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 LAS BENDITAS CRISIS PERSONALES



Julio 27, 2016, 06:35:41 am
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Desconectado Francisco de Sales

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LAS BENDITAS CRISIS PERSONALES
« en: Julio 27, 2016, 06:35:41 am »
LAS BENDITAS CRISIS PERSONALES


En mi opinión, las crisis personales son una excelente propuesta para realizar un cambio, o para hacer un gran auto-descubrimiento, para salir de un estancamiento, o para encarar una nueva etapa en la vida.

Aunque casi todo el mundo lo sabe, escribiré aquí que la palabra crisis en el idioma chino se compone de dos ideogramas: uno de ellos significa peligro y el otro, oportunidad. En una traducción libre, podría decirse que la crisis se compone de un cierto peligro que a su vez es una oportunidad, o que ese momento aparentemente peligroso es en realidad una oportunidad.

En griego, la palabra tiene varias acepciones pero parece ser que destaca que es “una prueba de habilidad o fuerza”, y “que es saber examinar, separar o distinguir, decidir, y elegir”. A la vista de esto se puede llegar a la conclusión, que sólo se verifica y comprende después de muchos años, de que las crisis son oportunidades que nos plantea la vida cuando a su parecer nos estamos desperdigando y estamos desatendiendo lo que es interesante para nosotros.

Son como un alto en el camino que nos obliga a realizar la vida.


“Alto -dice la vida-.

Párate.

Deja todo parado y presta atención a lo que te estoy mostrando.
 
Mira lo que has hecho contigo de ti hasta ahora.

Mira dónde estás.

Has perdido de vista tu dirección y te estás perdiendo a ti mismo.

Detente.

Reflexiona.

Estás a tiempo.

Decide qué quieres y hazlo.

Haz los cambios de rumbo que consideres necesarios.

Sé valiente.

Sé firme.

Entiende este momento como un momento duro pero necesario.

Te estoy poniendo a la vista, de un modo del todo innegable, cuál es la realidad de tu situación, y si tengo que ser dura, intransigente, casi cruel, lo haré.

Si no pones remedio a tu situación, te llevaré a un estado de desesperación, hasta lo más profundo e insoportable, pero si ere sensato y colaboras seré un poco benevolente y simplemente pondré ante ti, todo junto, el bagaje de tus años anteriores y abriré para ti el libro de tu vida por las páginas más relevantes”.


Eso es una crisis. Un mal necesario. Una oportunidad de corregir, de admitir, de comprender, de ampliar la visión, de abrirse. De ser Uno Mismo.

Esa es la maravilla que se esconde tras lo aparatoso e incomprensible de las crisis.

Conviene deshacerse de los miedos que nos amenazan en plena crisis, que siempre nos presentan un panorama sombrío con un futuro tremendista, siempre sacan a la luz nuestras partes más erráticas, los “errores” más graves, nuestra ineficacia, o una sucesión de nuestras decisiones que tuvieron desastrosas consecuencias.

Las crisis son el terreno favorito del pesimismo y del abatimiento, que se presentan cargados de funestas razones para avalar nuestra incompetencia, y nos restriegan nuestros desaciertos y escarban en nuestras miserias para sacar todas a la luz, que en ese momento de la crisis es oscuridad.

Y ya se sabe que las crisis nos exigen determinación, y decisiones para acabar con ellas, pero… también se sabe que nunca se deben tomar decisiones en los momentos en que uno está subyugado por ellas, ya que se pierde la imparcialidad y objetividad que permiten decidir con justicia y acierto.

Nunca se deben tomar decisiones en momentos de euforia ni en momentos depresivos o pesimistas. En ninguno de ambos casos uno dispone de la equidad necesaria para tomar decisiones sensatas.

Para hacerlo bien se requiere estar y ser objetivo, por tanto desapasionado, y actuar desde la ecuanimidad y la templanza, desde el equilibrio y la imparcialidad.

Es correcto verse con mucho amor propio durante el proceso de crisis, atender a los sentimientos -pero sabiendo discernir cuáles son reales y cuáles producto del estado-, hacerse preguntas directamente al corazón, observarse, comprender, no precipitarse, y autorizarse a recurrir a una persona con experiencia si acaso fuera necesario.

Crisis: Oportunidad que conviene aprovechar para poner las cosas en su sitio.

Y si no se hace, posiblemente la vida nos pondrá más adelante otra crisis más severa, hasta que cumplamos con nuestro deber de afrontarla.

Suena duro, pero la vida es muy sabia y sabe lo que tiene que hacer.


Te dejo con tus reflexiones…

 

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