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 ANTES DE EMPEZAR EL CAMINO – 1ª PARTE



Febrero 14, 2016, 07:27:00 am
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Desconectado Francisco de Sales

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ANTES DE EMPEZAR EL CAMINO – 1ª PARTE
« en: Febrero 14, 2016, 07:27:00 am »
LO QUE CONVIENE SABER ANTES DE EMPEZAR EL CAMINO DEL DESARROLLO PERSONAL - 1ª parte



Aunque vas a leer palabras como: mal, malo, error, equivocación o defecto… en mi opinión no deben utilizarse, ni escritas ni habladas; ni siquiera pensadas.

Son palabras perversas que llevan secretamente implícita la necesidad de un castigo, y conllevan una onerosa carga mortificante de dolor o de sufrimiento añadida. Y cada vez que hacemos uso de ellas estamos fomentando y reafirmando su negatividad.

Otras, como: jamás, nunca, siempre… Sólo se salvan en contadas ocasiones.  También es conveniente dejarlas en desuso, porque al usarlas las estamos dotando de seguridad e inmovilidad, y con su empleo condenamos a lo que se añade a ellas a no evolucionar o ser modificado.

Las empleo en algunos casos excepcionalmente para que sea más evidente el impacto de lo que quiero expresar, pero recomiendo que no se usen.

Y procura tener cuidado también si lees órdenes del estilo de: tienes que, deberías, haz esto…  o cualquier otra cosa en la que se vea implícito un aire impositivo (algo del estilo de “porque lo digo o lo mando yo”)

Antes de empezar un Camino de Espiritualidad o de Desarrollo Personal, es muy conveniente tomar conciencia de una serie de cosas, de algunas de las cuales voy a hablar. No aparecen todas, por supuesto, pero son suficientes para ponerte en marcha.

Más adelante, cada uno y en función de sus intereses o sus motivos de preocupación, irá añadiendo las que considere necesarias. Tomará bifurcaciones en su Camino personal, pero nunca lo perderá de vista y a cada rato regresará a él.


YO SOY LO ÚNICO QUE TENGO

No hay otra cosa. No puedo escoger, ni puedo dejarme. Sí puedo hacer lo posible por renovarme. No puedo cambiarme por otro, evidentemente, pero sí puedo actuar de otros modos distintos.

Lo que vaya a construir tiene que ser a partir de mí, ya que soy lo único que tengo.

Si decido quedarme quieto y rendirme porque creo que no tengo remedio, o porque no merezco el esfuerzo, o porque ya soy mayor para esto, o porque a mí no hay quien me cambie… entonces, por supuesto, no habrá cambios.

Si creo que nunca es tarde para ser la persona que me hubiera gustado ser, o la que estoy destinado ser, o la que intuyo en algunas ocasiones que debería ser, entonces sí hay opciones reales de hacerlo.

Cuando uno se auto-valora ha de tener cuidado de no darle más importancia a como está siendo en este momento –que es una manifestación temporal- que a como realmente es –aunque no se esté mostrando como realmente es-.

Porque aunque uno se haya equivocado mil veces y haya hecho mil cosas de las que no está satisfecho, eso no ha de menospreciar la materia prima de la que está compuesto. Ha sido un aprendizaje.

Si uno es bueno en esencia, por naturaleza, todo lo que haya tenido que decidir  y luego se haya demostrado que no era la mejor opción, no es para tener en cuenta de un modo solamente negativo.

Son cosas del pasado, y si uno inicia el Camino es mejor que sólo mire atrás para ver cuánto ha avanzado, pero con la alegría que aporta saber que ahora sí, que esta vez sí va uno en la dirección acertada, y que en la meta se intuye el Yo al que aspiramos.

Cargar unas alforjas llenas de resentimientos, inculpaciones, recriminaciones, arrepentimientos… no hacen sino añadirnos el lastre de un enemigo implacable, un inquisidor sanguinario, un eficiente torturador, un verdugo ansioso de cumplir la sentencia… o un malvado vengador que en su injusta apetencia no se da cuenta de que él mismo es la víctima.



TENDRÁS LA OPORTUNIDAD DE SER TÚ MISMO

Esto es mucho más grande y más importante de lo que aparenta.

El proceso de Autoconocimiento, que es previo al Desarrollo Personal y es el primer paso al mismo tiempo, da la oportunidad de algo que pudiera haber parecido imposible en otro momento: poder ser uno mismo.

Ser uno mismo conlleva poder manifestarse tal como uno es en realidad, defender sus derechos, exteriorizar sus sentimientos, expresar sus opiniones, sentirse a gusto con uno mismo, eliminar la dependencia emocional de los otros, vivir en paz… en fin, llevar una vida digna y plena.

Si miramos hacia atrás, la mayoría de nosotros encontramos pocos momentos en los que realmente hemos sido nosotros mismos y nos hemos podido mostrar y manifestar como somos.

Y, en algunos casos, sólo hemos podido ser nosotros mismos cuando nos hemos enfadado porque nos han pisado lo más sensible de la dignidad. Sólo entonces nos hemos atrevido.

Una vez que comencemos el Camino iremos viendo que es necesario defender nuestra dignidad, que es el “Respeto y estima que una persona tiene de sí misma y merece que se lo tengan las demás personas” y que es necesario normalizar la Autoestima, y para ello nos valdremos de instrumentos como la Resiliencia, que es la “Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas” y nos valdremos de la Asertividad, que es el “Comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos”.

Lo que se vaya a vivir a partir de ahora, ha de ser con mucha alegría y felicidad, a la vista del resultado que se puede conseguir.

La oportunidad que se abre es inmensa. Tan inmensa como el placer de poder ser, por fin, uno mismo.



