Buscandome

Bienvenido(a), Visitante. Por favor, ingresa o regístrate.

Ingresar con nombre de usuario, contraseña y duración de la sesión

 


Traductor Google

 CREER EN EL PECADO ES PERJUDICIAL



Julio 15, 2015, 06:51:32 pm
Leído 2458 veces

Desconectado Francisco de Sales

  • Administrator
  • *****

  • 7228
    Mensajes

  • Karma: 6

CREER EN EL PECADO ES PERJUDICIAL
« en: Julio 15, 2015, 06:51:32 pm »
CREER EN EL PECADO ES PERJUDICIAL


En mi opinión, creer en el pecado es perjudicial.

Me parece peor aún creer que cada “pecado” requiere inevitablemente un castigo, de modo que cada vez que uno peque tenga que recibir y sufrir un castigo ineludiblemente.

A mi me parece suficiente que cuando la conciencia de uno descubre que ha hecho algo que no es correcto, o no lo parece, se haga un acto de contrición –que es el arrepentimiento por una culpa cometida-, se haga el propósito de enmendarse, y se aplique la rectificación necesaria para que la próxima vez que se presente una situación similar prevalezca la intención de no repetir lo que ha pasado en esta ocasión. Todo ello ha de estar respaldado por un compromiso sólido de mejoramiento que ha de ser constante y en todos los aspectos de la vida.

Y además apoyado con un pacto sincero consigo mismo; un pacto que sea aceptado y acatado con la mejor de las voluntades por todas las partes que le componen a uno.

Ser humano implica no ser perfecto, y por lo tanto tener muchos conflictos, muchas limitaciones, muchas dificultades… y muchos errores.

Así es, guste o no guste, y así hay que aceptarlo.

Es necesario que tras el abrazo amoroso y comprensivo al haberse descubierto en un fallo, se decida enmendarse con el objeto de no volver a repetir el mismo daño, la misma falta, o la misma infracción, porque repetirlo se valoraría como una redundancia y eso tendría una justificación más dificultosa.

Desde un punto de vista objetivo, cualquier pecado que se cometa con consciencia, o sea, con toda la intención de perjudicar o de beneficiarse con ello es, cuanto menos, despreciable y reprochable. Lo de ser o no imperdonable queda a merced de la gravedad del asunto o de cada criterio personal.

Pero, en mi opinión, cualquier acto que alguien denomine como pecado, si se comete sin mala intención, sin alevosía, sin ánimo expreso de perjuicio, no requiere entrar en la misma definición que los pecados que se cometen con toda la mala voluntad y con ánimo lesivo. Se quedarían en faltas leves o de desatención.

Aquello a lo que se puede llamar pecado queda enmarcado en un criterio que sólo lo puede calificar –y no siempre con garantías- una mentalidad abierta, comprensiva, que sea capaz de tener en cuenta la naturaleza humana, que sea indulgente y justa al mismo tiempo, porque lo que puede ser pecado para unos, puede que sinceramente no lo sea para otros.

No somos perfectos. Y no somos perfectos por naturaleza: no es culpa nuestra. Aunque sí es nuestra responsabilidad ir posteriormente acercándonos a la perfección moral.

Decimos que nacemos con defectos. Según decía Antonio Blay, los defectos no existen; se llama defecto a la menor presencia de una cualidad. De lo que se deduce que nacemos solamente con cualidades, pero no las hemos desarrollado hasta su máxima potencialidad, y lo que llamamos defecto es esa parte que aún no hemos desarrollado.

Cargarnos de ataques a nuestra conciencia, hablando de nuestros errores, defectos, imperfecciones o pecados, es un atentado directo contra nuestra Autoestima, nuestra personalidad, y nuestra dignidad. Es un golpe innecesario y erróneo.

Es conveniente, por tanto, revisar los conceptos éticos y morales por los que nos regimos, y es provechoso deshacerse de los que son inútiles y auto-agresivos, de los que están obsoletos, de los que han sido dictados por una moral que no coincide con la nuestra actual, de los que son impuestos de un modo dictatorial e innegociable, y hay que desarrollar –urgentemente y sin falta- una filosofía, una ética, y, en algunos casos, hasta una especie de religión propia que recoja todos los principios que para uno son importantes y aquellos con los que está de acuerdo y que pretende convertir en la guía recta de su vida, libre, sin la amenaza exorbitante que es calificar como pecado lo que no lo es para uno mismo, y soportar el castigo inconsciente que eso lleva aparejado.

Y puede ser conveniente para algunas personas que desdramaticen un poco el pecado -y esto no pretende ser una invitación a pecar-, y que traten de borrar de su mente el miedo al castigo Divino por haber pecado –quiero creer que Dios no es tan cruel y vengativo-, y que se fíen de atender la opinión de su conciencia y de su corazón, que son buenos consejeros y buenos descubridores de tropiezos, de imperfecciones, de caídas, de imprudencias y de desaciertos. Estas son otras formas de nombrar lo que se denominan, tan equivocada y dramáticamente, pecados.

Si a pesar de lo leído sigues creyendo en el pecado, siempre es mejor no pecar, pero no por no ofender a Dios ni por evitar su “castigo”; también es bueno hacerlo por respeto a la Divinidad Interna, a la propia alma, a los valores que nos rigen, a quien uno está llamado a ser, y a quien ya es Uno Mismo.

Lo dramático de lo que se califica como pecado, en el sentido más peyorativo de la palabra, se refleja cuando se instala en uno un sentimiento dramático de culpabilidad por haber pecado –por decisión imperativa de la iglesia que clasifica como pecado cosas que tal vez no debieran clasificar como tales-, cuando uno siente un “Temor de Dios” y vive por ello atemorizado en la creencia de un Dios castigador que le va a martirizar durante toda la eternidad, y eso le cambia la vida, le hace subsistir de un modo asustadizo, menos natural, con una pesada carga que le agobia y le roba las sonrisas y parte de la felicidad.

Me imagino a Dios con otras cosas más importantes que hacer que llevar la contabilidad de los pecados de cada uno –creo que ni siquiera Él instauró los pecados…- para después castigarle en el fuego eterno del infierno –y si es así me voy a llevar una desagradable sorpresa-, y más bien me imagino a Dios con una capacidad ilimitada de comprender y aceptar los inconvenientes de la naturaleza humana y con una voluntad inagotable de perdonar; me lo imagino dándome palmaditas en la espalda y diciéndome: “Bueno… no es nada fácil ser humano, tus circunstancias fueron duras… ánimo, lo hiciste lo mejor que supiste y que pudiste”. Y entonces será cuando nos daremos un gran abrazo.


Te dejo con tus reflexiones

« Última modificación: Noviembre 22, 2021, 09:48:58 am por francisco de sales »

Diciembre 07, 2021, 06:55:59 am
Respuesta #1

Desconectado Tadeo Rivas

  • Sr. Member
  • ****

  • 308
    Mensajes

  • Karma: 0

Re:CREER EN EL PECADO ES PERJUDICIAL
« Respuesta #1 en: Diciembre 07, 2021, 06:55:59 am »
Escuché el vídeo pero quería leerlo con tranquilidad. Gracias, señor.

 

TinyPortal 1.6.5 © 2005-2020