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 CÓMO SE ALCANZA LA FELICIDAD EN LA VIDA



Diciembre 04, 2015, 10:56:55 am
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Desconectado Francisco de Sales

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CÓMO SE ALCANZA LA FELICIDAD EN LA VIDA
« en: Diciembre 04, 2015, 10:56:55 am »
CÓMO SE ALCANZA LA FELICIDAD EN LA VIDA



En mi opinión, demasiadas personas y en demasiadas ocasiones encargan el asunto de su felicidad a cosas o personas ajenas a sí mismas.

He leído una frase de James T. Mangan que me ha hecho pensar en escribir lo que sigue a continuación. La frase dice: “Yo soy el CÓMO de CÓMO alcanzar la felicidad en esta tierra”.

Quienes hayan captado ya todo lo que encierra la frase no necesitan seguir leyendo: Ya saben lo principal o ya lo saben todo.

CÓMO se alcanza la felicidad en esta tierra es a través de uno mismo y por medio del Uno Mismo. Así de rotundo y tajante. Así de cierto. Y no hace falta darle más vueltas.

Uno no es feliz porque otro sea feliz, ni siquiera aunque ese otro sea su persona más querida; si acaso, se alegra de que el otro sea feliz, o se siente satisfecho, pero la felicidad no es compartible ni es contagiosa.

La felicidad se vive en carne propia.

Sólo cuando uno se alía consigo mismo es feliz. Cuando uno deja de ponerse trabas y zancadillas. Cuando deja de ser excesivamente auto-exigente y excesivamente auto-crítico.

Sólo cuando se da permiso para serlo, porque muchas personas llevan dentro de sí un impedimento que no les permite ser felices. Algunas personas creen que no tienen derecho a la felicidad y, ciertamente, no tienen felicidad aunque sí tienen derecho.

Sólo cuando uno se da permiso es feliz, porque no se puede ser feliz sin quererlo, oponiéndose, plantándose una cara mustia, avinagrada, boicoteándose todas las posibilidades.

Sólo cuando uno colabora con lo sencillo, no poniendo demasiadas trabas para que la felicidad pueda manifestarse. Ser feliz es, también, una actitud. Y se requiere vocación. Todos hemos visto niños que no tienen juguetes y ni siquiera la comida del día garantizada pero a pesar de ello son felices. Todos hemos visto gente que vive en chabolas miserables, o en inframundos, pero que no les falta una sonrisa y no les abandonan ni la esperanza ni la ilusión.

Sólo es feliz quien rebaja las expectativas, quien no exagera las pretensiones y quien no pone excesivas condiciones para ser feliz. Sólo quien se conforma con menos de lo imposible y tiene unas pretensiones muy realistas que huyen de la utopía. Si no se ponen condiciones materiales para alcanzar la felicidad, mejor: más posibilidades hay. Si uno recuerda momentos de felicidad de su vida posiblemente sean en sitios o asuntos que no tengan que ver con lo material.  

Es recomendable no confundir alegría, o satisfacción, o placer, o risas, o euforia, con felicidad. Pueden coincidir en alguna ocasión, pero también pueden caminar y manifestarse por separado. Uno puede estar alegre, como un estado puntual, pero no ser feliz. Y uno puede ser inmensamente feliz sin necesidad de tener que manifestar alegría.

La felicidad es global, aunque haya aspectos de la vida que no sean óptimos e incluso sean adversos. La alegría, la satisfacción, las risas, son extrovertidas, visibles, claramente notables, y es excelente que uno pueda disfrutarlas y que no falten nunca, pero solamente son un preámbulo o un destello de lo que es la verdadera felicidad, que puede ser mucho más discreta, más íntima, casi introvertida, pero que se siente, sin palabras y sin alharacas, en lo más profundo y que se manifiesta, la mayoría de las veces con una invisible sonrisa que procede de la sensación, inexplicable e innegable, de haber alcanzado un estado de aceptación integral de la persona que es cada uno y la situación o circunstancias que vive en ese momento.

Uno es el CÓMO. Uno decide si quiere colaborar en crear su propia felicidad o si quiere pasarse al enemigo, al que pone obstáculos y zancadillas, al traidor mal encarado que priva de la posibilidad de ser, en cualquiera de sus medidas, feliz.

No hay que olvidarlo: la felicidad depende de Uno Mismo. No depende de las cosas que le pasen a uno sino de lo que uno haga con esas cosas que le pasan. No se debería condicionar la felicidad a que se cumplan todos los sueños, a que la situación económica o amorosa sea óptima, a que los hijos o los padres estén bien, ni a ninguna de las muchas circunstancias –ni las agradables ni las desagradables- que componen nuestra vida.

La felicidad se basa en la aceptación de lo que uno es en este momento, en la comprensión de la parte humana que le compone –con todo lo que ello implica-, en entender que nada ajeno ha de influir en ella –ni para bien ni para mal-, y en que la felicidad es un asunto de uno para con uno mismo.

Quien comprenda y practique esto ya tiene el 90% de la felicidad asegurada. El resto, hasta el 100%, ya depende de lo que uno vaya añadiendo con momentos que le pueden acercar al estado de felicidad: el sexo, la música, un paseo, un libro, una conversación amable, un abrazo, una buena relación sentimental, un amigo… en todo ello, si sabe mirar, encontrará motivos para afianzar su felicidad.

No es tan inalcanzable, es cuestión de poner las expectativas en un lugar accesible.


Te dejo con tus reflexiones…
« Última modificación: Diciembre 04, 2015, 11:01:27 am por francisco de sales »

 

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