PIENSA, SIENTE, ACTÚA (El poder de la atención plena)
Elías Kateb
Robinbook
224 páginas
13 euros
Si aprendes a vivir el momento, valorarás más la belleza de todo lo que te rodea.
Para ello, necesitas aprender a prestarte atención y a conectar con el Uno Mismo interior.
En el fondo, tras cualquier propósito aparente, lo que subyace es el deseo de ser feliz, de satisfacción personal, y de paz interior.
Vivir con plena atención es una tarea inaplazable. Cada momento que se aplaza es un momento perdido.
Hay una matemática indiscutible que pocas veces observamos: si de las 24 horas que tiene el día descuentas las que pasas durmiendo, las del trabajo, los trámites inevitables –hacer compras, hacer comida, comer, etc.- y el tiempo en que estás pensando en cosas, casi siempre sin darte cuenta de ello –problemas, proyectos utópicos, dolores del pasado…-, te quedan muy pocos minutos de vida plena y consciente.
Te pasas demasiado tiempo esperando… que se termine el trabajo, que acabe la semana, terminar los estudios, que los hijos se hagan mayores, encontrar otro trabajo… y demasiado tiempo esperando que llegue el momento de… ¿de qué? del espejismo donde crees que encontrarás, al fin, la felicidad.
John Lennon, decía que “la vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”.
Y Geshe Kelsang Gyatso, decía “no esperes a que se acaben las tareas cotidianas para empezar a vivir, porque éstas no se acaban nunca. No esperes para vivir tu preciosa existencia humana con significado porque cada día que pierdes, cada hora, cada minuto sin significado, estás definitivamente perdido.”
Empieza ya a dedicar unos minutos al día a relajarte (tumbado o sentado), a abrirte a las percepciones del exterior (sonidos, olores, temperatura…), y del interior (cómo está tu cuerpo físicamente, dónde hay algún malestar, tu estado de ánimo…). Sin juzgar, sin rechazar, ni enorgullecerse de nada; simplemente como un testigo.
Con el tiempo, podrás aplicar este ejercicio de conciencia plena en otros momentos del día (mientras caminas, en la cola del autobús). Con la práctica, comprenderás mejor tus reacciones más profundas, tus preferencias naturales, tus talentos y capacidades, y cuáles son las cosas a las que les das auténtico valor en la vida.
Haz una parada cada día en una hora determinada para recordar cuál es tu propósito más importante, para vivir una vida significativa.
Acostúmbrate a mantener un cierto nivel de atención o vigilancia mental para asegurarte de que todas las cosas que haces, dices o piensas están en consonancia con tus objetivos.
Aprecia lo que hay en tu vida: esa es la auténtica razón de ser de la práctica de la atención plena.
Recuerda lo que cantaba Joan Manuel Serrat: “no esperes a que se acaben para desear las cosas más que nunca”.
