DESARMARLA.

La autocrítica nos sirve para evaluar tanto los puntos positivos como negativos de nuestras actividades, pensamientos o sentimientos; y a partir de esa evaluación comenzar un proceso de aprendizaje con el propósito de mejorar.

Hablaríamos de una autocrítica conveniente, productiva, e incluso sana, si se hace con cuidado y con el objetivo de aprender y evolucionar; ya que podría servirnos para generar nuevas conductas y enmendar los errores.

Sin embargo, la mayoría de las veces, usamos la autocrítica de forma negativa y destructiva hacia nosotros mismos; y en consecuencia nuestra autoestima y autoconcepto resultan dañados.
¿De qué forma te hablas? ¿Cómo te tratas? ¿Te gustas? El autoconcepto se refiere a lo que piensas sobre ti, lo que se refleja en la manera en que te tratas a ti mismo: qué te dices, qué te exiges y cómo lo haces.

La autocrítica patológica o desadaptativa es esa voz interior que te ataca, juzga y culpa por casi todo lo que haces y dices.

¡Nunca hay tregua para ella! El diálogo interno es continuo; nos recuerda constantemente lo poco que valemos, lo mal que hacemos las cosas, lo mucho que hemos fracasado, lo poco que nos esforzamos….
Sus ataques siempre parecen razonables y justificados, estamos tan acostumbrados a esa voz interior, que por mucho “que nos machaquemos”, siempre terminamos creyendo lo que nos dice sin cuestionarlo; pero sobretodo, no somos capaces de advertir el efecto tan devastador que tiene sobre nosotros: la desaparición de una autoestima sana.

La autocrítica negativa está siempre juzgando, culpando y encontrando errores.

Los “deberías” son la forma más frecuente que usa para atacarnos; constantemente compara nuestra forma de ser con la que “debería” ser. Algo, que bien entendido podría ser incluso beneficioso para progresar y mejorar, se convierte en una fuente de malestar psicológico y emocional, debido a las expectativas poco realistas que muchas veces, aún sin ser conscientes, nos empeñamos en mantener.
Con frecuencia, usamos la autocrítica como intento de “motivarnos” para lograr metas y autoexigencias desproporcionadas; sin embargo, lo único que conseguimos al tratarnos con tanta dureza es el efecto contrario: aumentar la presión, la ansiedad, la frustración, y en definitiva, la sensación de poca valía.

Cuando se tiene criterios estrictos para autoevaluarse, siempre se tiene la sensación de insuficiencia.

Se cae en un círculo vicioso del cual es difícil salir: las metas imposibles hacen que la conducta nunca llegue al nivel deseado, pese a nuestros esfuerzos; y al sentirnos incapaces, la autoevaluación es cada vez más negativa y, por tanto, aumenta el nivel de estrés, lo que nos aleja cada vez más de nuestros objetivos… y vuelta a empezar.
Evidentemente es necesario evaluar nuestro comportamiento y hacernos responsables de nuestros errores para mejorar aquellos aspectos que deseemos y en los que es posible hacerlo; la clave está en hacerlo sin dañar nuestra autoestima.

Para controlar la autocrítica negativa y no permitir que afecte a nuestro autoconcepto, primero tenemos que ser capaces de «oírla».

La mayor parte del día estamos inmersos en nuestro dialogo interior, vamos saltando de un pensamiento a otro sin parar; para “cazar” los ataques de la crítica tenemos que prestar mucha atención tanto al contenido como a la forma en la que nos hablamos, especialmente en aquellas situaciones que nos resultan más problemáticas y nos hacen dudar de nosotros mismos, por ejemplo: después de haber cometido un error, en reuniones sociales, ante una crítica, etc…
En la tarea, nada fácil, de descubrir a la autocrítica te será de gran ayuda anotar de manera sistemática todas aquellas evaluaciones negativas que a lo largo del día realizamos sobre nosotros mismos; registrar este tipo de pensamientos nos ayudará a tomar consciencia no sólo de la forma en la que nos tratamos, sino además de cómo nos hace sentir y de las consecuencias que tiene para nosotros.
Una vez identificado los pensamientos negativos será el momento de trabajar con ellos e intentar modificarlos; el objetivo sería encontrar alternativas mucho más sanas y adaptativas a la autocrítica patológica.
Walter Riso, en su libro “Enamórate de ti: el valor imprescindible de la autoestima”, nos ofrece una guía para salvaguardar nuestro autoconcepto del autocastigo, la autocrítica y la autoexigencia indiscriminada. Algunas de sus recomendaciones son:

1.- Trata de ser más flexible contigo mismo y con los demás.
Intenta no utilizar un criterio dicotómico (blanco o negro) para evaluar la realidad o a ti mismo. Si eres inflexible y rígido con el mundo y las personas, terminarás siéndolo contigo mismo y no te perdonarás el más mínimo error.

