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 NADIE ES RESPONSABLE DE NUESTRO MIEDO AL AMOR, EXCEPTO UNO MISMO.



Noviembre 18, 2013, 05:48:12 am
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Desconectado Francisco de Sales

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NADIE ES RESPONSABLE DE NUESTRO MIEDO AL AMOR, EXCEPTO UNO MISMO.
« en: Noviembre 18, 2013, 05:48:12 am »
NADIE ES RESPONSABLE DE NUESTRO MIEDO AL AMOR, EXCEPTO UNO MISMO.
Xavier Guix


Si los hombres llegamos a conocer a la mujer nueva, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad, podremos disfrutar de una nueva relación entre iguales.


Todos sabemos que el amor es el motor que mueve la vida, y aún más, que la vida no es vida sin amor sino un mero simulacro por el que se pasa en duermevela. Y sin embargo, a menudo resulta tan difícil amar.
Decimos que es difícil encontrar el amor, el amor verdadero, pero eso no sería tan difícil si tuviéramos la valentía, la apertura, y la confianza necesarias para relacionarnos. Sin miedo. Sin huidas. Sin preocupaciones saboteadoras. Con seguridad.
Y si no podemos hacerlo así, de una forma sana, la culpa no la tienen los demás. Nadie es responsable de nuestra desconfianza o resistencia al compromiso, nadie excepto uno mismo.
Una afectividad sana pasa por una vida interior y personal sana.
Xavier Guix nos lo explica en esta entrevista.


Sabemos por experiencia que la diferencia entre una vida mediocre y una vida de calidad reside en el amor. Y sin embargo, no resulta tan fácil amar. ¿Por qué?

El amor es un concepto abstracto; sin embargo, el amar es una acción concreta. Podemos estar de acuerdo en lo importante que es el amor, pero al amar se manifiestan nuestros estilos afectivos, nuestras creencias, las historias pasadas. El amor como ideal es una totalidad, en cambio vivimos en amores concretos y muy condicionados.

¿Qué buscamos (o encontramos) en el amor?

Se supone que una plenitud, una experiencia de unión y de reciprocidad a la vez. En general se tiende a la complementariedad, pero el día a día se encarga de demostrar que mucha gente busca lo que cree que le falta. Entonces cargamos de responsabilidad al otro porque esperamos que rellene los huecos de nuestra vida. Hoy se busca fundamentalmente promover el bienestar del otro, lograr ser felices juntos a través de un proyecto en común.

No todo lo que llamamos “amor” es realmente amor. ¿Cómo podemos definir el amor?

Cualquier definición del amor acaba siendo reduccionista o meramente poética. Además, cada cultura va definiendo conceptos diferentes y formas de vivirlo también singulares. En todo caso, el amor es la experiencia de la unidad, la fuente que nos vincula, la energía que mueve el mundo.

El amor de pareja, ¿es una de las formas más difíciles de amar? Si es así, ¿por qué?

En la pareja se asoman las dos caras del amor: la unidad y la alteridad. Nos sentimos unidos y a la vez separados del otro porque el otro es siempre el otro y me altera. No amamos al amor sino a alguien que, además, es diferente a mí, con sus ritmos, intereses, su estilo afectivo, sus creencias. A veces nos encontramos, otras no.

¿Cuáles son las principales dificultades para amar?

La primera se refiere a las mochilas que cada uno arrastra y que pretende descansar en la relación, es decir, que el otro se haga cargo de nosotros y de nuestros asuntos pendientes o mal resueltos. Otra dificultad es el poder, cómo se sitúa cada uno respecto al otro y cómo manejan la reciprocidad, es decir, el dar y el recibir. También suele ser un problema no tener un proyecto común sino que cada uno tenga una idea diferente sobre la relación, o que se imponga un proyecto sobre otro. Cabe añadir a todo ello los ritmos afectivos diferentes y las dificultas en cuidarse.

¿Cuáles son las principales dificultades para dejarse amar?

El miedo a diluirse, a perder el control, a morir en definitiva, entendida como la muerte del ego. También nos fastidia la inmediatez, no permitir que los procesos sean naturales, fluidos, sino que queremos forzarlos para que se ajusten a nuestros intereses. Nos falta a veces más humildad y menos exigencias y expectativas.

¿Existen diferentes tipos de estilos afectivos? ¿De qué depende?

Al menos se suelen reconocer cuatro, desde los estudios que realizó John Bowlby. Nacen en el desarrollo de nuestras experiencias de apego. Según como se resuelvan, según sea vivida la angustia por separación, según han respondido a nuestros intentos de ser amados, todo ello crea una imagen internalizada de nuestra manera de amar y ser amados.

¿Cuáles son estos tipos de estilos afectivos?

El estilo seguro, preocupado, huidizo y el temeroso.

Ahora vamos a ellos, pero ¿pueden llegar a ser incompatibles?

Está claro que si una persona ama desde un apego seguro, tendrá más dificultades para aceptar a alguien cargado de miedo o que pretenda hacerse excesivamente dependiente. También ocurrirá que muchas personas que tienden a la dependencia se junten con personas autosuficientes porque las ven muy seguras, ya que ellas se sienten todo lo contrario. Pero estas personas autosuficientes, porque les gusta funcionar así, acaban agobiadas de tanta preocupación y exigencia afectiva de su pareja. Entonces parecen incompatibles.

¿Cómo definirías al tipo seguro?

Tiene una buena autoestima, confía en los demás, es autónomo, aunque le gusta estar emparejado y no rehúye la intimidad

¿El tipo preocupado?

