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 EL TIEMPO DE LOS ARREPENTIMIENTOS



Enero 15, 2016, 08:17:22 am
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Desconectado Francisco de Sales

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EL TIEMPO DE LOS ARREPENTIMIENTOS
« en: Enero 15, 2016, 08:17:22 am »
EL TIEMPO DE LOS ARREPENTIMIENTOS


“Con dolor, sintió algo tan decepcionante como haber malgastado en la rutina de una noria los pasos que podría haber empleado en un viaje inolvidable.”
(José Luís Alvite)



En mi opinión, todos los que hemos pasado de los cuarenta años –algunos precoces incluso antes de esa edad- hemos llegado a plantearnos, con mayor o menos tristeza, que se nos está yendo la vida y la estamos perdiendo irrecuperablemente. En realidad, todos los días son el comienzo del Tiempo de los Arrepentimientos.

Desde que tenía 13 años una de mis grandes preocupaciones era evitar que al llegar a ser muy mayor me encontrara impedido, inmovilizado, y con todo el día y el resto de la vida por delante para pensar, obsesivamente, en el mismo mono-tema: el arrepentimiento por todo aquello que no hice. Y ya conoces lo que dice la sabiduría oriental “De aquello que no hiciste es de lo que más te arrepentirás”.

Esa idea ha marcado totalmente toda mi vida, sin duda, y para bien, porque me ha hecho vivir en una muy interesante “sana obsesión” que no llega a tanto porque es más bien una atención bastante consciente por querer aprovechar el tiempo y la vida, para que cuando llegue ese momento cercano al fin de mis días pueda tener la conciencia en paz, la vida llena y satisfecha, y pueda parafrasear al poeta y decir, con una sonrisa grandiosa de autocomplacencia y unos ojos brillantes, “confieso que he vivido…” pudiendo añadir que casi conscientemente y casi plenamente.

No siempre lo logro, la verdad, pero sí tengo la sensación de que lo estoy haciendo bien y ahora, como mucho, espero tener solo ligeras regañinas por algo de lo que hago y por algo de lo que no hago y, además, espero que sean cariñosas por mi comprensión actual de que lo estoy haciendo lo mejor que sé o como me permiten mis circunstancias.

Lo bueno que aporta ser reflexivo acerca de que llegará El Tiempo de los Arrepentimientos es que se produce una toma de conciencia y de consciencia, un examen de la realidad y de sí mismo: Uno se da cuenta.

Porque arrepentirse no es otra cosa que eso: darse cuenta, de una forma reflexiva, de algún suceso en nuestra vida que, en realidad, hubiéramos deseado que se hubiese desarrollado de otra manera.

Lo que no es tan adecuado es lo que sigue después. Porque esa reflexión que se forma tras darse cuenta de un suceso, no es reflexiva y comprensiva, que sería lo adecuado, sino reflexiva y culpante. Y esto último es innecesario. Las cosas no sólo se aprenden con castigos, sino que también se pueden aprender con amor y buena voluntad.

En mi opinión, el proceso más correcto tras darnos cuenta de eso que hicimos u omitimos, y que nos puede llevar al arrepentimiento, sería sacar el aprendizaje que nos está aportando, porque es evidente que no nos apetece que se vuelva a repetir. Es evidente que hemos descubierto algo en nosotros que podemos mejorar, y eso debería ser un motivo de contento y no de enojo.

Descubrir es destapar lo que estaba cubierto, pero QUE YA ESTABA. Si descubro algo que es posible mejorar  y lo mejoro, quiere decir que después de hacerlo seré un poco mejor de lo que soy ahora, por lo tanto ahora me puedo permitir enojarme al descubrirlo pero después me alegraré de haberme podido corregir y de estar un poco más cerca de ese buen proyecto que tengo para mí, tan humano y tan bonito, que quiero hacer realidad.

El siguiente paso, pero una vez que ya se le ha extraído la enseñanza, es tratar de ponerle remedio. Si hay otra persona implicada o es algo material que se puede resolver, hay que hacerlo. Hablar con quien sea, explicarse, transmitir el sentimiento actual y el propósito de evitar que se vuelva a repetir… ofreciendo sinceras disculpas. Si es algo material y es posible, reponerlo.