2.- Revisa tus metas y las posibilidades reales para alcanzarlas.
Ten en cuenta tus posibilidades y capacidades reales, si te fijas metas inalcanzables la frustración será constante; revisa tus objetivos vitales y asegúrate de que están en consonancia con tus aptitudes, pero sobretodo con tus valores.

3.- No observes en ti sólo lo malo.
Tenemos tendencia a fijarnos solo en lo negativo, en nuestras carencias, pero eso no nos permite disfrutar de nuestros logros ni seguir desarrollando nuestras fortalezas; asi que cuando te encuentres focalizándote solo en los aspectos negativos. ¡Detente! Tomáte un respiro y trata de inclinar la balanza; no te regodees en el sufrimiento.

4.- No pienses mal de ti.
Practica la autocompasión, no te insultes ni te faltes el respeto; lleva un registro sobre tus autoevaluaciones negativas, detecta cuáles son justas, moderadas y objetivas, y cuáles no; y si descubres que el lenguaje que usas para ti es ofensivo, cámbialo y busca calificativos más constructivos y respetuosos respecto de tu persona.

5.- Quiérete la mayor cantidad de tiempo posible.
La premisa: “Si me va mal, me odio, y si me va bien, me quiero” es injusta contigo. Una autoestima saludable, aún con fluctuaciones, suele ser constante e incondicional, es decir, tu valía personal no depende exclusivamente ni de tus logros ni de lo que los demás piensen sobre ti.

6.- Trata de acercar tu “yo” ideal a tu “yo” real.
Las metas imposibles y extremadamente rígidas, aumentan la distancia entre tu “yo” ideal (lo que te gustaría hacer o ser) y tu “yo” real (lo que realmente haces o eres). Cuanto mayor sea esa distancia, menor será la probabilidad de alcanzar nuestros objetivos, debido a la frustración e inseguridad que genera no lograr alcanzar ese ideal de lo que deberíamos ser; sin embargo, la única forma de evolucionar es aceptando quiénes somos (sin autoengaños) para poder mejorar aquellos aspectos que estén en nuestras manos.

7.- Aprender a perder.
Es importante aprender a perder, y aceptar que no siempre los sueños se harán realidad; se trata de que aprendamos a ser realistas y objetivos con respecto de nuestras propias capacidades y circunstancias; las autoexigencias excesivamente altas pueden hacernos mucho daño emocional, si no disponemos de las habilidades o de los recursos necesarios para alcanzarlas, porque la realidad es que querer no siempre es poder, y hay muchos factores que escapan a nuestro control. En estos casos, una buena opción es realizar una revaluación objetiva y franca de nuestras aspiraciones en relación con nuestras capacidades, y trabajar en esa dirección.
Para resumir: la autocrítica moderada, la autoobservación objetiva, la autoevaluación constructiva y el tener metas racionales y razonables ayudan a nuestro desarrollo personal.
La clave está en el equlibrio, no se trata de “pasar de todo” y no tener ningún tipo de expectativa pero tampoco de autoengañarnos pensando que “podemos con todo” y elevar nuestras exigencias a límites inalcanzables.
Reducir la autocrítica negativa y trabajar para construir una autoestima sana es una forma eficaz para mejorar nuestra salud psicológica y bienestar emocional.
Dejemos de ser tan destructivos con nosotros mismos y empecemos a querernos más, o al menos a respetarnos; aceptemos que pueda haber aspectos en nosotros mismos que no nos gusten y trabajemos en aquellos que podamos, y deseemos mejorar.

https://albamarpsicologia.com/la-autocritica-negativa/

3
CÓMO DECIRLE A MIS PADRES QUE NECESITO UN PSICÓLOGO: PIDE AYUDA YA.
Consejos para contar a tu familia que quieres acudir a terapia

