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 "¿POR QUÉ LO HE HECHO?" MOTIVOS POR LOS QUE LA GENTE HACE ALGO QUE NO DESEA



Septiembre 27, 2015, 04:24:11 am
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"¿POR QUÉ LO HE HECHO?" MOTIVOS POR LOS QUE LA GENTE HACE ALGO QUE NO DESEA
 Por Ana Muñoz


Todos hemos hecho alguna vez algo que no queríamos hacer y de lo que nos arrepentimos. Sin embargo, si esto te pasa con frecuencia, puede indicar la existencia de algún problema que necesitas resolver.

Los comportamientos que solemos lamentar pueden ser de diversos tipos y deberse a causas muy diferentes. Por ejemplo, una persona podría hacer algo que lamenta debido a una ira intensa y otra persona podría hacerlo debido a que se ha dejado arrastrar por los deseos de los demás.

MOTIVOS PRINCIPALES POR LOS QUE LA GENTE HACE ALGO QUE NO DESEA


1. La falta de confianza
Es uno de los principales motivos por los que una persona puede acabar haciendo algo que no desea. La falta de confianza en ti mismo puede llevarte a dar más importancia a las opiniones de los demás, hacer lo que otros hacen o seguir sus consejos e indicaciones porque crees que tú no serás capaz de tomar la decisión correcta. Por tanto, incluso aunque no desees hacer algo, te dejas persuadir porque dudas de ti mismo y crees que tus opiniones no son correctas, que los demás tienen razón y tú te equivocas. Este artículo te servirá de ayuda: La falta de confianza. Cómo aumentar la confianza en uno mismo.

2. Bloqueo emocional o desconexión con uno mismo: el deseo patológico de complacer
Aunque es normal desear gustar a los demás, cuando este deseo o necesidad de gustar o complacer a otros es demasiado exagerado, puede llegar a bloquearte por completo en situaciones sociales, de manera que en vez de regirte por tus propios deseos, opiniones y valores personales, te limitarás a hacer o decir lo que crees que la otra persona espera que hagas.
Después, cuando estás a solas en tu casa y analizas tu comportamiento, no solo te arrepientes sino que sientes confusión porque no sabes qué te ha pasado para actuar de ese modo y te criticas y reprochas tu comportamiento, sobre todo porque, estando a solas, puedes tener muy claro lo que quieres y no dudar de ti mismo. El problema aparece estando con otras personas.
La persona que se deja atrapar por este deseo de complacer puede llegar a estar desconectada de sí misma en situaciones sociales; es decir, se desconecta de sus propias emociones, pensamientos y deseos. Es como si cediera el control de sí misma a otra persona. Ya no se pregunta “qué quiero hacer yo” sino “qué espera la otra persona que haga”. Así, puedes encontrarte haciendo cosas que luego consideras verdaderamente estúpidas o ser incapaz de tomar ni la más mínima decisión porque no sabes lo que la otra persona decidiría. Por ejemplo, una mujer acabó en la cama con un hombre con el que en realidad no deseaba estar porque empezaron a besarse y luego  simplemente se dejó llevar por lo que él quería. Al describir lo sucedido, dijo que no sintió nada, que era como si ella no estuviera del todo ahí. Es decir, entras en un estado de falta de control, con bloqueo emocional, en el que ni decides ni sientes, de manera que todo lo que sucede se desarrolla según los deseos de la otra persona.
Para empezar a superar este problema, debes conocer bien cuáles son las principales situaciones en las que te sucede y procurar tener muy claro de antemano qué es lo que te vas a permitir hacer y lo que no. Desgraciadamente, esta tendencia no es fácil de superar, ya que en el momento en que te “desconectas” y cedes el control, poco vas a poder hacer a no ser que vuelvas a conectarte contigo mismo. Por tanto, el primer paso consiste en ser consciente de lo que estás haciendo y decirte: “cuidado, te acabas de desconectar” y luego intentar tomar de nuevo las riendas de ti mismo. Puede ayudarte pensar cosas como: “yo tomo las decisiones, sé lo que quiero”. Sin embargo, el mejor modo de volver a conectar consiste en quedarte a solas, ya que esta desconexión se produce solo en situaciones sociales. Por tanto, en cuanto seas consciente de tu desconexión o, mejor aún, cuando entres en una situación en la que tienes altas probabilidades de desconectar, sal un momento de dicha situación (por ejemplo, ve al baño) para estar a solas y pensar acerca de lo que quieres y sientes.

EL MIEDO A DECIR NO
El miedo a decir no suele deberse a una falta de asertividad; es decir, a que no sabes cómo decir algo sin herir los sentimientos de la otra persona, o bien tienes miedo a posibles represalias u otras consecuencias negativas (por ejemplo, quedarte solo). En este caso, puede que tan solo necesites aprender el mejor modo de decir ciertas cosas que te resultan complicadas, hacer valer tus derechos o

EL COMPORTAMIENTO AUTODERROTISTA

El comportamiento autoderrotista es el que nos lleva a sabotear nuestras propias posibilidades de tener éxito y comportarnos de formas que nos perjudican, nos crean problemas, nos hacen quedar mal, nos llevan al rechazo o la humillación, etc. Echa un vistazo a este artículo para saber más sobre este tema: El comportamiento autoderrotista es más frecuente de lo que creemos.


ESTADOS EMOCIONALES INTENSOS

Cuando estamos sintiendo emociones muy intensas, como ira, ansiedad, etc. no solemos pensar con claridad, sino que tenemos una especie de visión en túnel que nos impide ver las cosas de un modo realista, nos hace exagerar, pasar por alto información importante y actuar de forma impulsiva.

Si sientes una ira intensa (tal vez por algún agravio sufrido) puede que lo único que pase por tu mente sean ideas de venganza. La intensidad de esa emoción hará que consideres el incidente como más grave o insultante de lo que fue, tendrás más probabilidades de interpretar de forma negativa cualquier cosa que diga esa persona y de acabar diciéndole algo de lo que luego te arrepientas.

La ansiedad te llevará a verlo todo muy negro, puede hacer que esperes que suceda lo peor, verás venir catástrofes por todas partes y el mundo puede convertirse en un lugar verdaderamente amenazante a tus ojos. En semejante estado, tampoco es extraño que acabes haciendo algo que no deseas hacer, como salir huyendo y perder alguna oportunidad importante.

Un estado de ánimo triste, depresivo y pesimista te llevará a pensar que nada vale la pena y puede hacer que dejes de intentar muchas cosas, perdiendo tanto buenas oportunidades como buenos momentos con otras personas.

 

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