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 VIVIR NO ES TAN DIFÍCIL



Septiembre 23, 2015, 09:14:46 am
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Desconectado Francisco de Sales

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VIVIR NO ES TAN DIFÍCIL
« en: Septiembre 23, 2015, 09:14:46 am »
VIVIR NO ES TAN DIFÍCIL (como parece)
LA VIDA NO ES TAN COMPLICADA (pero hacemos que lo sea)

“Mientras vivas, sigue aprendiendo cómo vivir”.
(Séneca)

“La vida no consiste en ser el mejor o en ser mejor que los demás, sino en ser la mejor persona que uno puede llegar a ser.”
(Anónimo)



En mi opinión, en muchas ocasiones se nos tuercen las cosas, se enredan los propósitos, y parece que todo se nos opone con verdadero ahínco, con una fuerza inquebrantable, como para que no podamos con ello, para que nos inunde un desánimo invencible, se oscurezca todo de un negro tan profundo y luctuoso que nos impida ver el sol, y el desánimo sea nuestro propietario.

Cuántas veces nos apetece tirar la toalla –aunque no sepamos ni dónde hay que tirarla-, lo mandaríamos todo a la mierda, nos esconderíamos debajo de las sábanas para que la vida no nos vea y los problemas no nos encuentren, y nos rendiríamos para siempre creyendo que con eso se acabó todo…

Cuántas veces hemos creído firmemente que alguien nos ha echado mal de ojo, hemos venido a esta vida a purgar lo malo que hicimos en otra encarnación anterior, Dios nos castiga y sus razones tendrá aunque las desconozcamos, el diablo nos usa para sus torturas, lo bueno ha huido para siempre, y lo malo nos ha secuestrado y convertido en sus víctimas…

Cuántas veces no nos apetece seguir, tenemos ganas de que se acabe la vida –en realidad, de lo que se tienen ganas es de que se acaben los problemas de la vida-, no tenemos ánimos para luchar porque suponemos que esta vez también acabará en derrota, sentimos que hemos sido abandonados por la fuerza y por la voluntad, y nos parece sentir claramente que el destino no tiene previsto nada interesante para nosotros…

Y, a pesar de todo, hay que seguir.

No es que no quede otro remedio que seguir, sino que hay que seguir.

Y hay que seguir porque sabemos que estos momentos tan funestos pasan, y sabemos que la vida es una escuela y no se puede dejar hasta que acabe el curso, y sabemos que aprendemos de lo que nos pasa, que no nos debemos oponer al curso imparable de la vida que nos lleva –aunque no lo sepamos- hacia alguna parte.

Vivir no es tan difícil como pueda aparentar.

Sí es cierto que algunas vidas sí son un poco más complicadas, y que en muchas ocasiones uno no es del todo responsable de su situación y sus circunstancias, pero dentro de las dificultades que la realidad nos pone por delante siempre hay “un algo” (podía haber escrito “un Ángel de la Guarda”) que nos lleva hacia adelante, y no es sólo que el corazón y los pulmones se empeñen en ello.

Hay “algo” (podía haber escrito que “el destino”) que no nos deja decaer del todo y hace que sigamos viviendo a pesar de todo, y que busquemos –muchas veces sin ahínco y sin darnos cuenta de ello- lo que está por venir.

Pero en la mayoría de los casos, somos nosotros solitos, sin necesidad de dificultades externas, los que nos enredamos con esto de vivir, los que complicamos las cosas, los que exigimos sin derecho, esperamos lo imposible, pedimos lo equivocado, y tenemos poca tolerancia a que no se cumplan nuestros deseos –por locos o imposibles que sean- y soportamos, muy poco o nada, la frustración.

Vivir es sencillo, y debiéramos lograr que para nosotros lo fuera también.

En la vida hay que dejar un lugar para la posibilidad de que no se cumplan nuestras ambiciones o ilusiones, sin hacer un drama de ello. El mundo no gira a nuestro alrededor y Dios y su cohorte de Ángeles no están a nuestro servicio y nuestras órdenes.

En la vida –porque la vida no siempre depende de nosotros- pueden pasar cosas que nos sean favorables –y eso no nos cuesta aceptarlo- y pueden no llegar a suceder. Y ambas cosas hay que admitirlas.

Vivir -si llamamos vivir a esto de estar en el Mundo e interaccionar con las cosas que van sucediendo a diario-, si se le descarga de expectativas, de ambiciones, de imperativos, de un ego que exige pleitesía, y si uno se queda nada más que con la capacidad despierta de emocionarse con las grandes nimiedades que nos aporta, valorando lo positivo que siempre hay y depreciando lo que no sucede a nuestro gusto, sería más fácil.

El ego malo –porque también hay un ego muy bueno- es quien se torna en centro que no quiere ser alterado, en niño imbécil que no acepta una contradicción, en déspota que quiere imponer la tiranía de que todo lo bueno esté a su servicio, y es quien nos lleva a las injustas e inútiles comparaciones, y a la rabieta que nos enoja contra algo que sucede a cada instante, que es irrepetible e irrecuperable, a lo que llamamos vivir.

Y lo malo es que mientras persistimos en esa actitud de entender a la vida o al Mundo o a las circunstancias o al resto de la Humanidad como nuestros enemigos o nuestras zancadillas o la oposición injusta y más encarnizada, la vida sigue su paso inexorable, al margen de nuestro berrinche y nuestra pataleta.

Y cambiamos vivir por un malvivir o por un no vivir en un trueque nefasto en el que siempre –repito: siempre- salimos perjudicados.

Invito a probar qué pasaría si le quitáramos fuerza y dramatismo a eso de que no nos sucedan todas las cosas del modo que deseamos, a probar cómo es eso de que no se cumplan nuestras ambiciones –porque somos ambiciosos y hay que llamar a las cosas por su nombre- sin que ello nos lleve a una pseudodepresión, sin que ello nos enclaustre en un estado en el que pésimamente valoramos el incumplimiento de una cosa como si el resto de las que sí suceden perdieran todo su valor.

Es cuestión, también, de revisar si nuestra escala de valores debiera seguir vigente o exige una actualización. Si es tan importante como creemos eso de tener, de aparentar, de ansiar, el poder, el ego, las ambiciones… si somos muy conscientes de que la vida no para mientras estamos liados con nuestras supravaloradas tonterías, si vivir es otra cosa que dejar pasar el tiempo, y si nos estamos perdiendo algo –irrepetible e irrecuperable- como es la vida.

¿Vives?

¿Eres consciente de que estás viviendo?

¿Te conformas con dejar que la vida se vaya sin vivirla?

¿Podrías desdramatizar tu vida?



Te dejo con tus reflexiones…


 

 

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