Adriana Méndez, Psicóloga

Yo sé que muchos de ustedes también saben que ir al psicólogo es una de las decisiones más significativas, no solo por el hecho de admitir que se tiene un problema que está afectando la vida diaria, también porque sabemos que dicho problema no puede ser resuelto por si solo, sino con la ayuda de un terapeuta profesional. Sin importar si se trata de un tema personal, un miedo a afrontar o el recuperar la motivación en el desempeño del día a día.
Pero... ¿cómo comunicarle a la familia que necesitas ayuda psicológica? Lamentablemente, algunos todavía siguen creyendo que ir a un psicólogo es sinónimo de "estar loco" o de tener una enfermedad mental, generando esto más ansiedad e inseguridad en las personas, las cuales terminan por desistir de ir a terapia.
Muchos de estos comentarios negativos provienen de parte de amigos y conocidos, pero la gran mayoría proviene desde el mismo núcleo familiar y eso es severamente doloroso. Por eso, en Diario Femenino te damos algunas pautas para que puedas decirle a tus padres que necesitas un psicólogo. Papá, mamá, necesito ayuda. ¡No esperes ni un minuto más!

¿PUEDE LA FAMILIA INFLUIR NEGATIVAMENTE A LA HORA DE IR A TERAPIA?

¡Ojo! Esta no es una regla que se cumpla siempre, puede que tus padres, abuelos o hermanos te apoyen en ir al psicólogo, llegando a animarte y celebrar contigo tu progreso (lo cual es algo que siempre es recomendado para el beneficio y la mejoría del paciente). No obstante, también existe el polo opuesto: familias que se alteran e incluso se ofenden por el hecho de que un miembro de ellos asista a terapia psicológica.
¿Por qué? Sencillamente porque lo perciben como un fracaso de su parte: "Si mi hijo quiere ir a un psicólogo, ¿es por qué me equivoqué como madre? ¿Por qué vas al psicólogo a quejarte? ¿Acaso no te hemos criado bien y dado todo?" Este es un claro reflejo de narcisismo por parte de los padres, pero debes entender algo si este es tu caso: ¡esto no tiene nada que ver contigo!
Así que, aunque te moleste, sacúdete el resentimiento y las dudas, diles que no cambiarás de opinión, ve a terapia y háblalo con tu psicólogo o psicóloga.
Consejos para decirles a tus padres que quieres ir al psicólogo
+
SIN RODEOS, ENFRENTA DIRECTAMENTE A TUS PADRES

La mejor forma es decirles directamente a tus padres que vas a ir a terapia psicológica porque lo necesitas. Cuéntales el motivo por el cual quieres asistir, qué es lo que te hace sentir ese problema, cómo afecta a tu vida y que por ello quieres atajarlo de raíz para estar tranquilo y seguir adelante.

+NO TE ESMERES MUCHO EXPLICANDO LAS RAZONES POR LAS QUE NECESITAS UN PSICÓLOGO

Relájate y respira profundo, una de las grandes causas de ansiedad que he visto a lo largo de mi carrera, es la frustración por no expresar "bien" los sentimientos o dar explicaciones. No te preocupes, eso también puedes resolverlo en terapia, pero no dejes que esa ansiedad te controle al decirle a tus padres que necesitas ir al psicólogo.
Si te piden alguna razón, solo diles que no te sientes bien y no sabes cómo explicárselo, pero que es algo que necesitas solucionar.

+NO CARGUES CON CULPAS AJENAS

Esto va especialmente dirigido para los casos de familias negativas que mencioné previamente. Si tus padres o cualquier otro miembro comienza a cuestionarte tu decisión, no los dejes hacerte sentir mal. Levántate sin discutir, aclara que no cambiarás tu decisión porque es algo personal, que no tiene nada que ver con ellos y aléjate tranquilo, ve a hacer alguna actividad que te relaje y no faltes a tu consulta.

+NO DEJES QUE TUS PADRES MINIMICEN TUS PROBLEMAS

Puede que ocurra otro escenario relacionado con el caso anterior, en lugar de otorgarse la culpa, tus padres pueden restar importancia a tus problemas como "Estar deprimido es común a tu edad", "Si estás tan ocupado claro que estás estresado es normal", "No seas dramático, eso se te pasará pronto". Puedes responder que, si bien para ellos es común, para ti representa una gran dificultad que está dañando tu desempeño porque no lo sabes manejar, por eso necesitas ayuda especializada.
+
PLANEA LO QUE DIRÁS

