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 EL NIÑO ESCONDIDO



Febrero 13, 2016, 06:53:53 am
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Desconectado Francisco de Sales

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EL NIÑO ESCONDIDO
« en: Febrero 13, 2016, 06:53:53 am »
EL NIÑO ESCONDIDO



No querer pensar en el pasado
-que es convertirse en San Pedro y negarlo-
no evita que, de vez en cuando,
un terremoto con aguacero de lágrimas nos recorra sin respeto
y sin preguntar si es oportuno.

Porque no querer desaletargar el pasado
y condenarlo a los lúgubres calabozos,
querer meterlo todo a presión en el olvido,
o borrarlo con cuidado y salfumán,
no evita un latigazo directo al corazón,
de vez en cuando,
ni una explosión súbita de pena,
de cuando en vez.

Si uno se agarra despierto al presente para que el pasado no le arrastre,
y abre los párpados del todo,
y envuelve lo pasado en una nebulosa,
y calla al niño que le campa triste,
y desmiente al joven que vivió sus veinte años,
es que está intentando crearse, inútilmente,
un corazón sin cicatrices
para que nada le recuerde el dolor,
las ausencias, los vacíos, la nada,
las noches contando de uno hasta sesenta
y sesenta de esos sesenta para juntar una hora
mientras la noche se llena de pesadillas
y la oscuridad intenta perpetuarse eternamente
y aquel niño que no fue niño
le reclama comprensión y cariño
harto de estar relegado y renegado.

Todos llevamos dentro un niño herido
cargado de dudas e incomprensiones,
así que todo propósito de ocultar el pasado
es mantener al niño negado
para que el adulto se sienta tranquilo.

Hace falta todo un pasado completo
-el que abarca toda una vida-
para intentar sepultar al testigo de aquella infancia de penas,
y se necesita alborotar las lágrimas resecas,
sentir cómo explota la congoja,
cómo se raya la garganta al intentar tragar saliva,
y cuánto duele el dolor del pasado,
que jamás se ha diluido,
para que se presente la honradez
y el amor para con uno mismo y con su niño,
para no seguir desatendiéndole,
para arrodillarse y ponerse a su altura
y darle un abrazo de brazos cálidos,
acogerle en el corazón mullido,
comprenderle y colmarle de amor,
y hacer las paces con él
y con uno mismo.

Pensar en el pasado sin miedo es necesario.

Allí es donde se encuentra tu niño.

 

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