SABER SELECCIONAR EN EL DESARROLLO PERSONAL
En mi opinión, bastantes personas, cuando inician un Proceso de Descubrimiento y Auto-conocimiento, caen en la distracción –que les desvía del buen Camino- de querer absorber demasiada información.
Existe demasiada información.
Los conocimientos que antes adquiría un adepto o un discípulo tras años y años de demostrar ante un Maestro fiabilidad y responsabilidad, y estar preparado y ser digno de ello, ahora se compra o se encuentra por muy poco dinero o gratis.
Hay que ser selectivo. Muy selectivo.
Hay que evitar, sobre todo, perder el tiempo distrayéndose en querer saberlo todo -que no cabe en ningún humano-, porque “todo” no es necesario ni imprescindible.
No es necesario conocer y saberlo todo: no hay examen.
Hay que tener claro qué es lo que le interesa a uno, qué es lo que más le inquieta o le afecta, en qué o de qué necesita respuestas.
Lo primordial –lo puedo garantizar- es obtener la información y los conocimientos a través de alguien que nos merezca absoluta confianza. Tal vez alguien de nuestro entorno que sepa algo de estas cosas, y que sea de fiar, nos pueda decir qué o quién es de absoluta confianza. (Me gusta ese dicho de que quien enseñe debe alumbrar y no deslumbrar. Que lo adecuado no es dar las respuestas, sino enseñar a buscarlas).
Hay que tener en cuenta que aunque parezca que todos estamos en el mismo Camino y tenemos los mismos intereses, eso no es cierto.
Cada persona tiene las inquietudes más orientadas hacia uno u otro aspecto. Y cada persona se maneja mejor por un tipo de Camino, y ha de encontrarlo porque es mejor –y más provechoso- hacerlo de un modo agradable.
Algunos pueden comenzar por la psicología y su crudeza tan real, a otros les puede gustar más el Camino de la Espiritualidad y sus emociones, otros se decantan por lo exotérico –con equis- y su fenomenología -muy vistosa pero que incita e invita a distraerse del Camino-, otros van mejor por la meditación, otros recurren a contactar con sus Guías Espirituales o los Maestros desencarnados –con el riesgo tan grave que ello conlleva para quien no lo controla bien-, otros se deciden por intentar acceder a los llamados Archivos Akáshicos…
A los creyentes les puede ayudar la petición en oración. Pedir que se presente lo que sea bueno para la evolución personal, pedir luz y capacidad para comprender, pedir la facultad del raciocinio y discernimiento.
También ayuda el hecho de prestar atención a la intuición, que nos puede advertir de qué o quién es honesto.
O nos puede señalar, al acudir a una charla o al leer un libro, por medio de emociones y sentimientos -mediante la señal que previamente acordemos-, que eso es bueno para nosotros.
O que eso no nos interesa, porque no casa con lo que no recordamos pero intuimos. Si nos encontramos en un caso como este, la solución es sencilla: se cierra el libro y se destierra, o se abandona la charla sigilosa y educadamente.
Siempre, los mejores Maestros, los mejores libros, las mejores charlas, los mejores cursos…
No saber seleccionar bien nos hará perder mucho tiempo, dar muchas vueltas, confundirnos, caminar hacia atrás, o padecer una tortura mental.
No hay que confiar en todo y en todos, y menos ciegamente.
Discernir.
Reflexionar.
Rechazar si se siente rechazo.
Confiar en uno mismo aunque uno mismo sea un novato.
Atreverse a rechazar lo que no nos merece confianza.
Que nadie nos haga comulgar con ruedas de molino.
Seleccionar solamente lo que concuerde con uno mismo.
Y repito: no es necesario saberlo todo ni aceptarlo todo.
Te dejo con tus reflexiones…