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 SÓLO UNO MISMO ES QUIEN PERMANECE SIEMPRE



Abril 23, 2016, 06:49:37 am
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Desconectado Francisco de Sales

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SÓLO UNO MISMO ES QUIEN PERMANECE SIEMPRE
« en: Abril 23, 2016, 06:49:37 am »
SÓLO UNO MISMO ES QUIEN PERMANECE SIEMPRE



En mi opinión, y en general, no nos prestamos la atención que nos merecemos, no valoramos con ecuanimidad lo que somos, ni la hermosa oportunidad que estamos teniendo al estar Aquí y Ahora –en esta maravilla que es poder vivir- y
+ además, lo que es bastante doloroso, no nos apreciamos como nos merecemos.


¿Quién es la única persona que ha permanecido contigo a todas horas, todos los días, desde que naciste?

¿Quién se acuesta contigo todos los días, te soporta en los malos momentos, te acompaña al retrete siempre, o te tolera sin marcharse cuando estás de mal humor?

¿Quién está a tu lado cuando nadie te soporta, cuando todos los demás te abandonan, en tus momentos de tristeza, o cuando no te apetece nada?

Sólo uno mismo permanece siempre.

Desde que nació hasta que se muera.

En medio habrá relaciones que tendrán mayor o menor intensidad, que durarán más o menos, circunstancias duras o agradables, experiencias encantadoras y otras dolorosas, pero uno permanecerá consigo mismo en todo momento. “Porque no hay más remedio” puede añadir algún pesimista. “Es un verdadero placer”, dirá un vitalista.

Sólo uno permanece, y esta frase tan elemental, tan poco atractiva y aparentemente tan simple, es la clave para que la relación con uno mismo sea sólida, sea amable, sea de un compañerismo irrompible, y se convierta en una delicia que uno puede vivir continuamente.

Ya he escrito en alguna ocasión que se me hace difícil aceptar que una persona no se lleve bien consigo misma. Ni aún en el caso de que me aporten una retahíla de argumentos aparentemente sólidos y justificadores, ni aunque uno haya padecido todas las desgracias posibles y tenga de sí  mismo el peor concepto que se pueda tener; ni siquiera en el caso de que uno arrastre un pasado desgraciado, esté viviendo un presente que aparente no tener motivos para sentirse satisfecho de él, el futuro se proponga negro, las calamidades le rodeen, y en cualquier otro momento de su vida haya hecho cosas nefastas.

La vida –la de todas las personas- tiene una maravilla y es que continuamente, a cada segundo, nos propone y nos permite modificarla a nuestro gusto y dirigirla en la dirección que consideremos apropiada y del modo que nos parezca correcto.

La vida –y esto es válido para todas las vidas de todas las personas- no está atada a nada, no es un guión inamovible. Está abierta a que uno la administre con las reglas y maneras que considere adecuadas. Está receptiva a los cambios, porque sólo de los cambios surge la posibilidad de Crecimiento y Desarrollo Personal –las vidas de los que creen que ya lo han aprendido todo y creen que lo saben todo son vidas estancadas que pueden morir de falso éxito-, y las cosas sólo cambian en el modo deseado cuando uno toma la decisión de hacerlo y se pone a la tarea de hacerlo.

Y en esos momentos puede aparecer alguien que sugiera, que ayude, que anime, que apoye, pero… ese alguien estará en su propia vida –aunque comparta algunos momentos-, y solamente uno mismo permanece consigo a todas horas.

Así que quien no se lleve bien consigo mismo, que haga un ejercicio de comprensión y aceptación, y que haga una reflexión sobre la inutilidad e inconveniencia de llevarse mal consigo mismo y pasar toda una vida a su lado, enojado, a disgusto, y negándose la mirada y el saludo. Y negándose el amor y la comprensión.

Quien tenga cosas pendientes de resolver consigo mismo, que deje de esperar al Hada Madrina o al Santo Milagrero y se ponga a la tarea de colaborar con su propia vida –o con el destino, si esto le parece más espiritual o esotérico-y que haga lo que sea para resolver su propia enemistad y distanciamiento.

Aunque sea por intereses más que por amor o aceptación, y ya que es evidente que uno va a seguir consigo mismo todo el resto de su vida, es recomendable dar los pasos necesarios para “perdonar” todo lo que haya sucedido en el pasado, todo lo que esté “mal” de este presente, y se haga borrón y cuenta nueva para comenzar de cero, con el ánimo relajado, borrada la hostilidad, y con la voluntad candente de iniciar una relación distinta.

Hay que recordar que quien es uno en este instante de su vida no es el que hizo lo que hizo en el pasado; hay que partir de que el pasado es inamovible, si bien es cierto que se puede cambiar el sentimiento que se guarda de las cosas del pasado, y lo mejor –por el propio bien- es desmontar los adjetivos desagradables que arrastramos del pasado, borrar la mueca seria de eterno enojado, tener la nobleza y la sabiduría de abrazarse, y darse el gustazo de iniciar una vida sin la pesada carga de un pasado indeseado.

No hay pecado en aquello que uno use como argumento para llevarse mal consigo mismo. El pecado es no llevarse bien.


Te dejo con tus reflexiones…

 

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