Si eres muy desordenado y se te enreda la lengua al explicar o estás muy nervioso, puedes aplicar técnicas de organización de contenidos para aclarar tus ideas y así tener un hilo de conversación efectivo con tus padres. Puedes utilizar mapas mentales, lluvias de ideas, busca información sobre tu problema y haz una pequeña exposición. Cualquier cosa que disminuya tu ansiedad y te haga sentir que tienes el control de tu conversación.
+
NO SOBREPIENSES

Pensar de más nos lleva a postergar las cosas, a desarrollar más estrés y a caer en una espiral negativa que, si se convierte en hábito, puede ser difícil salir de allí. Así que solamente ve al grano: sienta a tu padres y diles lo que ocurre. Es normal que tengan reacciones alarmantes y preocupaciones, pero al decirles que vas a terapia para solucionar tus problemas, los va a tranquilizar.

+ELIGE UN BUEN MOMENTO PARA DECIRLES A TUS PADRES QUE NECESITAS UN PSICÓLOGO

No me refiero a elegir el "momento perfecto" porque eso no existe, solo es una excusa para no hacerlo. Pero sí que tengas cuidado cuando vayas a darles la noticia. Por ejemplo, no es lo mismo hacerlo justo cuando tus padres lleguen del trabajo que hacerlo cuando estén relajados. En este último caso, podrás tener toda su atención y te escucharán completamente.
¡Mucho ánimo que puedes lograrlo!

https://www.diariofemenino.com/psicologia/autoayuda/como-decirle-a-mis-padres-que-necesito-un-psicologo-pide-ayuda-ya/

4
TIENES DERECHO A HACER "BORRÓN Y CUENTA NUEVA" EN TU VIDA.

Hacer borrón y cuenta nueva no significa rendirse, sino hacer una limpieza de todo aquello que nos lastra en el camino hacia la felicidad y el bienestar.
 
A veces viene bien, es saludable, enriquecedor e incluso supone toda una revolución personal hacer borrón y cuenta nueva puede ser la solución a algunos de tus problemas presentes. Algo que resulta curioso es el hecho de que seamos tan resistentes al cambio.
Siendo o no del todo conscientes de ello, a menudo, todo lo que suponga salir de la zona de confort o salir de una rutina, cambiar un hábito o un contexto determinado… lo interpretamos como una especie de “amenaza”.
En su necesidad primordial por garantizar la supervivencia, el cerebro siempre nos animará a buscar la comodidad, y esto a menudo puede incluir quedarse en la zona de confort. Lo que intentará es susurrarnos aquello de “no lo hagas; no cambies nada de lo que te rodea, estás bien así”.
Sin embargo, de acuerdo con lo expuesto por varios equipos de investigación, al cerebro también le encantan las sorpresas y las novedades porque producen cierto placer. Así se beneficia de ese paso maravilloso que va a suponer el recibir otros estímulos que pueden garantizarnos la felicidad o simplemente emociones agradables.
Queremos invitarte a reflexionar sobre el derecho de las personas a hacer esto mismo: reiniciarnos.

PARA HACER BORRÓN Y CUENTA NUEVA HAY QUE “LIMPIAR”

Los cambios no llegan precisamente marchándonos nosotros de un contexto determinado.
No es necesario arrancar nuestras raíces y buscar otros mapas y otros territorios para hacer borrón y cuenta nueva. Lo más adecuado es promover el cambio aunando nuevas fortalezas interiores con las cuales “limpiar” todo aquello que no nos agrada, que ha caducado, que no enriquece y que entorpece nuestro avance.
Puedes empezar por tu propio hogar. Haz una limpieza de todo lo que pertenece a una etapa que no te agrada. Desecha papeles, ropa que ya no usas, regalos que nunca te gustaron, recuerdos que te incomodan o que ocupan demasiado espacio para lo poco que sirven. Abre las ventanas y deja que el viento te acompañe mientras haces esa limpieza para que una nueva primavera entre a tu vida.
A continuación, llega la parte más valiente e importante. Reflexiona en profundidad sobre qué más puede sobrar en tu vida. Tal vez debas cambiar rutinas, tal vez debas alejarte de ciertas personas y romper ciertos vínculos… Valóralo con calma y piensa en las medidas que puedes aplicar.