Después, sentarse con uno mismo, tranquilamente, como amigos íntimos, dejando fuera al crítico obsesivo, al inquisidor, al de las zancadillas y a todos los enemigos que podamos llevar dentro, y conseguir hermanarnos con nosotros mismos siendo reflexivos. “De acuerdo, no es lo que deseaba. Estoy mal, pero no sé si estoy mal por mí mismo, por no haber actuado del modo que considero apropiado, o estoy mal por el daño que le he podido causar al otro o a lo otro. O por todo al mismo tiempo. Pero no voy a empezar otra guerra conmigo mismo por este motivo. La próxima vez prestaré más atención. Ahora es el momento de revisar mis actitudes, mi forma de ser o actuar, lo que deseo, y con todo ello hacer un Plan de Vida que trataré de convertir en realidad”.

Conviene ser muy conscientes en todo momento de lo que somos y de lo que hacemos u omitimos y así evitaremos la necesidad de arrepentimiento posterior.

Hoy es un buen día para revisar todas nuestras cosas y ver cuáles pueden acabar siendo futuros arrepentimientos. Y con esa información, y a partir de hoy, fomentar las que se deseen fomentar y evitar las que se deseen evitar. Si se desea más actividad sexual, subir a una cima de 5.000 metros, viajar, estar más con los familiares y amigos, romper o tirar algo, dejar de ser de cierto modo, etc., y si las circunstancias personales, físicas o económicas lo permiten… ¡hay que hacerlo!.

Porque es posible que hoy se puedan cumplir muchos de esos deseos y, en cambio, cuando llegue el momento en que el cuerpo o las circunstancias ya no nos puedan acompañar, ya no será posible empacharse de actividad sexual, las cimas de 5.000 metros estarán muy lejanas y muy altas, el único país que se podrá visitar será la propia casa, y los amigos o familiares ya no estarán físicamente presentes. Y esto es tan duro como cierto.

Los arrepentimientos, generalmente, vienen asociados a estados alterados en los que uno siente un gravoso pesar contra sí mismo, y es un pesar agobiante, opresivo, que desbarata cualquier futuro optimista y eclipsa cualquier esperanza. Se piensa que TODO es gris oscuro o negro –y no es cierto, lo que pasa es que no se quieren ver los otros colores-; que uno lo hace todo mal –eso es lo que se piensa equivocadamente-; que la vida es una mierda –y no es cierto-; “no sé cuándo voy a aprender” –se dice uno sin darse tiempo para aprender-; “me siento mal” –pues sé consciente de cómo te sientes y así antes de volver a repetir lo que te hace estar mal te lo pensarás dos veces-. Y lo peor es que uno cree que esto sólo e pasa a él –y nos pasa a todos-. “Soy tonto” –no te menosprecies y no te insultes: ni siquiera tú tienes derecho a hacerlo. Respétate-. “Ahora mismo no sería capaz ni de mirarme al espejo” piensa uno desde su rabia –pues deja el espejo para otro momento-.

Por esta retahíla de reproches y despropósitos hemos pasado casi todos. Ya sabemos lo que es. Lo hemos padecido.

Lo que queramos hacer no lo debemos aplazar para más adelante, porque entonces puede ser tarde y algunas cosas irán  irremediablemente al  mundo de los arrepentimientos cuando, si las resolviéramos hoy, se podrían convertir más adelante en un pasado más satisfactorio.

No hace falta esperar un Juicio Final, ni un veredicto externo. La honradez y la dignidad de cada uno, la conciencia y el alma, la atención y el amor propio, están perfectamente capacitados para hacernos ver esas facetas de nuestra vida que son idóneas para ser cambiadas o modificadas.

Y cambiarlas o modificarlas, para que sean del modo apropiado, serán las razones para que al llegar al final de nuestras vidas tengamos una sensación pacífica de haber hecho las cosas bien o, cuanto menos, haber hecho lo humanamente posible por lograrlo.




Te dejo con tus reflexiones…
« Última modificación: Junio 24, 2020, 12:59:52 pm por francisco de sales »

 

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