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 SOY UN EXPERTO EN ACEPTACIÓN



Diciembre 06, 2015, 07:22:57 am
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Desconectado Francisco de Sales

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SOY UN EXPERTO EN ACEPTACIÓN
« en: Diciembre 06, 2015, 07:22:57 am »
SOY UN EXPERTO EN ACEPTACIÓN



En mi opinión, y aunque no lo sepamos conscientemente, lo que todos los humanos buscamos, aunque lo disfracemos de otra cosa o lo llamemos con otro nombre, es la paz.

El hecho de no ser conscientes de que este es el objetivo desconocido de nuestra búsqueda hace que demos mil rodeos, que perdamos el tiempo, que nos dejemos vencer por la desesperación, que reconozcamos rendidos nuestra inutilidad para encontrar el sentido de nuestra vida, que nos merodee continuamente una sensación de pérdida y desubicación… en fin, multitud de síntomas o situaciones que nos hacen vivir en un estado de inconformidad latente indefinida.

No nos gustan los conflictos, ni los problemas, ni las situaciones tensas, ni lo desagradable, ni los inconvenientes, ni las crisis, ni las batallas, ni las discusiones… pero vivimos rodeados –y a veces afectados- por todo ello.

Lo que buscamos es la paz.

En algún momento, y con palabras o solamente con pensamientos o a través de nuestros sentimientos abatidos, decimos: “yo lo que quiero es vivir en paz”.

Y la no paz se instala, casi siempre, por la no aceptación de la realidad, por la oposición a admitir que lo que hay, es lo que hay, y lo que es, es lo que es.

Tan sencillo en la teoría como complicado en la práctica.

El ego se empeña, casi siempre obtusa e inútilmente, en rebelarse contra la realidad, en querer que lo que no le gusta desaparezca  con el solo deseo de su pensamiento. Y no sucede así porque es imposible cambiar las cosas que no se pueden cambiar. Y no me refiero a los modos de pensar o a las actitudes –que esos sí se pueden cambiar-, sino a los hechos históricos, a lo que ha sucedido física y realmente.

A mis muchos años estoy consiguiendo, en la notable mayoría de las ocasiones, aceptar la realidad, me guste o no me guste. Y eso me da una gran paz. Una satisfacción placentera. Una sonrisa interna que se me refleja en los ojos de mirarme y en el corazón donde me reúno conmigo amigablemente.

Y no es una rendición incondicional, no es una aceptación sumisa, no lo hago con la rabia encendida, llorando lágrimas de ácido, con los puños apretados y recitando una sarta de insultos, amenazas y maldiciones.

Lo hago desde una racionalidad plena de lógica que me hace ver que la oposición categórica y furibunda a lo que es y lo que hay es una inaceptación inútil que no va a aportar resultados que me satisfagan, sino que van a acrecentar la distancia entre mi paz y yo, cosa que el ego por sí mismo no es capaz de ver.

Lo hago con dignidad y desde el amor respetuoso y amable que me debo y me profeso.

Lo hago con una sonrisa de conmiseración hacia mi ego, que exaltado sigue enarbolando la bandera de la rebeldía y de la inútil oposición.

Y es el mayor acto de amor que me puedo ofrendar: la humildad en el reconocimiento de que en la vida no todo sucede como yo quisiera –y esto siempre ha sido así y siempre será en la vida de todos-, que el mundo y la Creación no están exclusivamente a mi entero servicio para darme siempre el gusto, que la rebeldía ante la realidad es una pataleta infantil infructuosa, y que aceptar lo que es y lo que hay es una decisión consciente que me salvaguarda de las improductivas guerras.

Así que me he convertido en un experto en aceptación y acepto lo que hay –lo que no quiere decir que esté de acuerdo-.
 