APRECIA EL VACÍO, INTUYE EL CAMBIO Y CÉNTRATE EN TU PERSONA

Cuando realizas una profunda limpieza en tu hogar, te admiras de cuántas cosas inservibles habías acumulado y la luz que irradia cada rincón tras haber sacado brillo, tras haber quitado el polvo, la basura o los objetos rotos. Esto transmite una serenidad muy reconfortante.
Todo está en orden ahora. Por una parte, has dejado a un lado cosas que ya no te eran útiles o ya no te interesaban. Por otra, también te has alejado de las personas que no te aportaban nada positivo e incluso de aquellas que te hacían daño.
Hay quien, al llegar a esta fase de spring cleaning en su vida (‘limpieza de primavera’ en español), se lanza de inmediato a conocer gente nueva. Se empeña en crear nuevas relaciones y embarcarse en todo un carrusel de experiencias novedosas. No es lo más asertivo.
Cuando ponemos en práctica un “borrón y cuenta nueva” estamos favoreciendo el autocuidado. Por ello, es vital que nos dedicamos un tiempo de inflexión.

Debemos apreciar ese vacío conseguido tras la limpieza, esos huecos en los que antes estuvo alguien que ahora ya camina por otros senderos. En esos vacíos estamos nosotros mismos, y debemos reencontrarnos. Además, debemos revalorizar la soledad y reconciliarnos con ella.

LOS CAMBIOS EN EL EXTERIOR TE HACEN SENTIR DIFERENTE: ALGUIEN MÁS FUERTE

Si el simple hecho de querer iniciar el cambio es ya un signo de valentía, y haberlo logrado es un rasgo de ese valor.
En ocasiones, no somos consciente de ello, pero en nuestro interior se encuentra la semilla de la resiliencia. Hacerla germinar requiere de una gota de determinación, una pincelada de entereza y unos cuantos gramos de intuición para saber qué nos conviene y qué es mejor evitar.
Tras hacer borrón  y cuenta nueva te sentirás orgulloso de ti mismo. Esa firme convicción de que tienes el timón de tu vida es algo gratificante de lo que debes disfrutar.

BORRÓN Y SONRISAS NUEVAS: ES MOMENTO DE REDECORAR TU VIDA

Vida nueva, sonrisas nuevas. El esfuerzo realizado habrá valido la pena y, aunque tengas claro de que te ha costado mucho llegar hasta donde te encuentras ahora, todo lo obtenido es maravilloso. Ahora eres tú en toda tu esencia, tú en toda tu magia.
Es momento de “decorar” tu vida, y aquí van unos sencillos consejos que te servirán de ayuda:
•   Decora tu vida con personas que te aprecien por como eres, con tus virtudes y defectos.
•   Deja que lleguen a tu corazón personas que sepan dar y recibir felicidad.
•   Rodéate de personas que, aún cuando tienen miedo, procuran buscar una solución para cada problema y no un problema para cada solución. Personas maduras, organizadas, pero también flexibles y divertidas.
•   Permite que lleguen a ti esas oportunidades que siempre mereciste y que no te atreviste a alcanzar.

En definitiva, ábrete al cambio, ponte en movimiento y sé receptivo a lo que la vida quiera traerte y que te agrade, te ilusione y te identifique.

https://mejorconsalud.as.com/tienes-derecho-borron-cuenta-nueva-vida/

5
10 ESTRATEGIAS INFALIBLES PARA DEJAR DE SOBREPENSAR
de acuerdo a la filosofía estoica.

vídeo de 21 minutos

https://www.youtube.com/watch?v=mV_Np9W4SCY
6
EL PRIMERO EN PEDIR DISCULPAS ES EL MÁS VALIENTE.
EL PRIMERO EN PERDONAR ES EL MÁS FUERTE.
EL PRIMERO EN OLVIDAR ES EL MÁS FELIZ.
7
COLABORACIONES: ARTÍCULOS INTERESANTES / ¿SABES ADAPTARTE A LOS CAMBIOS?
« Último mensaje por elisa en Marzo 17, 2024, 06:38:00 am »
¿SABES ADAPTARTE A LOS CAMBIOS?

Si por algo se caracteriza nuestras vidas es por el cambio; nos guste o no, siempre está presente; adaptarse al cambio conlleva un proceso de transformación personal; y en muchas ocasiones supone una crisis en nuestra estabilidad emocional.

Cada persona reacciona de manera diferente ante el cambio; se trata de una cuestión de actitud frente a éste; todas tenemos la capacidad para cambiar, pero no todas tenemos la misma apertura hacia el cambio.

