SER FELIZ DEL TODO
Uno nunca es feliz del todo
pero muchas veces se acerca,
lo puede rozar con los dedos;
el corazón roza el diez
a falta de un poquito más,
quién sabe,
tal vez sea una pizca de exigencia de más
cuando la vida no puede dar ya más,
y entonces ser feliz -del todo-
se convierte en quimera,
en el pétalo de una utopía,
en el sueño que siempre se pierde por poco
dejando un grado -más o menos pesado-
de inconsolable frustración;
la vida no lo suelta todo,
se queda una parte como cebo
para decirnos que en uno de los siguientes pasos
habrá más felicidad –y de eso no hay duda-;
la intuición sabe mucho de esto,
sabe de fogonazos de felicidad
que son sólo un preámbulo, un anuncio, una muestra;
la felicidad total sólo queda al alcance de los sabios,
de los que saben que no existe
y se conforman y se contentan
con degustarla algunos instantes en que uno es feliz
a pesar de zancadillas y opositores,
de la intromisión de la mente,
del inconformista interno
o del egoísta insaciable.
Sólo puede llegar a ser feliz del todo
aquel que no aspira
con ansiedad y exigencia
a la felicidad del todo.
Francisco de Sales
(Más poesías en
www.franciscodesales.es)