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 SER YO MISMO… ¿PERO QUIÉN SOY YO?



Enero 29, 2016, 04:59:05 am
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Desconectado Francisco de Sales

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SER YO MISMO… ¿PERO QUIÉN SOY YO?
« en: Enero 29, 2016, 04:59:05 am »
SER YO MISMO… ¿PERO QUIÉN SOY YO?


En mi opinión, la pregunta de ¿quién soy yo? varía de respuesta en función de quién es dentro de uno mismo el que la hace, qué parte de uno mismo siente la desesperada pregunta y necesita una respuesta; depende también de cómo se hace y con cuánto interés, y de cuándo y por qué se hace. Todo eso influye y todo eso puede hacer diferente a la respuesta. Conviene prestar mucha atención a todo esto y tenerlo muy muy muy claro antes de comenzar. No es lo mismo si lo pregunta el ego que si lo pregunta el Ser Humano.

También opino que es una pregunta que se sobrevalora cuando se pretende responder desde la intelectualidad, ya hay demasiadas teorías y respuestas que no pasan de ser una bonita frase. Y también, aunque parezca una contradicción, al mismo tiempo sé que es mucho más importante de lo que uno puede llegar a sospechar.

En el primer caso, se comete con asiduidad el error de buscar palabras para construir una definición, y en estos casos uno tiene tendencia a olvidar que está tratando con una pregunta que se ha personalizado, que le afecta directamente a sí mismo, y se pone a filosofar sobre la pregunta generalizándola, y pasa con facilidad del “Yo soy” al “Todos somos”, desligándose de la pregunta original y logrando que pierda su verdadero sentido y su utilidad.

Me parece que es mucho más efectivo SENTIRSE UNO MISMO que definirse, ya que al definirse uno va a ser menos sincero que al sentirse; al hablar uno de sí mismo inconscientemente va a tratar de describirse mejor de lo que verdaderamente es y eso es auto-engañarse.

Y opino también que es una pregunta de esas que conviene hacerse de vez en cuando y, siempre, cada vez que se haga, se han de borrar todas las expectativas de ansias de encontrar una respuesta deslumbrante, algo que nadie haya sido capaz de descubrir antes; además, antes de hacerla hay que borrar todos los conceptos que se tengan, lo que se crea en ese momento, y lo que se supone que se tiene que responder. Ha de ser una pregunta limpia, siempre nueva, a la búsqueda de una respuesta sincera.

Ser yo mismo… pero… ¿quién soy yo?... Es importante saber, cada vez que uno se haga una pregunta, desde qué nivel se está haciendo, para contestar también desde el mismo nivel. Posiblemente una pregunta racional no entienda una respuesta de los sentimientos, y viceversa, como tampoco una pregunta que se haga en japonés entenderá una respuesta que se dé en turco.

Si yo me pregunto ¿quién he de ser? desde lo más profundo de mi alma, no estoy esperando una respuesta que me hable de bienes materiales y un ascenso en mi puesto de trabajo; lo que espero es una respuesta que le recuerde a mi Ser Profundo lo que es, aunque ahora no lo esté mostrando; espero una respuesta íntima, no necesariamente con palabras, de alma a alma, de corazón a corazón.

Si la pregunta la hago desde el lado material -y debo recordar que no he de renunciar a que, ahora, soy también un cuerpo material- la respuesta debe ser tangible, perfectamente comprensible, y será, sin duda, en función de algo que afecte a mi situación económica y social .


Se puede empezar así:

YO SOY… (y aquí pongo mi nombre y apellidos, aunque mi nombre y apellidos es quien creo que yo soy) y añado mi profesión u ocupación para tener aún más concreción, y, mentalmente, o frente al espejo, veo mi cuerpo y me identifico más. De esto modo confirmo QUIEN CREO QUE SOY.

Y HE DE SER… (y aquí la respuesta tarda en producirse) y lo primero que sale no termina de satisfacerse a mi totalidad: si contenta a lo material –que es lo habitual e inmediato-, deja indiferente o incluso desalienta a lo espiritual. Se recrea el eterno conflicto entre la mente y los sentimientos.