Los cambios pueden ser elegidos o no, adaptarnos a ellos siempre requerirá un esfuerzo por nuestra parte; éste dependerá de las circunstancias externas, de los recursos de los que dispongamos para hacerles frente y de los apoyos con los que contemos en el proceso de adaptación.
Cualquier cambio genera incertidumbre; ya que en mayor o menor medida perdemos, al menos de forma temporal, la seguridad a la que estamos acostumbrados. También produce cierto grado de estrés, que bien manejado puede convertirse en nuestro aliado, ya que nos permitirá mantener la atención para adaptarnos a las nuevas circunstancias; pero, si por el contrario, es demasiado intenso y no disponemos de las herramientas adecuadas para gestionarlo podría llegar a bloquearnos.

Adaptarse al cambio no siempre es fácil, en este proceso se pueden generar momentos de bastante inestabilidad e incluso de desequilibrio emocional; es por este motivo que cuando decidimos cambiar, y sobre todo cuando nos sentimos obligados a hacerlo, aparezcan ciertas resistencias y rechazo a éste.

En función de la situación en la que nos encontremos y de nuestros recursos personales podemos sentir diferentes emociones; tristeza cuando el cambio nos supone una pérdida (familia, amigos, hábitos y estilo de vida conocidos…); alegría si ha sido un cambio elegido; rabia si es algo impuesto; ansiedad o miedo ante lo desconocido…
En ocasiones, estas emociones nos pueden desbordar, sobretodo cuando se trata de un cambio importante para nosotros y que afecta a diferentes ámbitos de nuestra vida; como un cambio de residencia, de trabajo, el nacimiento de un hijo, un divorcio… Cuando no disponemos de las herramientas para gestionar de forma adecuada la situación o nos encontramos en un momento de menor fortaleza, podemos llegar a bloquearnos y quedarnos anclados en lo conocido, sintiendo que no tenemos control sobre nuestra vida y que estamos a merced de las circunstancias.
El proceso de cambio, también, va ligado a un proceso de duelo por lo que dejamos atrás y creemos perder, sin embargo, cambiar no significa eliminar lo conocido sino ampliar nuestra área de actuación, se trataría de ir más allá de nuestra zona de confort.
Otra creencia que nos limita a la hora de cambiar es que dejemos de ser “nosotros mismos”; es decir, asociamos cambio con pérdida de identidad, creemos que nada volverá a ser igual; pero en realidad, seguimos siendo los mismos cuando cambiamos, sólo que haciendo cosas distintas.
Es razonable que ante la incertidumbre que genera el cambio, tendamos a anticipar sus resultados y prever posibles consecuencias, pero objetivamente muchas de esas anticipaciones suelen ser erróneas, ya que son fruto de nuestros miedos e inseguridades; por tanto, tenemos que aprender a superar esos miedos, y ser conscientes de que la mayoría de las ocasiones (por no decir todas) aquello que tanto temíamos no se cumple.
No se trata de mentirnos, sino de adoptar una actitud realista y positiva; entendiendo el cambio como parte de la vida y no como un obstáculo insalvable; se trata de no permitir que las ideas negativas y las anticipaciones catastrofistas nos impidan analizar adecuadamente la situación; y por tanto afrontarla de la forma más eficaz.

Adaptarse al cambio conlleva un proceso que se produce paso a paso; es importante tener en cuenta cada uno de ellos porque dependiendo del momento del proceso en el que nos encontremos tendremos diferentes estados de ánimo; y esto, a su vez, dará lugar a distintas formas de actuar.

El modelo de la “curva del cambio” tiene su origen en el trabajo de Elisabeth Kübler-Ross; posteriormente Dennis T. Jaffe y Cynthia D. Scott lo adaptaron al proceso de cambio organizacional, a través de cuatro etapas: negación, resistencia, exploración y compromiso.
La curva del cambio es un instrumento diseñado para guiar a las personas, grupos y organizaciones a entender, aceptar y administrar el proceso de cambio. Se emplea principalmente en las etapas tempranas del cambio, o cuando la resistencia a éste es significativa.

La curva del cambio consiste en cuatro etapas: Negación, Resistencia, Exploración y Compromiso, que normalmente se dan en secuencia.