Ante el resto de cosas que no son de mi gusto, sonrío.
Me quedo al margen y trato de ver la realidad que se esconde detrás de la apariencia, y observo la intención de lo que pasa y la comparo con la reacción incontrolada y exagerada de mi ego o mi actitud personal y consciente hacia lo que pasa.

El hecho histórico y demostrable es, por ejemplo, que no arranca el motor del coche. Esta es la realidad que nadie puede negar. A partir de la comprobación efectiva del hecho, depende de mí oponerme a que haya sucedido –que es perder el tiempo y enojarme para nada positivo-, maldecir al fabricante y quejarme por la mala calidad de sus fabricados, argumentar al aire y a gritos que voy a llegar tarde al trabajo por culpa de eso –y al Universo no le importa en absoluto, ni el destino va a cambiar sus planes para satisfacer mi demanda-, o me queda la opción de ejercitar mi serenidad, decir en voz baja “esto es lo que es y lo que hay” y ponerme a buscar una solución desde el desapego de la situación.

Así evito un conflicto insano e inútil. Así me acerco a mi paz.

Por ejemplo, si un conductor exaltado me adelanta y cuando está su coche al lado del mío se pone a hacer gestos notoriamente amenazantes y profiere palabrotas cargadas de malos deseos para mí, el ego reacciona a la defensiva o al ataque, el orgullo siente que la afrenta es imperdonable y que requiere la correspondiente respuesta y la venganza, y se altera y se exaspera, pero eso, a mí –al Uno Mismo-, como Alma, como Ser… ¿Realmente me importa?, ¿Eso es importante?

No.

No es “mi” problema. Es problema del ego del otro. Se convierte en “mi” problema si permito que el ego se inmiscuya y como un energúmeno conteste al otro ego. Es problema del otro y no voy a permitir que se convierta en mi problema.

Lo acepto. El otro es como es y hace lo que hace.

Y compruebo, en mi caso, que esto de aceptar lo que es y lo que hay, no me sitúa en una posición cuasi divina que me hace sentirme por encima del resto de la humanidad a quienes atisbo desde la altura de mi trono en los Cielos, sino que lo veo desde muy abajo, desde lo poquísimo que soy, desde la grandiosa pequeñez que confiere la humildad, desde el desapego a los conflictos que causan las cosas, tan efímeras e insignificantes, a las que concedemos el poder de alargarse en el tiempo y permitimos que algo en nuestro interior –y que no somos nosotros mismos- las magnifique.

Ante la realidad y los conflictos… ¿Permito que se inmiscuya el ego o acepto sabiamente lo que es y lo que hay?

En la vida, para resolver lo que sea, lo primero aceptación, después reconocimiento de la realidad objetiva –que no se puede negar-, comprensión, y decisión consciente de enviarlo directamente a desaparecer en el olvido o ponerse a la tarea de resolverlo.


Te dejo con tus reflexiones…






Diciembre 06, 2015, 05:53:56 pm
Respuesta #1

Desconectado Monica Ponce

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Re: SOY UN EXPERTO EN ACEPTACIÓN
« Respuesta #1 en: Diciembre 06, 2015, 05:53:56 pm »
Hola, buen día !!

Soy consciente que yo no soy una experta en aceptar mi realidad aún sigo, en ocasiones, pataleando y enojándome  >:( por las circunstancias y experiencias que vivo, sigo en muchas de las ocasiones esperando que las cosas ocurran como y cuando yo quiero que sucedan, sin embargo, puedo decir, que estoy aprendiendo precisamente a aceptarlo, anoche pensaba que uno de mis aprendizajes es la paciencia y cuando leí el artículo, me dije, aparte de la paciencia es aceptar mi realidad, así, tal como esta, sin agrandarla ni empequeñecerla, simplemente aceptar tal como sucede y ahora si, una vez que la acepte, realizar lo que este en mis manos para cambiar lo que no me guste o este de acuerdo con esa realidad y aceptando que habrá cosas que simplemente yo no podré cambiar.

Saludos,  ;)

 

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