Tiene baja autoestima y poca confianza en los demás, los ve siempre mejor que a sí mismo. Crea entonces relaciones de dependencia y vive siempre preocupado por la relación, ¿qué haría sin ella?

¿El huidizo?

Su autoestima es alta pero encierrra cierta desconfianza hacia los demás, se fía más de sí mismo, es autosuficiente. Se orienta al logro de sus objetivos por encima de la relación, necesita tener una pareja pero sin comprometerse demasiado porque se agobia. Tiene dificultades con la intimidad, le cuesta abrirse.

¿El temeroso?

Tiene baja autoestima y alta desconfianza hacia los demás. Posee pocas habilidades sociales y tiende a controlar obsesivamente a su relación. Dificultades con el control emocional.

¿Se puede amar con miedo?

Se supone que sí, pero es un amor temeroso, condicionado, cargado de necesidades afectivas, grandes demostraciones de cariño, mucho control y chantajes emocionales. El miedo, entonces, se convierte en lo contrario del amor.

¿De dónde surge el miedo al compromiso? ¿De qué hablamos exactamente cuando hablamos de “compromiso”?

Un compromiso afectivo es aquel en el que una pareja decide que los vínculos creados en su relación son lo suficientemente arraigados y estables como para formar un proyecto común. Algunas personas, empero, temen permanecer de forma estable y duradera dentro de la relación, se agobian con la intimidad o no quieren renunciar a otras posibilidades. Temen amar. Temen perder el control, diluirse en el otro. Entonces buscan alejarse.

¿Cómo superarlo?

Hay que conocerse más a uno mismo, saber cómo funcionas, qué formatos afectivos se ajustan más a tus necesidades. Hay que descubrir qué es lo que en realidad dificulta poder amar y hacerse cargo de ello. Muchas veces hay que aprender a tolerar la ansiedad que nos produce la relación con el otro.

¿De dónde surge la desconfianza?

Son patrones introyectados, es decir, la persona ha internalizado una imagen de sí misma y de los demás según las experiencias que ha vivido, probablemente ya desde su infancia. Quien se siente desconfiado, no puede verse a sí mismo confiando, aunque ocurriera de veras. Las creencias construidas a partir de experiencias de desconfianza son claves para comprender la conducta desconfiada.

¿Cómo superarla?

Con actos de confianza. Hay que crearse pequeñas metas confiables e incrementar poco a poco el poso de la confianza.

¿No se puede desarrollar una vida afectiva sana si no se cuenta con una vida interior sana? ¿O el amor puede ayudarte a sanar? ¿O es un círculo vicioso?

La relación entre lo uno y lo otro es incuestionable. ¡Como es adentro es afuera! El amor puede ser un gran motivador para el cambio pero insuficiente al lado de la responsabilidad de actuar desde una voluntad sostenible y no solo desde un sentimiento satisfactorio. El amor es motor, promueve, pero el trabajo hay que hacerlo desde la responsabilidad personal.

¿Cómo desarrollar una vida interior sana?

Estando en contacto con ella. Eso significa hacerse espacios y tiempo para estar con uno mismo. Estar en silencio. Meditar. Uno debería ocuparse de actualizar permanentemente su energía, su inteligencia y el cuidado de sus relaciones. Palabras como armonía, belleza, autenticidad, paz interior, describen bien ese desarrollo interior.

 
FORMULACIÓN DEL BUEN AMOR

No se puede mantener una vida afectiva sana si no se cuenta con una vida interior sana; el amor maduro sólo puede establecerse entre personas maduras. Y no existe una fórmula aplicable a todo el mundo. Pero aun así, un amor estable debería contar con ciertas características.
 
Que puedas desvelar el amor que eres.

Ser amor para ti, para alguien, para la vida.

Tener voluntad y predisposición para amar.

Darte permiso para abandonarte a una relación desde el compromiso.

Sentido de la reciprocidad.

El amor hace de puente entre la dualidad y la unidad, entre el dar y el recibir.

Respeto.

Estar presente.

Hacer tiempo y espacio para la relación.

Ser dialógicos.

Cuidar al otro.

Atenderle.

Promover su bienestar y su felicidad.

Protegerle.

Responsabilidad.

Hacerse cargo de uno mismo.

Asumir el propio crecimiento y promover el de la pareja.

Elaborar la relación.

Cuidarla.

Encontrar el marco adecuado.

Crecer creativamente.

Promover la intimidad.

Perderse y hallarse a uno mismo en el otro.

Compartir un espacio interior común con la otra persona.

Cuidar el afecto y la sexualidad.

Expresar el gozo del vínculo.

Procurar el encuentro.

Ser compasivos.

Estar presente cuando sufre quien amas.

Mitigar ese sufrimiento en lo posible.
 

La mujer brava.
(De Héctor Abad Faciolince).
A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. La mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizás por eso mismo les resulta más difícil conseguir pareja, pues ¡todos los machistas les tememos!
 
Xavier Guix: Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable porque hace posible una relación entre iguales en la que nadie manda ni es mandado.
 

El autor.
Xavier Guix es psicólogo especializado en Comunicación y Programación Neurolingüística. Es profesor de EADA (Escuela de Alta Dirección y Administración) y de crecimiento personal. Conferenciante internacional, colabora además con medios como El País Semanal, L' ofici de viure, en Catalunya Ràdio, entre otros. Es autor de numerosos libros, entre ellos “Ni me explico ni me entiendes”, “Si no lo creo no lo veo”, “Descontrólate!”, “El sentido de la vida o la vida sentida” y “Atrévete a decir no”.

 

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