CÓMO EDUCAR A LOS HIJOS REBELDES.
Por Marta Menéndez
El comportamiento rebelde forma parte del proceso de desarrollo en niños y adolescentes sanos. A medida que un niño crece y madura aumenta su deseo de controlar su entorno y autonomía, dando lugar en algunos casos a una lucha de poder. Esta lucha puede crear una brecha entre la relación padre e hijo. Muchos padres tienden a pensar que ser duros y estrictos es la mejor forma de acabar con el comportamiento rebelde, pero podría hacer que tu hijo se rebele aún más contra las normas estrictas.
Tratar de crear una relación abierta con tu hijo en la que se sienta lo suficientemente seguro y cómodo como para compartir sus sentimientos y preocupaciones contigo, respetando tu posición como padre es una de las mejores maneras de corregir las conductas rebeldes tu hijo.
CONSEJOS PARA EDUCAR A HIJOS REBELDES
Identifica el motivo por el que tu hijo se rebela y qué tipo de desobediencia es
Algunas veces en los niños más pequeños, las conductas desobedientes son simples caprichos infantiles. En estos casos, tu hijo pequeño solo está tratando de probar sus límites, observar hasta dónde puede llegar, es decir, sería una forma de explorar. La rebeldía intencional se da con más frecuencia en niños mayores y adolescentes que se esfuerzan por rebelarse contra ti. Las conductas rebeldes intencionales deben tomarse más en serio ya que en el caso de la rebeldía infantil es más un aspecto del desarrollo.
Evita interpretar el comportamiento como algo personal
Recuerda que cuando tu hijo se rebela suele buscar una reacción. Gritarle, no responderle, enfadarse o perder la calma no son las reacciones más adecuadas, solo le demuestran a tu hijo que expresarse de forma agresiva está bien y corres el riesgo de empeorar la situación convirtiéndola en una lucha de poder. Trata de mantener la calma y de ver la situación como lo haría una persona externa, como si no estuvieses implicado. Es importante saber cómo educar a un hijo sin gritos.
No intentes proteger a tu hijo de las consecuencias naturales de su comportamiento desobediente
Por ejemplo, si responde mal a sus profesores o falta a alguna clase sin permiso, en vez de tratar de suavizar la situación, mantente al margen y deja que tu hijo experimente las consecuencias (suspenso, amonestación…). De esta forma tu hijo aprende que ese tipo de conductas que no son adecuadas y que deben eliminarse de su repertorio, tienen una serie de consecuencias en su vida, pudiendo aprender que sucederá si continúa comportándose de ese modo.
Refuerza aquellas conductas que son adecuadas
Buscar lo negativo en tu hijo cuando se está portando mal es muy fácil, ya que en su repertorio hay más conductas negativas que positivas. Sin embargo, no debes centrarte solo en lo malo, porque de esta forma únicamente le estarías diciendo lo que no debe hacer, pero no le das alternativas. Por eso, debes pensar en cosas positivas que realiza, reforzarlas y animarle a realizar conductas deseables, sin tener en cuenta la dificultad de las conductas. Una vez que focalices tu atención más en lo positivo que en lo negativo le estás motivando a obtener más refuerzos y así irá cambiando lentamente su comportamiento.
Sé razonable
El castigo se debe ajustar a la conducta que se pretende castigar, así como las expectativas de cambio por parte de los padres. Elige reglas y consecuencias razonables para cada una de las reglas en caso de que se incumplan y trata de ser coherente en la aplicación de la disciplina y las consecuencias. Lo importante es que todo quede bien establecido desde el principio evitando cualquier tipo de ambigüedad, así tu hijo aprenderá más rápido.
Algunas posibles causas de la desobediencia de tu hijo son:
Negar la existencia de autoridad
Un niño puede usar la desobediencia para ejercer su autonomía o independencia. Por ejemplo, un niño pequeño podría manifestarlo preguntando a todo ¿Por qué?. Mientras un niño mayor puede contradecir todo lo que le dicen sus padres y un adolescente no sigue las normas o hace todo lo contrario a lo que le dicen. El psicólogo Carl Pickhardt afirma que este uso de la rebeldía para manifestar su independencia en realidad es un acto de dependencia porque las acciones del hijo dependen de hacer lo contrario de lo que le piden sus padres.
Probar límites
A medida que el niño va creciendo va adquiriendo habilidades para ir poner a prueba los límites establecidos y así comprobar hasta dónde puede llegar realmente. Por ejemplo, un niño puede negarse a ir a la cama a dormir a la hora habitual para ver hasta que hora le dejan sus padres estar despierto, si les presiona. Otra opción es que el niño o adolescente ponga a prueba los limites porque no los entiende realmente o porque está desarrollando su propia identidad.
Mecanismo de defensa
Cuando un niño o adolescente se siente nervioso o asustado puede usar la desobediencia como un mecanismo de defensa. Según Kahn, un niño pequeño pone a prueba los límites de sus padres para comprobar si sus miedos con respecto a las consecuencias son reales o imaginarios. Si un niño o adolescente se siente ansioso por ser decepcionado por alguien o tiene miedo de decepcionar a alguien podría usar la rebeldía para ver cómo actúa la otra persona y comprobar las consecuencias.
Desarrollo cerebral
A medida que el cerebro adolescente se desarrolla cognitivamente, se vuelve más complejo dando al joven la capacidad de razonar y pensar de manera abstracta y aumentando los comportamientos de riesgo. Es normal que un adolescente actúe de manera desafiante mientras ejerce su pensamiento, comunicación y habilidades sociales, desarrolladas recientemente.
¿DEBO ACUDIR A UN ESPECIALISTA?
En ocasiones, la mayoría de los niños desafían a sus padres. Esto forma parte del crecimiento y es una manera de probar las pautas y expectativas de los padres para aprender su propio yo, expresar su individualidad y alcanzar su sentido de autonomía. A medida que van ganando independencia y van generando pequeños conflictos con sus padres, descubren los límites de las reglas de sus padres y su propio autocontrol.
Sin embargo, a veces estos conflictos son más que perturbaciones ocasionales y se convierten en un patrón de interacción entre padres e hijos. La desobediencia puede tener numerosas causas: expectativas irracionales de los padres, temperamento del niño, problemas escolares, estrés familiar, conflictos entre padres, etc. Cuando los conflictos con tu hijo pasan a formar parte del día a día interfiriendo en vuestras vidas debes acudir a un especialista para que te proporcione un seguimiento y pautas para saber cómo educar a los hijos rebeldes.
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