CAPÍTULO 157 - CONVERTIR LA RELACIÓN EN DOS QUE VIVEN JUNTOS
-CUANDO LA PAREJA ESTÁ DESCOMPENSADA-
Este es el capítulo 157 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER
No es que la relación sea exclusiva responsabilidad de la mujer, pero, en mi opinión, es la que está más implicada y mejor preparada para cuidarla y hacerla progresar.
Una de las cosas que distinguen a una pareja sentimental de una pareja de amigos, o de unos compañeros de piso, es que en el primer caso, además del amor y el sexo, hay un proyecto común, juntos, a largo plazo en el que ambos se han comprometido.
Hay, también, convivencia, reparto de tareas, proyectos, posiblemente hijos… hay mucho que han decidido hacer y compartir, y hay que mantener esa pareja viva y pujante para poder sacar todo adelante.
Si se le van restando algunos de los elementos personales que componen su pareja, porque se han ido apagando las ilusiones, o porque alguno de los dos ya no se implica lo suficiente, al final solamente van a quedar dos camaradas a los que les une el pasado más que el presente, y les unen más los compromisos adquiridos ante terceros que esa magia que convive con las parejas enamoradas.
Si uno se da cuenta de que empiezan a aparecer síntomas que pudieran denotar un enfriamiento sentimental, por leve que éste sea, es mejor conversar con el otro y manifestar sus sensaciones. Están aún a tiempo de hacer lo que sea necesario para desaletargarlo y avivarlo.
No hay que perder de vista los motivos que decidieron el emparejamiento, y entre ellos está el de mantenerlo vivo, porque fue la razón que les llevó a abandonar sus solterías y a formar una relación.
En todas las parejas sentimentales, y esto es una condición obligatoria, indispensable, debe estar presente y vivo el propósito de amarse, de seguir creciendo como relación y personalmente, de compartir algo más que el espacio físico y los días y las noches, porque si no existe entre ambos nada más que la rutina, y si algo que antes era magia ahora se ha convertido simplemente en el cumplimiento de un acuerdo que una vez se tomó de estar unidos amándose pero la relación ahora ya solamente es “estar juntos” –que no es lo mismo que “unidos”-, conviene revisar la nueva y distinta situación, y valorar si ambos han llegado a ese momento en que el amor se ha convertido en costumbre –que no está nada mal si a ambos les satisface- y ya no están sus corazones para otros trotes sino para estar compartiéndose como se comparten los viejitos, y seguir juntos en esa nueva posición, o si por el contrario prefieren organizar una revolución y volver al alboroto de los primeros tiempos, volver al amor con todas las ganas ilusionadas, y ponerse con toda la intención a la hermosa tarea de reinventarse, re-enamorarse, y volver a encender el fuego como sea, porque sus corazones, todavía, están en condiciones de soportar otra avalancha de amor.
Y esto corresponde a ambos, aunque es cierto que la mujer es la custodia natural del amor, la que sabe cómo hacer para avivarlo y que no desfallezca, la que parece que fue designada por Dios para tan sublime tarea.
SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:
- La ausencia de un amor vivo -y preferiblemente siempre creciente- en la relación desbarata la esencia primordial de la relación sentimental.
- Al mismo tiempo, es muy correcta cualquier tipo de relación siempre que sus condiciones sean aceptadas libremente por ambos. El cariño, la comodidad, y hasta la conveniencia de ambos, pueden ser buenos argumentos para seguir juntos.
- Si quieres o necesitas más atención, más colaboración, más amor… pídelo. Y si no lo recibes… valora si te conformas con eso o no.
Francisco de Sales