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 MENTE... SABIDURÍA... INTUICIÓN... INTELIGENCIA...



Enero 22, 2011, 07:09:30 am
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Desconectado Francisco de Sales

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MENTE... SABIDURÍA... INTUICIÓN... INTELIGENCIA...
« en: Enero 22, 2011, 07:09:30 am »
MENTE
SABIDURÍA
INTUICIÓN
INTELIGENCIA
PENSAMIENTO
IMAGINACIÓN
CONOCIMIENTO

No pretendo que esta reflexión escrita sea un tratado científico ni literal de lo que son estos conceptos, sino que pretendo ofrecer la probabilidad de que es posible que todos ellos sean un conjunto amalgamado e indisoluble, y que el tiempo que se pierde en trazar las fronteras imaginarias entre una y otra cosa –que a fin de cuentas no son “cosas”, sino definiciones- nos distraiga de la atención al desarrollo y disfrute de esta capacidad divina –ya que parece que los animales no la tienen- de poder utilizar ese conjunto mental del que disponemos.
Lo que unos identifican con intuición, otros lo asocian a sabiduría; lo que para unos es un proceso mental elaborado, para otros es el producto de la imaginación.
¿Y qué más da?
¿Se trata de discutir los conceptos o de utilizarlos?
¿Cambia la esencia por cambiar la definición?

Lo que es cierto es que el conocimiento es, de lo que se enumeró al principio, lo único que puede ser adquirido exteriormente. Se fortalece a base de ingerir más información, de memorizar más cosas. Pero en ese memorizar no hay ninguna aportación personal, ni elaboración propia. Es frío, irracional, maquinal.
En cambio, el resto es intangible, invisible, y, aunque tenemos la sensación de que somos nosotros quienes gobernamos la mente, o el pensamiento, o la imaginación, en realidad se escapan todo lo que quieren de nuestro control, funcionan de un modo autónomo, y, en muchas ocasiones, nos presentan sus elucubraciones y nos hacen creer que son nuestras.

La sabiduría es, a mi entender, parte de la naturaleza que uno ya incorpora al nacer, aunque considero que se puede fortalecer e incrementar con el paso del tiempo, con el aprendizaje de las experiencias de la vida, pero es una “ventaja” originaria.
Desde otro punto de vista, más esotérico, es la capacidad de acceder a lo que se denomina como “archivos akashikos”. (Hay mil definiciones para esto. Una de ellas dice que hay un “lugar”, intangible, sin presencia física, donde está almacenada toda la historia de todo lo que ha sucedido en la humanidad desde su creación: es una especie de memoria que registra todo lo que ha acontecido desde el principio de los tiempos y todos los conocimientos del universo, y se halla “ubicada” en el éter. De forma que si uno accede a ellos, se encuentra con toda la información y sabiduría posibles)

Otros dicen que la sabiduría es una capacidad innata en el ser humano, que se va sepultando, o desterrando, poco a poco, con el sistema educativo racional que no confía en tener conocimientos que no hayan sido previamente inculcados.
No hay que confundir al erudito o intelectual con el sabio. Todas las personas conocemos a algún sabio. En la mayoría de los casos son gente con un coeficiente intelectual justito o bajo; no aparecen en la sección de “citas célebres”, no son entrevistados en las revistas científicas ni aspiran al Nobel.
Son personas muy sencillas, casi invisibles. Muchas veces los tenemos en casa: son la propia abuela, o el abuelo, o es un señor aparentemente común con el que un día tuvimos una breve conversación en la que nos mostró parte de su sabiduría –que, insisto, no son conocimientos- que la había adquirido a base de tener experiencias diversas y haber reflexionado acerca de ellas, a base de largos silencios con la mente acallada y los sentimientos predispuestos –que son meditaciones sin nombre oriental-, a base de tropezar y rehacerse, a base de confiar en la intuición.

La intuición es, a mi entender, la forma que tiene de expresarse el conjunto, de mente, pensamiento, sabiduría, conocimiento… cuando ese conjunto está armonizado. Cuando cada uno de ellos por separado pretende imponer su opinión, se pierde la magia de la intuición
Desde un punto de vista más esotérico, es el resultado de lo que se aprendió en encarnaciones anteriores. Lo que para nosotros es desconocido, en esta vida y con el cuerpo actual, nuestro espíritu ya lo ha conocido en otras ocasiones, y la intuición es su revelación ante la situación que se nos presenta en este momento. Es su opinión, su información, su advertencia para que actuemos del modo adecuado.
Yo creo que la intuición se presenta de un modo sutil y nos da su opinión de cada hecho o ante cada acto, pero lo dice de un modo velado, casi imperceptible. Si uno presta atención a la intuición, si uno tiene la sensibilidad atenta –o la antena bien orientada- lo capta.
Es muy delicado saber qué es intuición, que es sabiduría, qué es pensamiento… quizás todo sea lo mismo… pero, en mi opinión, la intuición es más rápido que lo demás: es lo primero que aparece, antes de que todos los demás tengan tiempo de maquinar, pensar, recordar, o suponer, ya se ha presentado.
Por lo que he sabido, y porque me gusta suponerlo de este modo, digo que la intuición se muestra continuamente, pero si ve que nunca le hacemos caso, o que nuestra mente, tan racional ella y tan apegada a su trono, le rebate cada una de sus propuestas, deja de tomarse la molestia y tiende a desaparecer.
En cambio, y esto es fácilmente comprobable, si hacemos caso a la intuición, si se siente bien acogida, sonríe, y se muestra cada vez más a menudo. Se abre y ensancha el canal sutil que nos conecta con ella. Somos cada vez más intuición descondicionada y menos mente contaminada.

La mente es el instrumento que utiliza el pensamiento para desarrollarse.

El pensamiento es la capacidad de recordar conocimientos, relacionarlos entre sí, o con cosas nuevas y externas, ordenar y organizar el proceso mental, buscar soluciones. La forma para estructurar la racionalidad.

La imaginación es, pero sólo en mi opinión, el nombre que le doy a la capacidad de salirse de las normas en el modo de pensar; o la osadía de pensar en las cosas que la mente racional, tan rígida y estructurada, cree que no son de su incumbencia; o la posibilidad de sentir las cosas que de momento son irreales, y con la que se puede dar forma a los sueños y los deseos; o el descanso infantil que nos permitimos para escapar de la tragedia de lo desesperadamente cotidiano; o puede ser aquello a lo que nuestro Niño eterno juega cuando se escapa de la tiranía de las represiones y las órdenes; o la puerta de entrada al mundo de la fantasía, de la magia, y de lo utópico.

La inteligencia es la suprema habilidad mental, la capacidad de relacionar los conocimientos o suposiciones con maestría, la facultad de ver un poco más allá y más atinadamente, de permitir la expansión frente a la limitación y los condicionamientos.
Se puede desarrollar con el entrenamiento.

El conjunto de todos ellos es una herramienta cotidiana bastante desconocida y mal utilizada. El hecho de que una de ellas quiera imponerse a las demás descartándolas, es un error. La armónica convivencia, y el dejar su espacio a cada una sin pretender usurpárselo, es lo equilibrado. Saber cuándo es una la que debemos utilizar y no otra, es la sapiencia suprema.
La confianza en el Ser que es Uno Mismo, por encima de todas ellas, es lo adecuado para gobernarlas bien.

 


 

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