Sin embargo puede ocurrir también que el orden se altere e incluso que se dé un retroceso; asimismo la velocidad del cambio puede variar, siendo el objetivo final alcanzar la etapa de compromiso.
1.- Negación
Esta etapa se caracteriza por una sensación de incredulidad: ¿Cómo puede estar pasando?. La negación es un mecanismo de defensa que enmascara la confusión interna; el problema es que negando la realidad y posponiendo el problema, con frecuencia, hace que éste se convierta en algo peor.
2.- Resistencia
Es el momento en que la realidad ya no puede seguir siendo negada; se empieza a comprender que algo está pasando y que el cambio es inminente. Aparece la ira como una actitud defensiva por temor a lo desconocido, la persona siente que la vida no es justa (¿cómo me puede estar pasando esto a mí?) e incluso puede llegar a culpar a otras personas de lo que está ocurriendo.
3.- Exploración
La persona comienza a reconocer y aceptar que el cambio es inevitable; incluso puede empezar a percibirlo como necesario y positivo. A pesar de ser una etapa de mucha incertidumbre, es en este momento cuando se empiezan a buscar soluciones, y si es necesario a desarrollar nuevas habilidades; la persona comienza a enfocarse en objetivos concretos y a darse cuenta de que existen oportunidades para manejar el cambio.
4.- Compromiso
Esta etapa se alcanza cuando se decide aceptar el cambio y adoptar nuevas actitudes. Con el aprendizaje que se ha ido adquiriendo, se empieza a crear y a experimentar con una nueva realidad; en la que la persona entrará reforzada en un nuevo escenario, proyecto y concepto de sí misma.

Superadas las cuatro etapas anteriores, se llega al final de la curva del cambio; es el momento de crear e incorporar nuevos hábitos y nuevas rutinas en nuestra vida.

Cuando nos encontramos ante el desafío de un cambio, también se nos presenta una buena oportunidad para revisar nuestras ideas, creencias y escala de valores.
Para crecer y evolucionar, tenemos que aprovechar los cambios, que inevitablemente, surgen en nuestra vida; ignorarlos o evitarlos, además de imposible solo empeora la situación.
Si surge el miedo no permitas que te bloquee, adopta una actitud proactiva y busca los recursos necesarios que te permitan vivir el cambio desde el papel de protagonista.

https://albamarpsicologia.com/adaptarse-al-cambio/

8
EL AUTOENGAÑO: ¿QUÉ ES Y POR QUÉ SE PRODUCE?
Redactado por Marta Guerri.

Descubre la disonancia cognitiva, el concepto clave para entender por qué nos auto-engañamos y cómo evitarlo.


Seguro que alguna vez has conocido a una persona que se engañaba a sí misma acerca de algún tema. De hecho, quizá tú mismo te has engañado a ti mismo en lo relativo a algún tema alguna vez en tu vida. ¿Por qué se produce? ¿Qué es exactamente?

LA DISONANCIA COGNITIVA

Antes de empezar a hablar de los autoengaños en los que podemos caer, tenemos que hablar de un concepto de vital importancia dentro de este tema. Y es el de la disonancia cognitiva.
¿Qué es este palabro tan raro? Pues, básicamente, este concepto viene a reflejar la capacidad que tenemos de mantener, al mismo tiempo, dos ideas contrarias en nuestra mente, sin que se vean afectadas por su contradicción.
Es decir, la disonancia cognitiva es la capacidad del ser humano para tener, creer y defender dos ideas incompatibles a la vez. Y, como puedes imaginar, no es fácil lograr esto (bueno, en realidad sí es fácil, porque lo hacemos sin darnos cuenta… ¡Pero hay toda una serie de mecanismos operando de forma inconsciente para que las dos ideas no choquen!).
Ahora vamos a pasar a ver esas formas de autoengaño que permiten que las dos ideas que tenemos en mente no se encuentren y, por tanto, entren en conflicto entre sí.

5 FORMAS DE MENTIRNOS A NOSOTROS MISMOS

Aclarado qué es la disonancia cognitiva, es el momento de ver mediante qué estrategias el cerebro es capaz de mantener esas dos ideas separadas entre sí (puesto que, si llegasen a encontrarse y enfrentarse, nos daríamos cuenta de que hay que desechar una de las dos).
Ah, y, por cierto, no creas que lo que vamos a ver a continuación solo afecta a los demás. Todos nos autoengañamos. Tú también. Y nos encanta hacerlo, porque es la única forma de mantener nuestra autoimagen intacta.