ACEPTAR

El Camino es un proceso de autoconocimiento en el que deben primar, imprescindiblemente, el amor y la sinceridad. Es un proceso de introspección en el que uno se propone conocer quién es.

Y, sin duda, van a aparecer cosas que manteníamos muy escondidas, cosas de las que no nos sentimos orgullosos y sí arrepentidos, cosas que van a intentar convencernos de que no hemos sido buenas personas…

Generalmente, cuando uno hace un balance de uno mismo, el resultado es peor de lo esperado.

Lo que no quiere decir que sea cierto. Sólo quiere decir que uno es demasiado exigente y poco comprensivo. O que es un tasador ineficaz e injusto, que da más valor a los hechos equivocados que a los acertados.

Lo que uno encuentre dentro de sí, lo ha de amar. Sea lo que sea, porque forma parte de uno y uno ha sido eso que está encontrando.

Uno no es la idea de lo que le gustaría ser, no es la utopía ficticia, ni siquiera quien los otros dicen que es, ni es el personaje que lleva representando casi toda su vida.

Otra cosa es que, si algo de lo que se descubra no satisface, se ponga en marcha un proceso para resolverlo.

Este Camino, o se hace con mucho amor –pero que mucho, mucho, mucho amor-, o es mejor no iniciarlo.

Si va a ser una pelea incesante, un continuo reproche, un echarse en cara el pasado continuamente, un menosprecio repetitivo, mejor no empezar.

Se ha de hacer con un cierto placer, no a regañadientes, sin ningún tipo de reproches, y, esto es imprescindible, lo repito, con mucho amor.



VIVIR MUY CONSCIENTEMENTE ESTE MOMENTO

La toma de consciencia continua es fundamental en este momento, porque sin consciencia uno no se da cuenta de lo que está viviendo, de lo que le está pasando, y no le sacará todo el jugo.

Es un momento para vivirlo con mucha alegría y felicidad, por la oportunidad tan especial que se va a tener de tomar, por fin, el gobierno de la propia vida, y porque uno tiene, por primera vez, la oportunidad de empezar a diseñar –a su gusto- lo que llamaremos futuro.

La consciencia va a ser muy útil y muy necesaria. Sobre todo porque a partir de iniciar el Camino la responsabilidad es una parte integrada, y así como uno puede escudarse en el desconocimiento o la desatención para las cosas que hizo en el pasado, desde el momento que decide lo que quiere hacer ya es responsable tanto de hacerlo como de no hacerlo.

Ahora lo sabe.

Se ha dado cuenta.

No puede alegar desconocimiento, ni tampoco puede responsabilizar a cualquiera de los yoes del pasado.

Lo bueno es que el Camino se inicia con un buen propósito, y con interés, y ya casi debieran ser argumentos más que suficientes para que el éxito estuviera presente.

Por supuesto que hacen falta más cosas para llegar a la meta, pero se irán viendo más adelante.



DESCUBRIR

La intención que debiera gobernar el proceso es la de sacar a la luz todo lo que existe dentro de uno. Tanto lo que es de nuestro agrado como aquello que no nos gusta. A eso se llama DESCUBRIR.

Descubrir es poner la realidad a la vista, sin tapujos y sin fingimientos;
es dejar de negar y dejar de esconder y esconderse.

Y sin reproches.

Ponerse frente a lo que uno es –que en este momento puede que no sea muy agradable-, tenerlo a la vista y mirarlo de frente, es un acto de valentía que requiere del propio y sincero reconocimiento de la verdad.

Es bueno que la Autoestima acompañe en este momento, ya que su colaboración va a ser importante para sacarnos del estado casi depresivo en el que vamos a estar en algunas ocasiones. Durante un poco de tiempo, por supuesto, que no es cuestión de alargarlo innecesariamente.

“Felicitaciones -se ha de decir uno mismo-, me he atrevido. Lo he hecho”. “Este soy yo, el que ahora veo”. “Por fin empiezo a conocerme de verdad”. (Y es que es del todo incongruente pasarse toda una vida consigo mismo y seguir siendo un extraño desconocido).

Pero este mismo que ahora se atreve a mostrar –a mostrarse-, era exactamente igual cuando no se atrevía a reconocerlo.

Si acaso, este que ahora ve es un Ser valiente y comprometido que va a hacer cuanto crea necesario para ser él mismo, dejando de estar gobernado por los personajes que han estado suplantándole durante los últimos años.



RECONOCER - DARSE CUENTA

La observación es primordial e imprescindible.

Pero observación sin juicio, aséptica y neutral.

Observación que no se entromete, que no critica ni acusa, que no da su opinión.

Observación como un notario pulcro que toma nota de lo que ve pero no da su opinión.

De eso es de lo que se trata.

De levantar acta de lo observado, de lo sentido, y parar el proceso mental que se encargaría de poner adjetivos y castigos.

Hay varias formas de conocerse.

La primera, parte de darse cuenta de quién es uno mismo.

Observarse como si uno no se conociera, y darse cuenta de lo que hace, de cómo se mueve, de cuáles son sus pensamientos, su forma de expresarse…

Mirarse como si fuera la primera vez, como si no se conociera de nada, y no dando nada por supuesto, para poder acceder a algo que visto con otros ojos pueda ser distinto.

Otra forma de conocerse es pedir la opinión que tiene de nosotros alguien que realmente nos conozca y nos quiera. Lógicamente, hay que pedirle su sinceridad más absoluta y aclararle que darnos una opinión exclusivamente favorable para quedar bien, no sólo sería inútil sino contraproducente.
« Última modificación: Agosto 27, 2021, 12:22:15 pm por francisco de sales »

 

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