Sigo profundizando porque si no está resuelto lo material, quizás la espiritualidad no encuentre la calma necesaria para expresarse. Me recuerdo otra vez -lo necesito constantemente-, que soy materia y soy espíritu: las dos cosas, no sólo la que más me apetece en un momento determinado, y que conseguir la convivencia en armonía de ambas partes conducirá a la integración y la integridad. La integración es constituir un todo fusionando los aspectos discordantes y lo íntegro es aquello a lo que no le falta ninguna de sus partes.

La respuesta, por supuesto, es absolutamente personal, intransferible, irrepetible, y cada uno debe buscarla por sí y en sí, y se hará con un poco más de claridad si se comprende todo lo anterior.

En libro Cuentos Jasídicos, de Mario Satz, se puede leer: “Susya, el rabí jasídico, dijo poco antes de su muerte: ”Cuando llegue al Cielo, no me preguntarán por qué no fui Moisés. Me preguntarán por qué no fui Susya. Me preguntarán por qué no fui el que solamente yo podía ser.”



¿PORQUÉ NO ERES EL QUE SOLAMENTE TU PUEDES SER?

Ser… ¿pero quién?

Tú mismo. Lo que hoy puedes alcanzar, no otro distinto, porque entonces ya no serías tú; serías una buena intención, una ilusión, el mejor de los deseos, pero no se debe ser quien no se es.
No se puede buscar uno donde no está.
Hay que tocar la realidad primero, saber las medidas y los límites, valorar las fuerzas y contar las municiones.
Después, sin arrebatos, todo consciencia, hay que ir dibujando un retrato de quién no se quiere ser y de quién sí se quiere ser.

Y a partir de ahí el resto es, sencillamente…un poco complicado al principio.

Hay búsquedas y finales que llevan de nuevo al principio.
 
Hay preguntas de las que huyen las respuestas correctas. Y hay dudas, muchas dudas.

Pero si tienes enfilado el proyecto -inacabado siempre- de lo que no quieres ser, y usas un poco la lógica y estás atento, serás lo demás.

Ser el que tú sientes que tienes que ser. Tal vez un alma sensible, o unos ojos que ven todo con otros colores, o una esperanza, o una calma, o un Ser Humano en constante crecimiento.

Ser la única forma de persona con la que te puedas sentir a gusto y en paz, con la que te puedas sentir identificado (idéntico a ti mismo), con quien no tengas que fingir, ni luchar, ni hacer un esfuerzo por agradarte.

Ser el Ser que llevas dentro, desarrollar tu interior, dar vida y crecimiento al proyecto que aún todavía eres; convertirme en ti mismo; ser la individualidad que debes ser; ser el conjunto único de cualidades, virtudes, procesos y circunstancias que nadie más que tú podrá ser. Ser, simplemente, Ser.

Ser humano. Aunque dicen que el término humano viene de la raíz kumano (“el que es como Dios”), me refiero al significado comúnmente aceptado: personas con debilidades y con fallos. Debes ser una persona que se muestra como es, con dudas, con días buenos y días malos. Debes ser una persona que se muestra como tal, sin cosas que ocultar, sin tabúes, sin complejos, sin falsas apariencias, mostrando tu actual realidad para ser aceptado por ti mismo como eres.

Mostrar lo que eres y lo que tienes: inseguridades, alegrías, pesimismo, sueños, esperanzas, desconsuelo, vida…

Aquí surge, otra vez, la necesidad de autoconocimiento, la necesidad de conocer los motivos y las causas de nuestra vida. Porque así como la semilla del peral sabe que tiene que ser un peral y no otro árbol, y cuando se propicien las condiciones de tierra, humedad y temperatura será un peral, en las personas no sucede igual, porque no sabemos qué tenemos que ser, cuál es nuestro propósito en la vida, ni cuál es el sentido de nuestra existencia.

Y VIVIR la vida con plenitud y sentirnos a gusto con nosotros mismos requieren que sepamos quiénes somos.

Al saberlo, todo adquiere otro sentido.

¿Quién soy yo?, pregúntate.

Y luego profundiza imparablemente hasta que lo sepas-


Te dejo con tus reflexiones…
« Última modificación: Diciembre 27, 2020, 09:34:27 am por francisco de sales »

 

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