1. Confundir necesidad y voluntad
En muchos casos, confundimos la necesidad de tener algo con la voluntad de querer algo. Y esto es peligroso. Es habitual tratar de convencernos de que “queremos” algo cuando, en realidad, “necesitamos” algo.
¿Por qué? Porque tenemos mayor control sobre lo que queremos que sobre lo que necesitamos. Si “queremos” algo porque nos apetece (por ejemplo, unas chucherías), tenemos la capacidad de decirnos que no y auto-limitarnos.
Sin embargo, cuando “necesitamos” algo (por ejemplo, fumar un cigarrillo), no tenemos la capacidad de decir que no. Por lo tanto, sustituimos esa necesidad por una voluntad, y nos decimos que queremos fumar ese cigarrillo.
De esta forma, nuestra mente dice algo como “cuando quiera, lo dejo”.

2. Jugar con el significado de los conceptos
Otra fórmula para evitar la disonancia cognitiva consiste en dar a los conceptos el significado que más nos convenga, con el fin de hacer que éstos encajen con nuestro sistema de creencias, y no al revés.
Por ejemplo, alguien podría pensar que la homosexualidad es antinatural, porque no permite tener hijos. Sin embargo, alguien podría contra-argumentarle que muchas parejas heterosexuales tampoco pueden tener hijos por problemas de esterilidad, y que, por lo tanto, también ellas son antinaturales.
En ese caso, una respuesta común es sustituir la razón por la que la homosexualidad es antinatural, y pasar a decir, por ejemplo, que es una anormalidad estadística, y, por tanto, antinatural.
Es decir, no se deja margen a contrariar la posición inicial, sino que se mantiene la posición inicial y se reformula el significado de “antinatural” (del no poder tener hijos al ser una anormalidad estadística).

3. Responder a preguntas que no tocan
Otra forma de engañarnos es la de responder a preguntas que no tocan. Es decir, ante una pregunta, se buscan respuestas relacionadas pero que, en realidad, no responden a la pregunta en cuestión.
Por ejemplo, si preguntas a una persona si es buena idea comprar acciones de Ford, esa persona podría responder algo así como “Ford hace buenos coches, así que supongo que sí”… ¡Pero la pregunta no era si Ford hace buenos coches!
La respuesta debería ir por el camino de si la acción está cara o barata, si la compañía pasa por un buen momento o no, etc. El hecho de que Ford haga buenos coches, en sí mismo, no responde a la pregunta de si es buena idea comprar acciones.

4. No tocar ideas peligrosas
Por supuesto, una forma muy habitual de evitar darse cuenta de la disonancia cognitiva es ignorar una de las dos ideas, pese a que la mantengamos en la mente y operemos con ella en otras situaciones.
Esto se puede ver con mucha claridad en algunas discusiones que terminan antes de empezar con un “no tengo ganas de tratar este tema” o “sí, vale, tú tienes la verdad absoluta”. Sin embargo, también se da en la soledad, cuando estamos pensando y esa idea viene a la mente y rápidamente saltamos a otra.
Es una forma de evitar que esa idea choque con otra que también tenemos asentada en la mente.

5. Creer que somos únicos (y que somos los únicos únicos)
Esta es una forma muy habitual de autoengaño, y consiste en pensar que, mientras todo el mundo se rige por un funcionamiento “lógico y objetivo”, nosotros podemos escapar a esa lógica y objetividad.
Es algo que se ve con claridad en las adicciones (aunque también se ve en muchos otros ámbitos): Sabemos que las personas que fuman más de tres cigarros al día tienen dificultades para dejar de fumar, pero, si eres tú quien fuma más de tres cigarros al día, pasas a considerarte único y decirte que eres perfectamente capaz de dejar de fumar cuando quieras.
Como puedes ver, el autoengaño se produce gracias al mecanismo de la “disonancia cognitiva”, pero al mismo tiempo la disonancia cognitiva es muy útil, pero también implica que nos encontremos con este tipo de autoengaños que pueden llegar a ser perjudiciales.

https://www.psicoactiva.com/blog/autoengano-se-produce/

9
CÓMO CREAR TU BUENA SUERTE

Álex Rovira

https://www.youtube.com/watch?v=XVs-7NNdG0s
10
CÓMO VENCER EL MIEDO A LA SOLEDAD-

Borja Vilaseca

https://www.youtube.com/watch?v=WqNpBTY7Uf4
Páginas: [1] 2 3 4 5 6 7 8 9 10

TinyPortal 1.6.5 © 2005-2020